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Iluminado Dávila
El supremo maestro moroveño del cuatro es nuestro orgullo nacional

 
Iluminado Dávila durante la década de 1950

Iluminado Dávila en 2016

Oigan y vean a don Iluminado tocar un pasillo aquí.


Entrevista con Juan Sotomayor hacia 1998
Transcripción y redacción de William Cumpiano

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Mi nombre es Iluminado Dávila Medina. Yo nací en el día 1 de Julio en 1918, en el barrio Monteya [de Morovis].

¿Cuándo empezó a tocar con Pascual Meléndez en la radio?
Nosotros tocamos un programa en Arecibo. Eso fue como para el 1956 en un programa en la estación WCD en Arecibo, pero después ese programa lo terminamos y yo no toqué más con él por radio. Vivía en Vega Alta y nos encontrábamos a cada vez a menudo por ahí y tocábamos cada vez que nos encontrábamos, pero el programa lo dejamos de tocar. Tocamos como por 3 anos. El programa se llamaba “Onda Morobeña”. Yo hacia el primer cuatro y él segundo cuatro.

Yo al maestro Ladí lo conocí para ya para el año 1945 y después ellos transmitían el programa de Industrias Nativas por la WKAQ en el recinto sur en San Juan. Entonces yo trabajaba en una guagua y el tiempo que me sobraba libre me iba pa’ el programa y así fue que yo conocí a Don Felo, Ladí, a Leucadio, a Toribio, a Isabelo: conocía a todos, conocía al grupo.

Ladí empezó a tocar en la radio, eso yo bien no lo recuerdo, yo se que eso fue cuando yo estaba bien muchacho, como de diecisieta a dieciocho años. Yo empecé a oírlo como para el ano 1935. Entonces era el único programa que se oía por radio, era: Leocadio Vizcarrondo, cantante; Isabelo, primera voz; don Felipe Goyco, que era guitarrista; Toribio que tocaba el güiro, y Sarriel Archilla que era el primer cuatro. El programa era el único que se oía y el mejor grupo era ese. Yo creo que se oía en todo Puerto Rico, porque era en todos los Domingos, primero era los Sábados y después los Domingos. Era el único programa bueno en esos días, y pues’ no había otro grupo bueno que tocara.


Iluminado Dávila en 1996  Foto por Juan Sotomayor

¿Cómo era el programa Industrias Nativas? ¿Cuando uno llegaba a tocar estaban listas las canciones o era improvisado?
No, no eso ya estaba ensayado. Se ensayaba los jueves. Estaban los doce números, que era lo que cabía en la hora. Y entonces ya se tenia ensayado. Y ese día, si empezábamos a la una teníamos que estar a las doce y media allí. Entonces se le daba un repaso a los números, y cuando empezaba el programa a la una, ya teníamos todo [listo].

El que estaba a cargo era Mariano Aldava. Él estaba en el control. Ladí no hablaba, ninguno de los músicos hablaba, si no que había era el locutor y ese era Wiliam Cordova Chirino. Él era el dueño del programa. Nosotros nos sentábamos allí a tocar los números en el orden en que iban. Hacían unos pocos anuncios y después anunciaban el Conjunto Industrias Nativas, en tal número de fulano de tal, el autor, y allí rompíamos nosotros...

El maestro Ladí tocaba danza, mazurca, pasodoble, vals, bolero... él tenia todas esas composiciones, como él era compositor también... Era el tronco de los músicos, porque después nosotros seguimos copiándonos de él y después ahí hubo un paquete de músicos extraordinarios. Pero el que realmente nosotros nos dejamos ir era por él, y pues aprendimos... nosotros aprendimos de unos y los otros aprenden de uno y así pues, seguimos la escala. Y en tiempo tenemos un mundo de cuatristas que son extraordinarios. Pero yo siempre saco pa’ mi al maestro Ladí, porque aquí hay muchos cuatristas buenos y si uno se pone a mencionar ahorita cuatristas, mire, nunca termina...
Ladí, él siempre se esmeró mucho en la música puertorriqueña típica, la nuestra, porque él decía siempre que el cuatro era un instrumento que se podía hacer muchas versiones con él. Como ahora mismo se toca el rok se toca el cuatro clásico también. Ahora mismo el cuatro tiene música escrita que se lee--antes no--antes era de oído pa’ nosotros.

Cuando él se trasladó a los EEUU, el dio a conocer la música nuestra allá y se metió en los mejores sitios allá en los EEUU, en los más grandes. Se metió en un sitio donde iban los mejores guitarristas, y él fue con su cuatrito, y allí él interpretó danzas de él y números de seises. Dicen que fue un éxito y dio a conocer la música. Siempre estuvo con la música nuestra.

La música de nosotros estuvo bastante por debajo, pero después Paquito López Cruz, que era doctorado y músico, siguió la música para arriba. Y ahora todo el mundo coge todo esos instrumentos, muchachas y muchachos jóvenes, y pues, le dio un gran impulso a la música. Don Paquito, que en paz descanse, se dedicaba a eso y quería que la música nuestra estuviera siempre arriba.

Cuando [en la Segunda Guerra Mundial] las personas que estaban en el ejercito conseguían música de aquí pa’ llevarla allá donde ellos estaban, por lo menos pa’ oírla. Como estaban fuera de Puerto Rico, por lo menos que le sirviera, y la llevaban para allá. Ya había grabaciones. Y eso, pues a ellos los estimulaba para oír la música nuestra allá.

[Durante la década de 1950] Ramito, Chuíto, Moralito, bueno esos trovadores le dieron un buen empujón a la música. Porque donde quiera que ellos los anunciaban, todo el mundo acudía, y esos programas de radio, nadie se perdía esos programas. Y como eran unos trovadores excelentes Ramito, Germán Rosario, Víctor Lluveras Ríos, a nosotros nos gustaba oírlos, porque ellos le dieron una gran altura a la música nuestra.

Yo creo que los programas de radio, como se oían en todas partes, la radio fue una base principal. Todo el mundo oyendo al maestro Ladí, que fue unos de los primeros maestros que yo oí en la radio. Fue uno de esos que yo copié, y los que tenían mucho interés en esto siguieron con su instrumento, y ahora son unos grandes músicos en estos momentos. En la televisión, como yo le digo, no se presenta mucho, pero por radio lo oye todo el mundo. Tienen un programa y el que esta aprendiendo a tocar oye esa música, pues allí mismo. Ahora tienen una facilidad que tiene una grabadora y entonces cuando vienen al programa y tal y entonces preparan un casete y graban y entonces con esa misma grabación que hacen en la radio pues ellos mismos la graban y la tienen para aprender ósea lo hacen mucho más fácil que nosotros antes porque nosotros antes oíamos el programa en la radio pero no teníamos con que grabar y tenia que ser de oído, y entonces ese numero que queríamos aprenderlo también queríamos oírlo dos o tres veces para poderlo grabar nosotros en nuestra mente, pero ahora hay una facilidad con la grabadora.

Ahora mismo hay un programa en la WBB los Domingos Borinquen. Pues allí toca Neftalí, [con] un grupo bueno. Yo pues pongo mi grabadora y lo grabo [cuando] hay un numero que yo no he oído, ni lo sé. Pues yo pongo mi grabadora y después me lo aprendo. Ahora hay una facilidad enorme, pero antes no. Antes estábamos a la oscura. El que podía tener un fonógrafo o una vitrola--esos eran los que tenían chavos-- nosotros no podíamos. Ahora es mas para aprender la música.

[Había muchísimos grupos en mi tiempo] Cuando yo tocaba en este programa en Arecibo, después de nosotros tocaba otro grupo y detrás de ese grupo tocaba otro. Y donde quiera. Y ahora mismo en [?] hay una estación, en Isabela, donde quiera hay estación. En Arecibo. Hoy se oyen muchos programas típicos.

Ladí tuvo muchísimos anos tocando en la radio. Ladí cuando murió ya tenia como 82 anos y antes de él morir, como a los 81, él estaba tocando todavía. Aquí no mas en la casa de Polo. El todavía él estaba activo. Ladí cuando joven trabajó en la radio antes de irse para los EEUU. Estuvo un montón de años hasta que murió, y nunca dejó de tocar. El dejo de tocar cuando se postró en la cama, pero siempre estuvo tocando.


Iluminado Dávila conversa con el artesano de cuatros Julio Negrón, ambos de Morovis                   Foto Juan Sotomayor

¿Cuáles otros cuatristas estaban tocando en la radio en la época de Ladí?
Bueno, [había otro] tocando, un cuatrista [que] lo conocí después: Don Prudencio Meléndez de Arecibo. Él era de Utuado. Desde jovencito se trasladó a Arecibo en el barrio Dominguito. Gran cuatrista también. Yo no lo vi, pero me dijeron que había tocado con el maestro Ladí. Yo llegué a tocar con él en Vega Baja: muy buen músico, una gran persona. Entonces conocí a Juan Coto. Ese toco en ese programa Industrias Nativas. Juan Coto era de Bayamón. Y conocí a don Pini Maldonado de Utuado, otro buen cuatrista. Y después conocí a don Confesor Juarbes--era buen cuatrista también. Yo no sé si ha muerto, pero era bueno también. Y después fui conociendo músicos así como Nieves Quintero y todos esos grandes músicos en Vega Baja. Había otro cuatrista bueno que [llamaban] el Chago, que era tío de Pascual Meléndez.

Yo nunca toque cuatro de cuatro cuerdas. Yo siempre toque cuatro de 5 [ordenes] Ya a los 18 anos estaba tocando bastante. Pues siempre use el cuatro de 5 [ordenes], El tiple siempre ha quedado con las cuatro cuerdas: el tiple es como la mandolina, que la música es transpuesta. El tiple hay que saberlo tocar, porque yo lo afino con cuatro cuerdas y toco melodía o lo que pueda hacer con el cuatro, pero afinado como es el tiple, que es transpuesto, como decían antes.

Aquí el único que yo vi tocando [el cuatro de ocho cuerdas] era don Julio Negrón. Don Julio toca el tiple transpuesto, porque como él fabrica los cuatros, tiples y bordonúas, todo... yo lo vi tocando en un tiple pero vamos ha decir pero el cuatro así de cuatro cuerdas, yo no he visto ha nadie tocar.

Aquí en Morovis yo no he visto [nadie] tocando bordonúa. El único era Pascual, pero lo que el tenia era un cuatro de tipo bordonua, que le puso 12 cuerdas. Pero no era bordonua, porque si el cuatro de Pascual era grande y tenia orejas como ahora, ya era tradicional. Pero la bordonua era lisa. Él era único que yo vi, pero le digo el maestro Ladí dijo que no podía seguirlo porque cuando hacia segunda, no le salía... no se oía bien la sexta cuerda que estaba bien bajita y opaca.

Bueno, antes la música nuestra gustaba porque como se usaba tanto... y se amanecía de seis a seis, como se decía. Entonces los músicos se ganaban dos reales y medio por una noche: tres músicos toda una noche tocar por dos y medio. Pero así se usaba en todos los campos. En el tiempo de las Navidades pa’ janguiar pa’ donde quiera, yo recuerdo que ahí en esa parte [señala] donde yo vivía yo recuerdo, eso era Viernes, Sábado y Domingo. Se [bailaba] toda la noche y donde quiera, y en los velorios--que se tocaba mucho en los velorios, la música típica. Y entonces, antes, la Virgen... cuando se hacia la visita de la Virgen, allí en las casas--eso iba con música. Pues si había que tocar un rosario y se cantaban unos versos.. Eso era una tradición que había antes.

La música nuestra se oía, no había equipo ni nada, ni equipo eléctrico. Ahora póngase a tocar así sin equipo, con la algarabía... pero antes había con el respeto, que se ponía a tocar uno y nadie hablaba, nadie. Pero ahora uno va a tocar y parece una gallera. No tienen en cuenta que la música es pa’ escucharla. Y el maestro Ladí decía, “yo no toco donde haya alboroto, porque yo toco para que me escuchen y saboreen nuestra música. Y si hay una controversia, entonces pues yo meto el cuatro en el maletín”. Y así lo hizo como dos veces, que yo estuve en dos sitios. Y eso es una cosa correcta, porque si se esta tocando para apreciar lo que se hace... pero si es bla, bla,bla... pues en eso tenia razón.

[Ladí tocaba] también música jíbara, pero tocaba mas la música formal: la danza el vals, pasillo, pasodoble y lo que sea, porque en el programa que él tocaba había trovadores: Chuíto, Natalia, Julita Rostro. Él le gustaba todo, pero lo que más cantaba era lo que el componía y la que componía don Felo. Porque el seis era una música de aquí, que más valor tiene. Él atendía las dos cosas, pero siempre decía que la música de él, lo que él componía, él quería echarlo hacia arriba. Pero le gustaba la trova, porque era de aquí, nuestro, las trovas. Hay trovadores que murieron: esta Ramito, Moralito, Chuíto de Cayey, trovadores extraordinarios. Y los que hay jóvenes. La música típica no se acaba nunca y la trova, ¡olvídese!

[El cuatro] también se usaba en los florones, que era cuando moría un niño pequeño, había un florón y eso era un entretenimiento--y a la vez servia como para que se alegrara la gente. Se usaba antes pero ya no se usa tampoco. Yo hace tiempo que no veo eso, años y años. Todo eso se desapareció. [Pero el acabe todavía se ve] mas allá de las Marias, a mi se me olvida; Maricao. Si yo fui a tocar allí, cuando tocamos un grupo. Entonces venia unas personas de bastante edad, con sacos de café, con canastas de café. Entonces se metían en la tarima y explicaban como lo sacaban, como lo descascaraban y todo... explicaban, y llevaban el café allí. Ellos explicaban en persona. Yo fui allá a tocar como tres veces. Dicen el acabe del café en Maricao siempre es una tradición que no se termina, allí son cinco días de fiesta de distintos grupos, distintos grupos.

¿Y que clase de música tocaban en ese acabe?
Allí se tocaba típico, improvisaban por la cosecha del café, por los cojedores, y pues se tocaba también. Nosotros, como llevamos un trovador que es bastante bueno... pues, improvisaba Humberto Dávila y entonces tocábamos nuestra música de acá: danza, mazurcas, pasodoble y entonces venia un seis. Pues el seis improvisaba sobre la cosecha del café y la agricultura... pues el instituto nos pagaba quinientos dólares la hora a nosotros. Nosotros tocábamos una hora y teníamos que ir a donde nos mandara. Maricao era lejísimo, pero nos teníamos que ir a donde fuera. Quinientos pesos pues’ pa’ cinco o seis músicos que llevábamos no era gran cosa, porque el viaje en el carro no más ¿cuanto vale? Bueno por lo menos se defendía uno.

Ahora el instituto no esta llamando casi, porque yo pa´ el año pasado, para las Navidades, antes de Navidades--ya en Octubre, nos estarían llamando y hubo ahí veces tocaba 15 y 20 tocatas. Y el Instituto... el año pasado no toqué ninguna, y este año que paso una, la mitad, por que la mitad la pagaron. Acá ya casi no lo llaman a uno a tocar, porque entonces como hay otros grupos, se han establecido y son mas grandes y no pueden por quinientos dólares, no pueden ir a tocar a distintos sitios lejos... porque son un grupo de nueve y diez músicos. Aquí mismo había un grupo, Flor de Mayo, se quito del Instituto. Decían, “nosotros somos siete a nueve, y ¿cómo vamos nosotros a alcanzar?

¿Usted cree que las instituciones aquí en Puerto Rico deben ayudar a los músicos y cuatristas, y tratar de extenderle más apoyo?
Eso era lo que decía el maestro Ladí. Él le gustaba que se le diera más oportunidad a los artistas. Que aquí no se obtiene cuenta el valor de la música nuestra... que siempre esta por debajo, el decía. Yo siempre dondequiera que me pare trato de hablar de nuestra música, que se le dé mas valor a la música, que se ayude más. Pero siempre la música esta en el mismo sistema.

Bueno, yo le digo, yo antes me ganaba bastante pesos en la música. Y ya va tiempo que no gano nada. Y acá no se puede tocar, porque acá uno va tocar y acá quieren que uno toque tres horas por doscientos pesos. Ahora me estoy quitando y me quitaré porque ahora mismo estoy enfermo de la artritis y como uno no esta tocando casi nada, pues mejor uno eliminarse y estar tranquilo.

Ahí nosotros estamos haciendo una grabación y hemos grabado siete números y nos quedan cinco todavía. Y yo, pues como tengo este padecimiento no puedo ejecutar los números. Como es, estamos esperando terminar los doce números. Hoy vamos hacer un ensayo, para ver si el viernes podemos terminar.

El papa mío fabricaba los cuatros y los tocaba también, porque con él fue que yo me copiaba. Entonces yo me fijé cómo el lo marcaba en un tablón enterizo--porque ahora el cuatro se hace de piezas: La espalda postiza, el brazo postizo-- pero nunca me gusto el tipo de instrumento así, porque no tiene la misma fuerza de éste que es de la misma pieza. O sea, que el cuatro, cuando es de distintas piezas, pues tiende a cederse a aquí alante. Y las cuerdas aquí suben. Se ponen duros. Pero este cuatro tiene treinta y siete años o más, tiene. Yo siempre lo tengo afinado y mire, el cuatro esta siempre listo para tocar.

Entonces yo me fije en el papa mío, y el primero que hice fue éste y ahora esto de aquí, que es la nariz, se le hacen más grande a los cuatros, con otra forma más bonita, más elegante. Y yo, como fue el primero que hice, pue’ a pesar de todo esto me viene bien, porque si yo voy a bajar acá, esto no me molesta mucho [señala los trastes cerca a la boca]. Pero ahora como lo hacen desde acá, le impide a uno para bajar abajo.

Entonces yo hice un molde, y fui donde un amigo mío pa’ ponerle los espares al carro. Entonces vi ese pedazo de madera en la orilla de la carretera, y dije “mire Wardi, ¿de qué ese pedazo de palo que esta ahí? ¿Dará para un cuatro?, Y me dijo, “eso es maga” Y yo le dije, “Caramba, mira, si encontrara alguien que me ayudara a echarlo en el baúl del carro, yo me lo llevaba, para llevar a hacer un tablón. Voy a hacer un cuatro”. Me dijo, “cómo no, vamos”.
Subió un amigo mío, y entre los tres lo subimos, y lo llevé a un aserradero ahí en casa de Pepe Colón y me aserró el tablón. Estaba todo cuarteado. Estaba todo por aquí. La madera estaba... como tanto sol que le dio... pero yo me puse, y dije, “lo voy a hacer. Esto es una madera bien dura, la maga es bien dura. Por eso es que pesa, es pesado”.

Yo seguí haciéndolo, pero don Julio Negrón me dijo a mi, que me vio con un mochito, me dijo “eso lo desbarata porque esa madera esta tostada. Y se te va a desgranar”. Y yo le digo, “¡Olvídese!” Yo seguí poco a poco y me eche como un mes. Pero no se me desbarato, Y lo hice. Y entonces seguí con este cuatro. Y este cuatro es mi adoración. Y [alguien] me lo salió a comprar, [y le dije que] no. Hasta el día que me no lo vendo. Ya pasa de trenita y siete años. Yo tengo tres cuatros más, pero éste siempre lo tengo allí en el mueble pa’ platicar con él. Y esto para mi tiene un gran valor. Porque fue el primero que yo fabriqué. El papa mío me dijo “pero te quedó bastante bien”, y yo le dije, “papá, yo me fijo en usted cuando pones la escuadra de allí, yo hice lo mismo.”

Para hacer un cuatro enterizo, no es fácil. Tampoco en madera dura así, porque fíjese, que este con un pedacito de mocho--que el papa mío lo hizo en una fragua--y fíjese este cuatro todos los anos que tiene y esta derechito> uno lo mira así [de cabo a rabo], el cuatro que esta virado se ve aquí seguida: una curva aquí. Y este cuatrito... para este no hay dinero, es una joya para mí, Porque es el primero que hice. Y después seguí.

Todos los cuatros que yo tengo los fabrico. Ahora lo que yo no le pongo... sí le puedo poner la tapa y se las he puesto, pero lo difícil la afinación. Porque la afinación, cualquier chispito que se valla de aquí, a donde esta el hueso, ya la [daña la] afinación. Eso tiene que tener una cosa exacta. Yo nunca he bregado, ni bregaré en eso de los puentes y el diapasón y eso. Ahora hacerlo, sí.

Pero ya tampoco lo hago porque hoy en día hay una maquina. Yo consigo un tablón, voy pago treinta y cinco dólares, me lo ahuecan y lo cortan y luego hay que darle lija y llevarlo a tapar y hacerle eso. Pero antes como se hacia, ésa era la verdadera artesanía, y yo ya no fabricare mas ninguno.

[El cuatro] para mí, esto es como una terapia, una cosa que uno ya leva en el corazón. Si uno esta pensativo en cualquier cosa, coge el cuatro y se pone a tocar cualquier melodía y se le va de la mente.

                                    
                                                     Iluminado Dávila en la actualidad.

Es igual que los gallos. ¿Por que yo tengo los gallos? Porque yo me voy a darles comida y tengo pollos--y en la edad mía... si yo estoy quieto en un sitio... pensaron, si ya yo estoy viejo, mira en donde viene, que uno la mente la pierde.. y se pone uno... pero si yo tengo la mente [preocupada] y voy pa’ allá y le doy comida a los gallos, y le pongo a dar comida a los pollos... y me siento y cojo el cuatro y me pongo a na’, no hombre, no. Hay que estar hasta lo último-- interpretar algo, pues la mente no esta pensativa en ciertas cosas de que, porque habemos personas que pensamos que, si estamos en cierta edad... porque yo ya no puedo hacer mas hasta que el Señor disponga de uno.

Y eso es lo mío. Yo aprendí con mucho trabajo el cuatro--porque eso es una cosa que esta en mi corazón. Cada día que pasa, pues yo mas lo quiero y lo adoro. Quisiera proponer que venga muchachos nuevos aprender de uno. A mí me gusta ayudarlos para que él siga hacia delante, porque esto es lo que tenemos nosotros: Nuestra cultura. Lo esencial es nuestra cultura. Nosotros aquí tenemos que adorar nuestra cultura puertorriqueña y de defenderla hasta lo ultimo.