Los cuatros mágicos de don Carmelo Martell
Décadas después de su muerte, los cuatros de este renombrado utuadeño se consideran obras de arte por su imaginación fantástica, colores vívidos e intricada decoración
UNA BIOGRAFÍA DE CARMELO MARTELL SE ENCUENTRA AQUÍ
Los cuatros de Carmelo Martel en el Museo de Música de Ponce:
Fotos de Guy y Donna DeVito
Quizás el cuatro más famoso de don Carmelo es su cuatro-mapa de Puerto Rico,
el cual incluye imágenes incrustados o grabados en tintas de colores de las torres de radio
de todas las principales radio-emisoras de la Isla en su propio sitio; la torre de la
Universidad de Puerto Rico; guiros y maracas; caras de varios próceres isleños,
distintas catedrales de la Isla; una central azucarera; el escudo del gobierno de
Puerto Rico; y un gran cangrejo sirviendo como puente para las cuerdas.
Otro cuatro de don Carmelo es el cuatro en forma de escudo, luciendo miles de incrustaciones
en maderas teñidas y de color natural, formando patrones intricados de marquetería geométrica.
Otra fantástica creación del gran maestro de artesanía folklórica: un gran gallo tallado y pintado
con todo su plumaje.
Otra vista de la misma obra, desde atrás.
Este era un verdadero cuatro hecho por el gran maestro, tan práctico como instrumento
como glorioso e imaginativo en su elaboración. Note el corte de la caja, permitiendo
mayor acceso a las notas más altas del diapasón. Este fué un detalle que se popularizó
décadas después de su muerte.
Tenemos aquí un cuatro con forma de guitarra, manteniendo sin embargo
una forma distintiva al maestro. Note la extraordinaria decoración en tinta e
incrustación en los perfiles y diapasón.
Otro gallo-cuatro de don Carmelo, éste más rústico, tallado con mano más libre y detalles más sencillos.
El brazo ligado con el gallo, ya en forma más abstracta, se aleja de lo práctico y se acerca más hacia lo icónico.
Este instrumento coge su forma prestado de las mandolinas-arpas italianas que estuvieron
en boga en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica durante la década de 1920.
Finalmente, un cuatro-pato, puramente icónico, del fallecido maestro. ¡Que gracia, que imaginación!