Manuel Henríquez Zapata
...más de medio siglo creando nuestros instrumentos
La Música es --Manuel Henríquez Zapata Artículo por Felipe Mario Olivera Pabón
En busca de un cuatro puertorriqueño con el cual entretenerme y aprender un poco, encontré mucho más que un gran instrumento musical. Tuve el honor y el gran placer de conocer a uno de los más destacados artesanos de nuestro bello Puerto Rico, Don Manuel Henríquez Zapata. Al entablecer un diálogo con él, de inmediato se nota que Don Manuel transpira una humildad y sencillez, que aunque raras cualidades, son las características sobresalientes de aquellos que demuestran su maestría con el fruto de su árdua labor y no con jactos y habladurías. Don Manuel no sólo fabrica instrumentos musicales de tonalidad, resonancia y suavidez insuperables, son sus instrumentos musicales bellísimas obras de arte. Cada cuatro, requinto, guitarra, tiple, tres, mandolina, o bordonúa es una obra de arte con unos detalles magníficos. En cada una de sus creaciones Don Manuel lleva un mensaje a nuestro pueblo puertorriqueño. Este mensaje: "para que el pueblo mantenga nuestra música ardiente" va simbolizado en cada uno de sus instrumentos musicales con una artística y distinguible flama. Esta flama y otros detalles únicos de Don Manuel, le separan de muchos de nuestros destacados artesanos, convirtiéndole en un maestro entre maestros. Aunque la artesanía está viva y latente en nuestra isla, siempre tenemos que mantener los ojos abiertos para que nunca sucumba. Don Manuel relató que el instrumento musical conocido como la bordonúa, que era el instrumento que solía acompañar al cuatro, estuvo en peligro de extinción. Nuestros artesanos captaron el peligro y la revivieron. Don Manuel hizo un poco más, él fabricó una bordonúa con modificaciones al modelo común para realzar su resonancia y llevar otro mensaje a nuestro pueblo. A este instrumento, Don Manuel le redujo el número de cuerdas de doce a diez sin que el instrumento perdiese su efecto original y al mismo tiempo resaltase su ejecución y fluidez. Además, le cambió la boca de una forma redonda a una forma ovalada invertida y le puso un ojo en el centro de cada arco superior (cerca del comienzo del brazo). Mirándose el instrumento de frente, asemeja la cara de una persona con una expresión de asombro. Relata Don Manuel, "...como el instrumento estaba en peligro de extinción, yo tuve la inquietud de crear uno con mis propias modificaciones para impartir al pueblo con la boca ovalada invertida y los dos ojos del instrumento, la advertencia de que siempre tengan los ojos bien abiertos para que algo así no suceda jamás." Otro símbolo que él usa en sus instrumentos más recientes es el de perpetuar La Mariquita, un pajarito que en Puerto Rico estuvo también en peligro de extinción. Para que el pueblo percate la idea de estar siempre pendiente de proteger nuestra fauna, Don Manuel monta una similitud del pico de La Mariquita en el taco (la parte trasera del brazo que termina en forma de triángulo) de sus instrumentos. Don Manuel cuenta hoy con 70 años de edad. Muchos de éstos los pasó en el extranjero. Como muchos de nuestros compatriotas, partió al extranjero quizás en busca de una vida mejor o tal vez por curiosidad a lo desconocido. Interesado por la artesanía a temprana edad, opino, Don Manuel partió al extranjero por curiosidad a lo desconocido y con el deseo de aprender mucho más sobre el arte que hacía años ya le había cautivado. Cualquiera que fuese la razón, Don Manuel se enriqueció artisticamente en sus recorridos por varios países del mundo, acumulando ideas y estimulando su imaginación en el proceso para luego visualizar esas ideas y plasmarlas en sus obras. Al dialogar con Don Manuel, se le puede apreciar el extenso conocimiento no sólo de artesanía, sino también de nuestra historia, cultura y música; y en especial se puede captar su filosofía y el ardiente amor que siente a nuestro Puerto Rico y al mundo entero. Cuando en el año 1948, Don Manuel partió a los Estados Unidos a la edad de 22 años llegó a conocer y a trabajar con un ya conocido artesano italo-americano de nombre Louis Scaffa en la ciudad de Nueva York. Don Manuel trabajó con este artesano hasta el 1952 cuando ingresó obligatoriamente en el Ejercito de Los Estados Unidos de América. Don Manuel continuó leyendo y estudiando en cada momento libre. La vida militar le llevó a Frankfurt, Alemania. Esto le brindó la oportunidad de aumentar sus ideas con el arte de la artesanía alemana. Al término de su cumplimiento con el servicio militar, él regresó a Nueva York y continuó trabajando con el artesano Louis Scaffa hasta el 1957. Después trabajó en el departamento de contabilidad del famoso hotel Waldorf Astoria, sin perder el fervor que sentía por la artesanía. Después de su jornada cotidiana, de noche, fabricaba sus instrumentos musicales en el sótano de una casa que compró en Nueva York y se los vendía a los músicos en los vecindarios latinos, alcanzando así una popularidad entre los músicos del área. Después de muchos años y variadas experiencias, en el 1980, Don Manuel regresó a Puerto Rico esta vez con el propósito de quedarse y dedicarse totalmente a la artesanía con un emprendimiento a la fabricación de instrumentos de cuerdas. El proceso de fabricar un instrumento musical es muy extenso. Don Manuel primero escoge la madera de acuerdo al instrumento que intenta fabricar. Si es un cuatro, Yagrumo Hembra para las tapas; Majó para las cajas, brazos y cabezales. Después de escoger la madera comienzan las etapas de formar el instrumento sin necesidad de moldes. Don Manuel no tiene nada en contra del uso de moldes, pero de acuerdo a su propia técnica no los necesita. Todo es hecho a mano. Desde el momento de la preparación de la madera ya se pueden captar detalles sutiles y se nota claramente la belleza de sus creaciones. Muchos artesanos dedicados a la fabricación de instrumentos musicales, carecen del conocimiento de la pintura del instrumento musical o tal vez sus talleres no se prestan para la ejecución de esta última, pero sumamente importante etapa en la construcción del instrumento. Como en cada una de las facetas en la creación de un instrumento musical, Don Manuel se distingue mucho en la pintura. Quizás por ésto sus instrumentos musicales mantienen una resonancia dulce y muy melodiosa que es más pronunciada con el correr del tiempo. Sus instrumentos son muy cotizados por los músicos y coleccionistas del suroeste de la isla dónde él es más conocido. Pero Don Manuel es también conocido en otros puntos de Puerto Rico y en lejanos lugares como Canadá y Nueva York. Muchas de sus obras ya han sido reconocidas por el Instituto Cultural de Puerto Rico. Además de instrumentos musicales, crea unas bellísimas figuras en los cotizados "Los Tres Reyes Magos a Caballo" y otras figuras religiosas. Aunque éstos, por su detallada e intensiva labor y la demanda por sus instrumentos musicales, los fabrica con menos frequencia. Un detalle en la creación de los caballos es que él no los crea de memoria, sino que observa el caballo mientras talla su figura en el madero...sus detalles son absolutamente fascinantes. Don Manuel nos relata, “...desde nene yo siempre hice lo mejor que pude en mis labores, pero creo que hoy en día es que realizo mi mejor trabajo.” No sólo le motiva el amor a su trabajo, sino que le motiva e inspira la vida del famoso Antonio Stradivari de Cremona, Italia; quién fabricara sus mejores instrumentos entre los 74 y 86 años de edad. No cabe duda que es Don Manuel Henríquez Zapata del Barrio Cotuí de San Germán, Puerto Rico uno de nuestros más prominentes artesanos. Llámenle al 787-264-5449 o cuando pasen por Puerto Rico, visítenle y podrán entonces apreciar la calidad de su trabajo. Su taller está ubicado en la Carretera 314, kilómetro 3.8 (desde San Germán a Cabo Rojo, tómen la Carretera 102). |