En Español
In English
 

 
Neri Orta en Nueva York, circa 1996                                                                           foto por Juan Sotomayor


Entrevista con Neri Orta hecha por Juan Sotomayor en 1996

Transcrita por William Cumpiano


El nombre mío es Felipe Neri Orta.
De almanaque, como llamamos. Pero todo el mundo me dice Neri. Yo soy de Adjuntas, Puerto Rico. Nací un 26 de Mayo del 1920. Mi papa se llamó Juan Pastor Orta, y mi mamá, Antonia Vera. Vera de Adjuntas, porque hay Veras en Lares también, Veras en Jayuya, y Veras en Isabela. Pero de acuerdo con lo que me decía mi abuelo, pues todos los Veras eran una sola familia. Por ahí hay muchos Veras: Aguadilla, San Sebastián, Moca, Isabela. Mi abuelo me decía que eran todos de la misma sepa. Nosotros somos seis hermanos. La menor es mi hermana María, el que le sigue es Juan José, el otro Julio Efraín, pero está muerto, murió hace como cinco años. Yo soy el cuarto, entonces el quinto: Fermín. Y el sexto Simón, ya fallecido también. <Mi esposa es> Dolores Vásquez, ahora de Orta, ¿vez? Mis hijos, están José, Félix y Evelyn.

       Que yo sepa nadie en mi familia tocó cuatro, ni ninguna clase de instrumento, que yo sepa. Yo tenía como doce años <cuando empecé>. Yo me acuerdo que cuando yo estaba en la escuela en el año '34, pues me llevaron a una función a San Juan, y toqué en el Ateneo, en la YMCA, en el Casino de Puerto Rico, en el Teatro Tapia. Yo tenía catorce años, estaba en la escuela. Porque siempre tuve afición al cuatro, desde muy pequeño. El cuatro que yo empecé a tocar tenía ocho cuerdas, o sea cuatro cuerdas dobles, pero al poco tiempo empecé a tocar el de diez cuerdas, que ya lo había en esa época. Eso era para el año '34. No sé quién fue que originó el cuatro de diez cuerdas. Yo sé que alguien renovó <el cuatro de ocho cuerdas> y le puso dos cuerdas mas, o sea una cuerda mas doble. Le pusieron la quinta <no la prima>. El que lo hizo, se le puede dar crédito, porque el cuatro está más amplio, tiene mas expansión para tocar. Ahora mi amigo Tito Báez está haciendo una innovación del cuatro también, de doce cuerdas: ahora son seis dobles. Él me lo tiene para mí.

El cuatro de ocho cuerdas yo lo afinaba Sol, Re, La, y la otra era Mi, pero entonces en la cuarta cuerda alteraba cuando se decía octava con la segunda. Se alteraba la cuarta cuerda, <se bajaba> para que hiciera unísono octava con la segunda.
       No se quien <hizo mi primer cuatro de ocho cuerdas>. Lo compré hecho. En aquella época no había buenos artesanos por la vecindad. Alguien llevó un cuatro de esos a casa, y yo se lo compré. No fui yo el que lo compré, fue mi familia, porque yo no tenía los chavos. El cuatro era lo que se llamaba entonces el cuatro cuadrado. Eran cuadrado arriba, no eran redondos como ahora. No sé como pasó <cuando cambiaron a diez cuerdas>, porque el que yo vi de diez cuerdas tenía mas o menos la forma que tienen ahora.
       En esa época, yo vi la gente tocando el cuatro por allí por la vecindad que yo vivía, y me gustó el cuatro. Me gustó el cuatro siempre. En la escuela en esa época, mi maestro era Mister Lebrón, el principal de escuela, y el tocaba cuatro. El nos daba mucha inspiración. Sabía que a mi me gustaba el cuatro. El pues, nos ayudaba, nos daba ánimo para seguir tocando. Hasta el extremo que en esa época nos llevaron a San Juan a tocar. Yo tocaba el cuatro pero no lo tocaba bien. Tenía facilidad para hacerlo, pero las piezas no las tocaba bien. Ahora, cuando llegué aquí a New York, conocí el Maestro Ladí por allá por el año '51, que vino aquí. Entonces Ladí pues me vio tocar, y sabía que tenía facilidad. [Yo] no tocaba las cosas bien, pero como tenía facilidad, el hizo una amistad bien bonita conmigo y me ayudó mucho a aprenderme las cosas bien. Estuve envuelto con Ladí un tiempo, y le agradezco mucho al maestro Ladí. Hasta el extremo que grabamos como siete elepés. Grabé también con cantores de décimas también, con el Jíbaro de Adjuntas, con Ramito, con Chuíto el de Bayamón, acompañándolo si. Yo tocaba primer cuatro.
         El cuatro ha tenido un auge grandísimo en Puerto Rico. En la época mía, pues, el primero que me inspiró fue Ladí. Después veía Pascual Meléndez tocando, Roque Navarro es de mi pueblo, y en verdad es un buen cuatrista, y yo lo admiro mucho a él tocando. No se como estará ahora tocando, si estará activo o no. Roque Navarro es un de las lumbreras del cuatro en Puerto Rico. Tuvo una época bonita desde el año '50, yo diría hasta el '80 en Puerto Rico, fue muy conocido en toda la isla tocando el cuatro. Una vez vino aquí a New York con un show y yo toqué con él, pero acompañándolo en la guitarra en el teatro.
Yo aprendí el cuatro por mí solo. Claro está que después, al tiempo conocí a Ladí, él fue el que me dio los conocimientos del cuatro, y como tocar las cosas bien. Yo aprendí solo, y por oído, no por libro o nada. Ahora sí, estudio el libro y estoy tratando de aprender la música también. Pero en aquella época fui yo solo, oyendo las cosas, las ponía en la mente, después la tocaba en el cuatro.
        Si por ejemplo ahora mismo yo estoy una semana sin tocar el cuatro, la facilidad se pierde, la destreza. Pero si uno lo practica diariamente... a pesar que también los años hacen que un pierda destreza, pero lo importante es tocar el instrumento.
Estuve un tiempo enseñando muchachos a tocar el cuatro en la Casa de la Herencia Hispana, hace como dos o tres años, en el '89, el '90, aquí en New York. Ahora mismo tenemos un grupo que de vez en cuando ensayamos. Muchos de ellos trabajan y no se puede tocar y ensayar todo el tiempo, pero si nos reunimos una vez a la semana, ensayamos algo. Hay que estar al día con las cosas por si se presenta algo.
       Yo practico el cuatro solo. Me siento y empiezo a tocar, a encordar las piezas para que no se me olviden. Siempre las toco solo. Nosotros, da la casualidad que aquí en New York hay unas personas que nos llaman para tocar las fiestas en el museo, en el parque, en distintas universidades también. Tocamos en Central Park, usted estaba allí. Había una agrupación de Puerto Rico, por cierto unos muchachos que tocan muy bien, que son de Peñuelas, la agrupación Cuerdas de Borinquen. Ellos estaban con nosotros, y cerramos el show todos tocando juntos. Creo que vamos a Puerto Rico a tocar. No puedo confirmarlo, a decirte que si vamos, porque nadie sabe que puede pasar de aquí a enero. Pero hay un proyecto de ir a tocar a Puerto Rico.
        El primer cuatro que traje aquí a New York, me lo regaló mi hermano, que lo hizo el. Luego Roque Navarro me mandó uno de Puerto Rico, me lo regaló. El mío lo regalé para un amigo. Entonces mas tarde Ángel Mantilla de Arecibo me hizo un cuatro y me lo regaló también. El señor Luis Velásquez, un señor que es barbero en el barrio, hizo un cuatro y me lo regaló. Mi hermano me mandó un pedazo de madera de Puerto Rico, se lo di a Tito Báez, entonces Tito me hizo un cuatro a mi. Una madera de algarrobo, esta muy bonito el cuatro, muy bueno.
        En Puerto Rico hay muchos artesanos, no hay que hablar. Pero he descubierto que Tito Báez no tiene nada que envidiarle a los demás artesanos en Puerto Rico. Fabrica el cuatro bien, le da una afinación legal, que cualquier músico al tocar el instrumento sabe que el cuatro está bien afinado, bien alineado también. Puede que hayan mejores en Puerto Rico, pero comparando, yo creo que Tito lo hace tan bien como los que haya en Puerto Rico. Y vive aquí en New York. Tito y yo tenemos una amistad muy bonita. El también fue compañero de nosotros tocando, porque el toca bien el cuatro y la guitarra. Cuando Ladí se fue a Puerto Rico, entonces yo me quedé con el conjunto acá y tocaba Cheo Rivera la guitarra, el mismo que tocaba en el conjunto con Ladí. Pero el Cheo, al meterse a la religión, pues tocábamos con Tito Báez.
        Yo dejo al cuatro a la discreción del artesano. Porque el hace cinco o seis cuatros y voy allí y veo uno y si me gusta ese... compro el que me gusta. No le pido que me haga el cuatro de esta forma... el cuatro tiene que ser del mismo artesano. Haz del cuatro como él quiere que se haga. Yo no le voy a exigir a un artesano que me haga un cuatro de esta forma o la otra. Lo más importante del cuatro es el sonido primero. Y luego que sea bien suave para manipularlo. La belleza del cuatro también, que sea bien bonito. Pero más importante es el sonido y la alineación del instrumento.
       El cuatro es mi amigo. Con ese yo canto, lloro... <ríe> es mi amigo. El cuatro es amigo mío. Si, acompaña a uno por tanto tiempo, y uno se pasa ratos bonitos con el cuatro. El cuatro es parte de mi vida, diría yo.
      En tiempos pasados había cuatros buenos, pero el artesano no los alineaba... cada día los artesanos van escudriñando más y más y más, hasta perfeccionar el cuatro. En aquella época un artesano hacía diez cuatros, quizás dos le quedaban buenos y ocho no. Ahora están tratando que si hacen diez, por lo menos nueve sean buenos. Y van buscando la forma de que el cuatro quede cada día mejor.
      El primer cuatro que yo oí en grabaciones lo toco Heriberto Torres de Yauco, y el cuatro era de cuatro cuerdas, y no tiene el sonido que tiene el cuatro ahora. Yo diría que el cuatro no tiene nada que envidiar a ningún otro instrumento en el mundo. Yo he ido a festivales musicales de folclore de cada país, y sus instrumentos. Yo he visto el cuatro venezolano, el cuatro mejicano, el charango, el laúd de Irak, la balalaica, la otra de India, y ninguna tiene el sonido que tiene el cuatro.
Ojalá se hiciera mundial, que se conociera en el mundo entero. Porque el cuatro es para mí, comparado con todos los instrumentos que yo vi de distintos países, el cuatro es el mejor. El sonido es mejor. Pero comparado con todos los instrumento que yo ví en esos festivales... nosotros fuimos a un festival en Seattle, Washington, que habían grupos de casi todos los países. Como uno que hicieron aquí en el Flushing Meadows también hace como cuatro años atrás. Había instrumentos de todos los países: orientales, de Europa, de todos lados, de Rusia... y ninguno, el sonido no era como el del cuatro puertorriqueño.
Casi siempre, la amplificación para los cuatros, como el cuatro es tan solamente puertorriqueño, tendrían que los fabricantes del cuatro ponerse de acuerdo con los fabricantes de la electrónica, para que hicieran un equipo como la hicieron para la guitarra. La guitarra, en cualquier país del mundo lo amplifican y suena bien. Porque está hecha de fabrica así. Pero el cuatro puertorriqueño hay que adaptarle algo, y el pickup que se le adapta casi siempre no tiene mucha potencia. Yo diría que tienen que hacer algo por modificar el sistema de amplificación del cuatro. Yo uso uno que está pegado de la tapa.
      Casi siempre la madera especial para la tapa es Yagrumo. Eso es tradición del cuatro puertorriqueño. Ahora el cuatro en si puede estar hecho de guaraguao que es una de las maderas que se usaban en aquella época en Puerto Rico. Jaguey era otro. Laurel, roble, ahora los hacen de Capá. Ese que yo tengo hecho por Mantilla es de Capá. Y suena bien, pero yo digo que la fabricación es la que... cualquier madera sería buena, después de que esté bien seca.
     En verdad no hay otro país del mundo que tenga este instrumento. Esto vino de Puerto Rico. Así que si el cuatro se hiciera universal, Puerto Rico tendría que estar orgulloso, porque es un instrumento que es de Puerto Rico. Eso fue originado en Puerto Rico, ningún otro país lo tiene. El cuatro venezolano, el cuatro mejicano no es como el cuatro puertorriqueño, mas nunca, mas nunca. El cuatro puertorriqueño es distinto a todos esos otros instrumentos.
       En una fiesta, si no hay el cuatro puertorriqueño, pues la fiesta sabe mejor si hay cuatro. El cuatro de Puerto Rico. Sabe mejor. Una orquesta, si tiene un cuatro como que se ve mejor. Esas grandes orquestas que hay ahora, si en vez de tener un tres, como lo hacían antes, o una guitarra, pues tuvieran el cuatro, la orquesta como que se vería mejor, con un cuatro tocando en la orquesta.
(continúa arriba y a la derecha)
(conclusión de la otra columna)
Lo que pasa es que nosotros vinimos a este país y si va a tocar para vivir, pues tiene que olvidarse de la tradición puertorriqueña y a empezar a tocar la música, hacer como diríamos nosotros, una guerra de esas, para tocar para que la gente baile. Pero conservar la tradición, no muchos lo han hecho. Nosotros aquí en los Estados Unidos hemos tratado de conservar nuestra tradición, tocar la música de Puerto Rico. Y tratamos de hacerlo todo lo mejor posible. A pesar de que yo se que hay muchos músicos... y sin embargo en Puerto Rico yo me estoy fijando, muchos de esos músicos están perdiendo la tradición del cuatro. Están ya tocando otra cosa, tocando el jazz, tocando esto,.... mientras que nosotros acá tratamos de conservar nuestra cultura. Y allá en Puerto Rico muchos la conservarán, pero hay muchos otros que quieren tocar otras cosas, a pesar que el cuatro está hecho para tocar todas esas cosas también... pero no sin perder la tradición puertorriqueña.
Yo admiro <la gente que toca jazz en el cuatro>. Porque después que toque las cosas bien... los que yo digo es: conservar la tradición. No, por ejemplo, si yo soy un cuatrista, olvidarme de la música por tocar una música que no es de nuestro país. El instrumento se hizo... si tocan clásico, mejor todavía, pero que siempre tocan la... porque yo diría que el cuatro va a la par con la tradición puertorriqueña. El instrumento es puertorriqueño. Ya así vemos la guitarra: la guitarra es universal. Entonces los músicos lo tocan clásico, muchos lo tocan flamenca, muchos lo tocan jazz. El instrumento es universal. Pero el cuatro es puertorriqueño. Si algún músico quiere tocarlo, no hay que hablar. Pero que no se olvide de la tradición de nosotros.
Yo diría que <el interés en el cuatro > aumenta. Hay veces que nosotros vamos a tocar en un sitio, en que hay grandes orquestas tocando, y grupos, sin embargo cuando oyen el grupo de nosotros, todo el mundo se siente tan bien. Eso quiere decir que la música nuestra y especialmente el cuatro... donde quiera que yo voy, la gente quiere oírme tocar. Yo no sé porque razón es. La música tradicional puertorriqueña es la mas que le gusta a mi público. Hasta los que no son puertorriqueños le gusta la música tradicional puertorriqueña.
Se emociona uno tocando el cuatro. El cuatro es símbolo de la cultura de Puerto Rico. El güiro no, el güiro lo tocan en <muchos> países. Unos lo tienen de metal, otros vegetal... pero el cuatro va a la par con nuestra cultura puertorriqueña.
En el campo, en esa época era difícil aprender a tocar el cuatro. Ahora los muchachos que empiezan a tocar ahora tienen muchas formas de... si tienen un oído bien privilegiado, entonces se les hace fácil. Tienen video, está el casete, está la radio. Pero en la época en que yo me crié no había radio, ni había nada en ese campo en que yo vivía. Tenía que ir al pueblo y poner un disco en la vellonera dos o tres veces para que se me quedara en la mente, para ir a casa y tocarlo en el cuatro.
Cada <músico> se identifica con algo que ha hecho en el cuatro. Yo no he visto a nadie tocar como Yomo Toro. La forma en que el toca, eso es original de el. Maso Rivera, dicen que tiene su propio estilo, pero yo oí muchas cosas que sacó del Gran Panchón de Ciales, y veo que Maso ha hecho muchas cosas de las que hizo Panchón. Entonces Nieves Quintero tiene su propio estilo también, y muchos quieren tocar lo que toca Nieves. Yo diría que Nieves Quintero, en la época de nosotros surgió un astro del cuatro, porque las cosas que él hizo en el cuatro todo el mundo la admiraba. Él grabó muchas cosas, especialmente música jíbara de Puerto Rico, los modificó, pero bien. Dondequiera que esté le deseo una suerte porque Nieves es un gran músico.
Yo no conocía cuatristas <cuando yo era joven>. El único que yo conocí era Roque en mi pueblo. Entonces había otro en Utuado que se llamaba Pinín Maldonado, pero lo vine a conocer cuando después que estoy en Estados Unidos. Era buen músico de cuatro. Entonces había otro señor de por allá que era de Ángeles, ese lo conocí personal en el año '40 allá en Adjuntas, se llamaba Confesor Huarbe. Y tocaba con Roque en Adjuntas. En aquella época yo no tocaba casi. Y yo lo que hacía es que los miraba tocar. Tocaban bien, digo, en la época aquella... después de la amistad de Confesor, siguió conmigo, y después que yo estaba acá, yo iba a Puerto Rico y lo iba a visitar, él vive en Trujillo Alto.
<Mirando fotos> Aquí esta Cheo Rivera, el guitarrista de nosotros. Lo recuerdo con mucho cariño, nos tratamos muy bien. El otro al lado que está aquí es Ito Rivera. Tocaba el güiro y tocaba timbales también. Entonces por aquí está el espejo de yo mirarme: el maestro Ladí. Y este que está aquí, Nicasio Martínez, y que también ha fallecido. Él tocaba el güiro, maracas, y cantaba. Esta es la agrupación de nosotros en aquellos días. Yo estoy aquí. Ese cuatro lo hizo Roque Navarro... ese fue el que me regaló Roque por ahí por el año '51, '52... me lo mandó a los Estados Unidos.<El cuatro de Ladí> es el cuatrito que tienen en el Instituto de Cultura, ese es el cuatro reliquia de Ladí. Ese cuatro me dijo que lo hicieron para el año 1920... que sé yo. Era de diez cuerdas pero con clavijas de madera. Entonces cuando vinieron los clavijeros mecánico los cambió. Lo hizo un señor de Vega Alta. Yo conocí el hijo... yo no sé como se llamaba el hijo, no me recuerdo... una vez estábamos en una fiesta en casa de un compadre mío, que por cierto era amigo de Ladí. Ladí estaba tocando y allí conocí el hijo de él que le hizo ese cuatro. De Vega Alta.
<Esta fotografía> tiene que ser de por allá por el '55, '56. Aquí en Nueva York. El Conjunto Ladí. Este retrato se lo dedico a Roque. Nosotros éramos originales, cuatro, nosotros cuatro. Pero entonces cuando íbamos a tocar baile, teníamos a éste que tocara la batería, a Ito. Pero durante presentaciones y eso éramos nosotros cuatro. Como decía yo, pues Ladí en Puerto Rico tenía a Archilla, a Don Felo y a Toribio. Pero entonces tenía que buscar dos personas por que cantara. Entonces vino aquí, me conoció a mí, a Cheo y a Nicasio, y como nosotros cantamos, los tres, pues hacíamos el trabajo igual que allá en Puerto Rico.
El maestro Ladí primeramente era una bella persona. Una persona que podría estar en una sala y sin tocar el cuatro la sala parecía bien vestida con el nada mas sentado hablando. Era una persona que era bien humorista, siempre estaba con una sonrisa bonita en los labios. Nunca lo vi enojado. Yo diría que lo mas bello que he conocido como músico era Ladí. Con Ladí yo aprendí muchas cosas. De los demás músicos yo nunca aprendí nada. Ladí, cuando me conoció a mi, venía a casa todos los sábados. Porque yo lo conocí aquí en New York, no en Puerto Rico. Él tenía su agrupación en Puerto Rico y hizo su historia en Puerto Rico.
Yo me acuerdo en el tiempo de la guerra, con Chuíto el de Bayamón, estaba en el programa Seguiremos Informando. Pero cuando el vino aquí, que yo lo conocí, eso fue amor a primera vista. Ladí y yo afinamos fácilmente el primer día que nos vimos. Tenían un homenaje en un sitio que llamaban El Batey, aquí en la tercera avenida, y ahí estaban to's esos músicos de la época: Claudio Sacher <?> y el curita Lalo Martínez, Pepe Rodríguez, Freddy Rodríguez, Charlo Montes... todos esos grandes músicos estaban ahí. Y yo creo que el menos que tocaba era yo. Y yo con un amigo mío que lo llamaban Maimí. Y Maimí y yo, pues, hacíamos guerra aquí ya en clubes y esas cosas. Pero el numerito que sabíamos, tocamos un par de numeritos para dedicárselos a Ladí en el homenaje. Entonces esa noche Ladí hizo la amistad conmigo. Le di mi dirección y el sábado siguiente estaba en casa. Entonces me dijo a mí, "Neri, vamos a ver si te aprendes ésta danzita, y si te la aprendes, trato de enseñarte más." Y aquel día, en vez de enseñarme una, me enseñó dos. Una danza de él, que se llamaba La Jibarita, y otra, me parece, de Ríos Cevalles, La Graciosita.Eran difíciles pa' tocar, yo no las había oído nunca. Entonces vino el sábado siguiente y me dijo, "¿qué, te acuerdas de la danza?" y yo me recordé. Y le gustó la forma porque la memorizaba bien. Y con él viniendo a casa, ahí empezamos a ensayar, y entonces ya al poco tiempo pues ya hacía compromisos musicales y me llevaba a mí.
En eso ahí ya conocí a Cheo y a Nicasio, y hicimos la agrupación. Y a donde quiera íbamos a tocar. Hasta que vino el momento de grabar. Vinieron las grabaciones. Ahí otra cosa fue... hicimos la primer grabación. A los pocos días me dicen, vimos Chuíto de Puerto Rico y fuimos a grabar con Chuíto seis números populares, con la casa Ledger <?> Chuíto grabó música popular. Bolero, y música de Don Felo, música de Imel Santiago. Eso lo hicimos como para Agosto del '64, parece que fue. Entonces viene Ladí y me dice, "Neri, me dice la Ledger que quiere terminar el disco de Chuíto con música jíbara." Yo dije, "pues entonces tenemos que ensayar con Chuíto." Y él dijo, "no, no, no. Pa' que las cantes tú." Entonces hicimos cuatro números jíbaros. Uno lo canto Nicasio y tres números lo canté yo. Y terminamos el Long Playing en aquellos días. Chuíto cantando la música popular <ríe> y nosotros cantamos la música jíbara. Yo recuerdo una vez que Ladí nos invitó a una fiesta y llegamos en casa de Ladí. Para entonces, cada vez que yo iba en casa de Ladí, enseguida ví el estuche de Ladí, cogí el cuatro y empezaba a tocar. Y que pasa: a la hora de salir yo el cuatro no lo metí en el estuche. Lo dejé encima de la cama de Ladí. Y nos fuimos. Y cuando llegamos a la fiesta, cuando Ladí allá abre el estuche no estaba el cuatro de él. Y dice <gritando> ¡AY DIOS, QUE HA PASAO AQUI! <ríe> Entonces para ese tiempo teníamos un amigo que también era buen amigo de Ladí, y todavía vive el muchacho, vive en Caguas ahora, Paquito Marrero, dice, "no se apure, Ladí, que yo voy a la casa y se lo busco." Y fue a buscar el cuatro. <ríe>
Le doy las gracias por venir hasta aquí y espero que todo lo que tenga empezado salga bien... y de todas maneras, pues, las personas que un día puedan leer éste libro que piensan ustedes hacer, pues que sepan que a pesar que vine de Puerto Rico hace cuarenta y seis años, a New York, pero siempre conservo la misma costumbres de Puerto Rico, y que se yo: La música del cuatro la llevo en el alma y cuando veo un cuatrista lo admiro. Le doy a César lo que es de César. Yo sé que yo toqué el cuatro con Ladí, y que por tocar con Ladí mucha gente me admira. Pero hay que aceptar que son muchos los músicos del cuatro tocando que yo les deseo todo lo mejor del mundo, porque en verdad eso quiere decir que el cuatro cada día va mas adelante. En vez de ir para abajo, va para arriba. Y les deseo a todos esos muchachos mucha suerte. Muchos de ellos son amigos míos.

Hay veces que yo voy a Puerto Rico en navidades, y por allá por el mes de enero hacen un festival allá en el Barrio Piña, en casa de Toño Rivera, que es el director de Mapeyé, y ahí se reúnen todos esos fenómenos. Y me alegra decir que yo allí en esas fiestas no veo ninguno de los músicos viejos de Puerto Rico. Yo no veo Archilla, no veo a Pepe Rodríguez, no veo a Roque Navarro, ni veo a Maso Rivera, ni veo a Nieves Quintero. El único viejo que va allí, y es porque soy amigo de Mapeyé, y ellos me aceptan muy bien, soy yo. Y Juan González, que es mi compañero aquí por muchos años, pues también va a esa fiesta porque da la casualidad que hemos una amistad muy bonita con to's esos muchachos. Cuando digo los muchachos, digo Modesto Nieves, Toño Rivera, Heri López, Colón Zayas, Mike Camarero, Arnaldo Martínez, que son muchos, muy buenos músicos allá en Puerto Rico. Y uno se divierte viendo to's esos muchachos tocando. Porque en verdad tocan bien, y después son buenos muchachos. Muchachos muy humildes, que se ganan el cariño de cualquiera. Yo les deseo a todos ellos todo lo mejor. Porque están haciendo del cuatro una cosa muy grande. Yo no creí que el cuatro llegara a ser lo que es ahora. Porque por lo menos el cuatro anteriormente era para tocar danzas, mazurcas, y algunas cositas así, algunas plenitas... pero ahora están tocando todo. Y los admiro a todos, les deseo mucha salud y que sigan adelante, que yo como dije una vez en Barranquitas, que estaban todos ellos: "ya yo voy como Gardel cuesta abajo." Y entonces ellos van como Muñoz Marín, jalda arriba. Y todavía pueden llegar mas arriba todavía. Y yo les deseo toda, toda la suerte a todos los muchachos, que Dios le dé mucha salud.