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Las vihuela-bordonúas

La Vihuela-Bordonúa Puertorriqueña


Este antiguo instrumento melódico vino a ser llamado Bordonúa en el siglo veinte--aunque el Proyecto del Cuatro propone que no se trata de la vieja Bordonúa puertorriqueña descrita en los relatos literarios del siglo 19--sino que  en lugar, es probablemente la olvidada Vihuela Puertorriqueña.


Artículos adicionales:  Detalles de afinación y encordadura        ¿Qué pasó con la antigua vihuela puertorriqueña?
La Nueva Vihuela del Proyecto del Cuatro       El sonido de la vihuela-bordonúa



Esta vihuela-bordonúa, creada durante las décadas del 1920-30 pertenecient al difunto bordonuísta Candelario "don Cando" Vázquez, yace sobre su mesa en Juncos, Puerto Rico, junto con su sombrero y taza de café.                                 
Foto por Juan Sotomayor



Reliquias de las vihuela-bordonúas del siglo 20 que sobreviven en el día de hoy

Los pocos instrumentos de nombre bordonúa que sobreviven  (pero los cuales el Proyecto del Cuatro postula que se relacionan más fielmente a antiguos instrumentos nombrados vihuela) son reliquias inoperables, confeccionados durante las primeras décadas del siglo 20. Ellos representan una familia que sabemos existió desde el siglo 19--remontándose quizas hasta a siglos posteriores. Pero para fines de la década de 1930 sus supuestos descendientes ya casi no se tocaban ni se veían en público, convirtiéndose eventuales en reliquias de museo, obsoletas y olvidadas.

Cuando se encontraba en apogeo durante las primeras décadas del siglo 20, el instrumento se tocaba como instrumento de melodía, aunque el instrumento con el mismo nombre era un instrumento de acompañamiento durante el siglo 19. Sus exponentes más reconocidos durante las primeras décadas del siglo 20 eran Candelario Vázquez de Juncos, José Velázquez de Yabucoa, Andrés Font de Yabucoa y Aniceto Lozada de San Lorenzo.

Se decía que el instrumento era difícil para confeccionar y difíciles para tocar, y quizás por eso cayeron en desuso. Las reliquias son encordadas con ocho, nueve, y diez cuerdas--lo mismo como se describían las vihuelas puertorriqueñas del siglo 19. Por esa razón, y otras también, creemos que el instrumento comúnmente llamado bordonúa en el siglo 20 realmente descendía de otro instrumento, uno similar nombrado vihuela en el siglo 19. Luego de desaparecer la grave bordonúa de seis cuerdas del siglo 19, su nombre se traspone a la vihuela durante el siglo 20. Y este es el nombre que viene a caer sobre estas reliquias musicales históricas.

Todas las reliquias se ubican en la misma región Este-Central de la Isla. Significativamente, todos comparten los mismo intervalos de afinación entre cuerda y cuerda-- los mismos intervalos de afinación de las viejas vihuelas españolas del siglo 15, 16 y 17--sugeriendo un firme lazo músico-histórico entre ellos. 


Las vihuela-bordonúas reliquias del siglo 20 que sobreviven

La vihuela-bordonúa de Candelario Vázquez 


La vihuela-bordonúa del difunto Candelario Vázquez sostenido por su hijo Candelario Vázquez, Jr.                                       Foto Juan Sotomayor

Fuimos a Juncos en busca del instrumento de Candelario Vázquez, y allí lo encontramos, una querida joya de familia. Debajo vemos una foto de Candelario Vázquez, ya mayor de edad, conocido a todos que lo conocían como don Candó

 Oigan a Candelario Vázquez (a edad avanzada) tocando la línea melódica de una danza sobre el instrumento que llamara bordonúa, acompañado de un guitarrarrista desconocido. 

El instrumento de don Candó es similar en tamaño, forma, como también su diapasón flotante (vea foto directamente a la derecha) y trastes grandes de bronce, a los otros, pero a la vez se distingue por su tapa armónica, la cual se construyó en forma cóncava, con las cuerdas alzadas en el puente por una plataforma semicircular tallada. 
Encuentre aquí una entrevista con Candelario Vázquez 

La esposa de Candelario Vazquez en 1994 en su hogar de Juncos con el instrumento de su esposo  Foto William Cumpiano

La vihuela-bordonúa de José Velázquez 


La vihuela-bordonúa de José Velázquez' vihuela-bordonúa sostenido por su hijo Luis Velázquez                                        Foto Juan Sotomayor

La vihuela-bordonúa de José Velázquez aparece compartir precisamente el mismo templete de silueta y dimension de los instrumentos de Vázquez and Font (descrito enseguida), lo que implica un artesano en común. Por otro lado difieren en pequeños pero numerosos detalles, lo que sugiere por otro lado que varios artesanos compartían el mismo templete de silueta pero cada cual hizo su instrumento de acuerdo con sus propios recursos, habilidades y gusto. 

Todos comparten los mismos trastes masivos de bronce, aunque la forma en que quedan fijos en cada instrumento es único e individual. Todos comparten un diapasón flotante, parecido un poco al diapasón flotante de los instrumentos de arco como el violín y el celo. El extremo del diapasón queda apoyado sobre dos tarugos, llamados "almas" extendido a través de la caja armónica en forma vertical hasta quedar apoyado sobre el fondo.

Este ejemplar es distintivo también porque incluye una multiplicidad de rayos de bicicleta atravesando su caja en varias direcciones, aparentemente usados como refuerzos. Estas diferencias imaginativas de cada instrumento, aún quedando dentro de un patrón rígido de su forma, de sus bocas múltiples, y de sus trastes masivos--todos señalan hacía una antigua tradición común seguida por distintos artesano contemporá- neos, cada uno ejerciendo su discreción y originalidad. 
 

 La vihuela-bordonúa de Andrés Font 


La vihuela-bordonúa de Andrés Font es una reliquia atesorada que se encuentra en el Museo de la Cultura de la histórica Casa Roig de Humacao. 

 

 

 

 

 

La vihuela-bordonúa del
Museo de Música de Ponce

Esta vihuela-bordonúa se encuentra en el Museo de Música de Ponce. Desafortunadamente, su personal no nos pudo disponer alguna información sobre la misma. Es de fabricación rústic, basada en una plantilla distinta a la de los instrumentos de Vázquez y Velázquez. El diapasón parece haber sido reemplazod luego de haberse completado, quizas uno que sacaron de otro instrumento. Ahora cubre casi por completo la boca, como una idea tardía. 

 

La vihuela-bordonúa de
 Aniceto Lozada Rodriguez

Recibimos esta foto de un bordonuísta no-identificado quien asumimos era Candelario Vázquez debido a la asombrosa semejanza. Su instrumento parecía mostrar el mismo templete y perfil que el instrumento de Candelario Vázquez, como también el de José Velázquez. Sin embargo notamos también un diseño distinto del puente y un clavijero ranurado como el de la guitarra española, lo que nos indicó que éste era un tercer instrumento, uno que nunca habíamos visto en alguna colección previamente. Así que asumimos que la foto era de Vázquez mostrando un segundo instrumento de su posesión ya que la semejanza era tan chocante.
     Luego, sin embargo recibimos una correción de su nieto, quien afirmo que el conocía esa foto y que seguramente no era Candelario Vázquez de Juncos, sino la muy familiar fotografía era del ilustre ciudadano de San Lorenzo, Aniceto Lozada Rodriguez. Este hecho lo confirmó una segunda fuente, el san lorenzino Jorge A. Torres Bauzá. La fotografía muestra don Aniceto a la avanzada edad de 90 años, pero el conocido músico muere 11 años después a la edad de 101 en abril del2007. 

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      

 Rescate y resurgimiento de la vihuela-bordonúa en tiempos más recientes

Las vihuela-bordonúas de Vicente Valentín

Vicente Valentín, reconocido maestro artesano de Vega Baja, fue un personaje importante dentro del rescate de la vihuela-bordonúa liderada por el Dr. Francisco López Cruz y el Instituto de Cultura Puerto-rriqueña.

 

Las vihuela-bordonúas de Cristobal Santiago 

 

El gran maestro artesano de Carolina, Puerto Rico, Cristóbal Santiago contribuyó en los esfuerzos de revivir el instrumento durante la décadas 1960-70.        

El rescate del Instituto de Cultura Puertorriqueña y Francisco López Cruz

Francisco López Cruz toca una vihuela-bordonúa de estilo nuevo hecho por Leoncio Ortiz de Corozal

El Dr. Francisco "Paquito" López Cruz (1909-1988) participa en la creación de un inventario de manifestaciones culturales puertorriqueñas emprendido por el Gobierno de Puerto Rico a través del establecimiento del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 1955, liderado por Ricardo Alegría. Entre otros proyectos para el ICPR, emprende un rescate del instrumento que el nombra "bordonúa", la cual el mismo declara es descendiente de la vihuela--aunque es a la antigua vihuela española a la que se refiere. Sugiere una nueva encordadura moderna para el instrumento, rechazando las inescrutables encordaduras de las originales vihuela-bordonúas. Bajo su auspicio, el Instituto comisiona a prominentes artesanos como Vicente Valentín (visto arriba), Antonio Rodriguez Navarro, y Leoncio Ortiz a recrear ejemplares modernizadas del instrumento.

 

 

 

Las vihuela-bordonúas de Aurelio Cruz Pagán

 Las vihuela-bordonúas de Eugenio Méndez

 

 

Las vihuela-bordonúas de William Cumpiano

Las vihuela-bordonúas Proyecto del Cuatro Puertorriqueño

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las vihuela-bordonúas de Secundino Merced


El artesano Secundino Merced  (1906-1925) de Aguas Buenas toca una vihuela-bordonúa de su fabricación. No sabemos si su forma distintiva si se trata de una expresión particular del fenecido maestro, o si era expresión de una tradición regional. 



El maestro artesano Rafael Avilés Vázquez muestra un ejemplar de vihuela-bordonúa hecha por el maestro Secundino Merced.

   

 

 

Why is the Cuatro Project changing the bordonúas name to vihuela?

     Puerto Ricans have been told that an odd, obsolete guitar-shaped instrument of native Puerto Rican lineage--its memory resting within relics made early in the 20th century and preserved in several public and private collections on the Island--is called the "bordonúa." These few surviving samples shown, share the same name as the 19th century bordonúas that were often described in accounts of that period. But these relic "bordonúas" are not the same as those earlier namesakes. 

These so-called bordonúas are cloaked in mystery: nobody really remembers how to play them, mostly because their odd stringing and string spacing arrangements seems to defy categorization. Curiously, cultural preservationists nonetheless recreated modern versions of the instrument, changing them even further from the original models. They changed them in virtually every regard: in size, shape, stringing, tuning...all in an effort to make them more accessible and easier to play for modern players. Preservation through change: a odd effort, indeed! These present day replicas, these "modern bordonúas," are quite successful on their own terms: many are beautiful in workmanship and beautiful to hear. They have even spurred several excellent players to produce beautiful recordings with them. But these newly minted instruments have very little--only superficial resemblance to the relics whose "tradition" they are supposed to be preserving.

But the curiousity doesn't end here; those old preserved relics in the collections are themselves significantly different from the bordonuas that were in existence during the century before them, the 19th century. All the bordonúa relics have up to ten doubled and single metal strings, tuned to a melodic register--they were strung to play the melody part in string bands. They also had multiple soundholes.

When we researched several old books written in the 19th century about Puerto Rican customs, what they described as bordonuas were large guitar-shaped instruments with six single (probably gut) strings. The name bordonúa itsels appears to derive from the term bordón--which since antiquity actually means "a thick, low-pitched instrument string." So it appears reasonable to conclude that an instrument with bordones be called bordonùa. Indeed, having bordones would have impated to them a deep sound--that is, deeper than the sounds of the other stringed instruments in the traditional instrumental group. We now that these lower-pitched, 6 single string bordonuas were being played around 100-150 years ago in Puerto Rico. None of them physically survive in this form today. Nobody remembers what they looked or sounded like, either, save for a glimpse of them seen in a 19th century painting.

The early-20th century surviving namesake relics are also unplayable, but we could tell from their pegs, nuts and bridges, and some of the surviving strings themselves, that they were made to be strung--not with six single large gut strings--but instead with 8-10 single and double thin gauge strings made of steel. That would have given them a bright, shiny, metallic voice. Also, the children and grandchildren of the old-timers who actually played those 20th century bordonuas insisted that they never played the lower-register accompaniment, rather, they always played the principal melody-line voice in musical groups. They also said they had never heard of them ever having six single strings, either.

This was the puzzle we faced and which confused us for 10 years: two significantly different instruments with the same name, bordonúa. And nobody ever remembering a six-string, lower-register instrument also called bordonúa, either, regardless that they were described that way in the old 19th century descriptions.

Just recently we noted two interesting details: the way the younger bordonúa relics were strung and tuned were all similar to the ancient Spanish vihuelas and later, 17th and 18th-century guitars. These were strung with eight, nine or ten strings and tuned in guitar-like intervals. And all of these were all customarily lumped together with the same name: vihuela. Coincidentally also, those present-day museum relics that came to be called bordonúas had multiple sound holes, just like the ancient Spanish vihuelas. So these so called "bordonúas" carried on them traces of the ancient Spanish vihuelas, and the tunings and stringing arrangements that recalled the later Spanish "vihuelas."

Going back to those old 19th century descriptions, they all included a mysterious fourth member of the family of Puerto Rican native instruments. There indeed existed during the nineteenth century, possibly earlier, another distinctive guitar-like native instrument called vihuela in Puerto Rico--which nobody ever talks about or even has heard about today anywhere in Puerto Rico. It's another "disappeared" or forgotten Puerto Rican stringed instrument that was once described in the Puerto Rican countryside in the 19th century texts--but is completely unknown and unheard-of in Puerto Rico today. And what do those 19th century texts say about the forgotten vihuela jíbara? They had "up to ten strings" and they played the melodic register in musical groups, groups that also included tiples, cuatros, and bordonúas in various arrangements. And that their ancient namesakes, the earlier Spanish "vihuelas" had multiple soundholes and were strung with eight, nine or ten strings in guitar-like intervals.

The only way to fit all these disparate facts together into a reasonable description of what occurred was that there actually were four native Puerto Rican instruments in the 19th century: tiple, cuatro, 6- string bordonúa and "up to ten" string vihuela. Only the tiple, cuatro and vihuela survive into the 20th century, the 6-string bordonúa disappearing at the beginning of the 20th century. The vihuela, with its multiple soundholes and ancient vihuela stringing survives into the 20th century but it's old name is forgotten and Puerto Ricans bestowed upon it the name of the extinct bordonúa. So we can conclude that in modern times 'the complete family of Puerto Rican stringed instruments consistes of the tiple, the cuatro and an instrument called a vihuela which came to be called bordonúa.

There are quite a few historical precedents for name-shifting string instruments and we found several other instruments that were called several names at once, or the same instrument with different names at different times or places, or that instruments physically changed without the old name changing--or similarly, that different instruments in different periods had the same name. In instrument history, instrument names are often fluid in this manner. In Puerto Rico there are other instances of fluid instrument names. Take the cuatro. The cuatro is named because it had four strings. A completely different instrument but with a similar usage appears in the late nineteenth century--with 10 metal strings tuned completely differently--and Puerto Ricans called THAT a cuatro too. In some places the bordonua was called a "large tiple". In Spain the name "vihuela" stuck and remained the name of different twelve, ten, nine, and eight string guitar-like instruments across the centuries.

 

 

¿Qué le pasó a la vihuela?

¿Qué le pasó a la Vihuela?

¿Esta el cuarto instrumento nativo escondido a plena vista?

En el siglo XIX existió en Puerto Rico un instrumento de cuerda llamado vihuela.

Esto se conoce porque se le menciona repetidamente en los relatos costumbristas de dicha época. Alejandro Tapia y Rivera recuerda haberlo visto siendo niño, alrededor de 1835, y también lo describen el escritor Manuel Alonso, en 1849; el periodista Luis Marín, en 1875; y el escritor Francisco del Valle Atiles, en 1887. En la actualidad el nombre de este instrumento no aparece en la lista de los instrumentos de música autóctona. En otras palabras, nos hemos olvidado de nuestra antigua vihuela jíbara.

El escritor Alejandro Tapia y Rivera recordaba haber visto a un músico tocando una vihuela en una orquesta de "instrumentos rústicos o campesinos", en una trulla, la cual iba de casa en casa por la ciudad durante las primeras horas de la noche. El escritor Manuel Alonso describe una vihuela "requintando" en el campo durante un bullicioso baile de garabato, mientras que el periodista Ramón Marín menciona una "obligada vihuela", acompañada por un cuatro y un güiro, respaldando a trovadores durante un concurso ponceño. Quince años más tarde, el escritor Francisco del Valle Atiles describe una diversidad de instrumentos campesinos, explicando que, "dependiendo del capricho del constructor", la vihuela portaba "hasta diez" cuerdas. La vihuela existió, sin duda alguna, en el siglo XIX, pero nadie habla hoy día de ella.

Es probable que la vihuela jíbara haya derivado del esfuerzo del constructor originario por emular las vihuelas españolas que se importaban a la isla desde la península desde el siglo XVI. Durante ese siglo, y en posteriores, el término vihuela abarcaba a la vihuela cortesana de seis órdenes, como también a la guitarra renacentista de cuatro órdenes y a la guitarra barroca de cinco órdenes. Es de suponer que nuestra vihuela jíbara compartía con estos otros instrumentos no pocos rasgos de su forma, tamaño y encordadura. Efectivamente, las guitarras españolas se encordaban de distintas maneras: con ocho, nueve o "hasta diez" cuerdas.

Hoy nadie habla de una vihuela jíbara, a pesar de que fue identificada en la literatura del siglo XIX. No se habla tampoco de una bordonúa de seis cuerdas sencillas, identificada repetidamente también durante el siglo XIX. Lo que las telarañas del tiempo nos muestran es apenas un pequeño manojo de antiguallas instrumentales en museos y colecciones privadas que, generalmente, se presumen son bordonúas. Todas tienen forma de guitarra alargada de cuerpo profundo, portan múltiples órdenes sencillos o dobles y el arreglo y afinación de sus cuerdas es una curiosidad. Sin embargo, cuando se toma en cuenta su uso y rango musical, sus distintas encordaduras, sus afinaciones, los intervalos musicales entre sus órdenes, así como otros detalles, las bordonúas del siglo XX se asemejan más fielmente a las antiguas vihuelas peninsulares y guitarras barrocas de cinco órdenes, que a su tocayo, la "grave bordonúa" de seis cuerdas del siglo XIX. Estas llamadas bordonúas de la actualidad portan múltiples bocas sobre sus caras, rasgo distintivo de las vihuelas cortesanas de la antigua península ibérica.
Las similaridades de las vihuelas jíbaras descritas en el siglo XIX y las bordonúas del siglo XX son tan impresionantes que el Proyecto del Cuatro Puertorriqueño recientemente propuso que estas últimas no son descendientes de las bordonúas del siglo XIX, sino de las vihuelas jíbaras. El Proyecto del Cuatro postula que cuando a finales del siglo XIX cayó en desuso la bordonúa—siendo reemplazada en conjuntos por la guitarra--las vihuelas pasan a ser conocidas como bordonúas y dejan de ser mencionadas por su nombre.

Este fenómeno no es único. En la historia de los instrumentos musicales de Puerto Rico, como también en la de los instrumentos europeos, hay precedentes de este fenómeno: lo mismo un instrumento adopta el nombre de otro parecido, que el nombre de uno más antiguo o caído de moda cae sobre su sucesor. Esto ocurre no solo debido a las semejanzas físicas entre ellos, sino también a la similitud de su participación musical. También existen motivos culturales para dichos cambios: se puede conjeturar que el nombre vihuela traía a la memoria el resentido y depuesto régimen español y el vocablo bordonúa, con su significado más criollo, quedó disponible, luego de caer en desuso el viejo recipiente de seis cuerdas.
Los recuerdos de la vihuela persistieron hasta el siglo XX. Alrededor de 1938, la educadora María Cadilla de Martínez nota que la vihuela todavía se construía rústicamente en la isla, con la misma forma de un tiple, pero más grande; y que llevaba diez cuerdas. El distinguido cuatrista-mayor Roque Navarro (1913-2002), describe a la vihuela como un instrumento doble en tamaño de su tiple, y "redondita... como la bordonúa". El cuatrista-mayor Efraín Ronda (1899 - 1995), recuerda que la vihuela tenía la forma de una guitarra, pero con diez cuerdas, y que su forma rústica la hacía desagradable a la vista. Finalmente, el artesano e intérprete-mayor de bordonúas de Yabucoa Tito Ramos (n.1922), dijo acerca de su instrumento que “todo el mundo lo llamaba vihuela. Ese era su nombre. Para sonar mejor, le pusieron [el nombre de] bordonúa”.

Cabe notar que, de forma similar, en Puerto Rico el nombre cuatro fue dado originalmente a un antiguo instrumento de cuatro cuerdas de tripa, y que dicho apelativo eventualmente se utilizó para designar a un novedoso instrumento de diez cuerdas de metal que surgió en otras regiones y en épocas más recientes. Históricamente, estos cambios en los nombres de los instrumentos han provocado mucha confusión. El enredo se hace patente, por ejemplo, cuando alguien pregunta ¿cómo es posible que se le llame cuatro a un instrumento que posee una decena de cuerdas? De la misma manera, cualquiera se puede preguntar ¿cómo fue a parar el nombre bordonúa a un instrumento tan distinto de las antiguas bordonúas..., pero tan parecido a las viejas vihuelas y guitarras españolas?

En síntesis, de acuerdo con la evidencia presentada por el Proyecto del Cuatro, la bordonúa de hoy desciende de la vihuela jíbara del siglo XIX, y no de su tocaya de la misma época. Se puede afirmar que el instrumento que hoy llamamos bordonúa no es otra cosa que la antigua vihuela jíbara. Por consiguiente, se puede decir que ella sigue estando entre nosotros, si bien el instrumento lleva una existencia por entero clandestina, con un nombre diferente.

 

Elogio a la guitarra

Elogio a la guitarra

...para los maestros de música de Puerto Rico

por Néstor Murray Irizarry

  ” …entre la historia de la metafísica y la historia de la  música  existe un vínculo, que no es tan artificial, que es interno…”

                                                                                                              Marc Jean—Bernard

 

 

No cabe la menor duda de que en Puerto Rico –al igual que en la mayoría de los países– la música desempeña, de forma explícita, un papel social unificador. El final del siglo XIX y principios del XX parece haber constituido el apogeo de la pasión social por la música, que se convirtió por entonces y hasta nuestros días, en la expresión de la búsqueda de una identidad colectiva. El interés por los acontecimientos musicales es un hecho común a todas las capas de la sociedad. Al decir de Aristóteles, el mundo está compuesto de una proporción de música.

Puerto Rico es una fuente inagotable de artistas. Dos buenos ejemplos lo constituyen  Antonio Paoli, nuestro más importante tenor dramático, y el gran actor José Ferrer. Paoli fue el  primer tenor en el mundo en grabar, en 1907, una  ópera completa: Los payasos, del compositor italiano Ruggero Leoncavallo; Ferrer fue el primer latino en ganar un Oscar, en 1950, por su excelente actuación en la película Cyrano de Bergerac. Sin embargo, consideramos que, entre las experiencias artísticas, la música es la más preferida  por los boricuas; y, entre los diversos instrumentos musicales, preferimos los de cuerda: la guitarra  y el cuatro.

Rafael Avilés Vázquez (Florida, 20 de abril de 1937), estudioso de la cultura y lutier de cuatros, tiples y bordonúas , quien prepara un Manual para lutieres tradiconales, narra que en 1998, mientras se encontraba representando al país en una importante feria mundial en Alemania, le ocurrió una experiencia muy curiosa. Se le presentó un grupo de músicos italianos a su kiosko. Uno de ellos le mostro un violín  hecho por Agapito Acosta, un natural de Guánica. El músico le pregunto a Rafael si conocía a Acosta, y  Avilés le respondió negativamente. A su regreso a Puerto Rico Rafael, visitó a Agapito y le contó lo sucedido. Para sorpresa de Avilés, nuestro Agapito ( a los casi cien años continua trabajando ) es considerado, entre los entendidos, como uno de los grandes fabricantes de violines del mundo .

En este corto artículo esperamos presentar una visión panorámica de diversos aspectos que engalanan nuestra cultura musical, y particularmente la de uno de los instrumentos más difundidos y queridos del mundo y de la isla: la guitarra.

La primera noticia histórica de la llegada de instrumentos musicales de cuerdas a nuestras playas se remonta a las navidades de 1516: un 11 de diciembre, cuando apenas habían transcurrido ocho años desde el inicio de la conquista europea. En su historia inédita sobre el Conservatorio de Música de Puerto Rico (Las mieles del alba [2003]), Rafael Aponte Ledeé, citando a Aurelio Tanodi y sus Documentos de la Real Hacienda, señala la importancia de este hecho histórico. Y, además, llama la atención sobre la considerable cantidad de rollos de cuerdas que arribaron, en esa ocasión, junto con los dulces típicos navideños españoles y otros instrumentos de cuerdas adicionales. De manera que no es de extrañar que desde esa época tan temprana el interés por la música de los nuevos moradores de la isla se fuera amalgamando, con el paso del tiempo, con los gustos y preferencias musicales de los indígenas y posteriormente, de los africanos. Según Magnus Mörner, en América Latina y el Caribe se dio un cruzamiento de razas –y, léase, cultural– tan gigantesco como no ha ocurrido en otra parte del mundo.

En sus estudios de investigación en el folklore musical de Puerto Rico, Teodoro Vidal destaca esta mezcla racial y la hibridación y evolución de los instrumentos de cuerdas. Vidal menciona que en su recorrido por el país llegó a conocer y poseer un cuatro con la caja de resonancia hecha de higüera. Llama la atención el hecho de que, históricamente, la higüera es utilizada por etnias africanas para propósitos similares. Errol L. Montes Pizarro, tomando como referencia las investigaciones de Fernando Ortiz, indica que la higüera también se ha utilizado en la fabricación del tres cubano. Además, nos recuerda que el origen de la guitarra se asocia con el instrumento musical  africano conocido como UD, y que en nuestra época la influencia de la guitarra elaborada en América ha viajado a África como resultado del intercambio que se ha mantenido vivo hasta la actualidad.   

El siglo XlX nos trajo varios guitarristas de renombre. Ernesto Cordero, musicólogo destacado, se ha ocupado de actualizar la bibliografía heredada de Fernando Callejo, en Música y Músicos Puertorriqueños (1915), y señala a Josefino Parés (Morovis, 1862-1908) como el primer guitarrista puertorriqueño, quien además fue pianista, calígrafo y dibujante. Parés estudió en Barcelona, con Ferrer Esteva, quien lo calificó, simple y llanamente, de virtuoso; también estudió con Francisco Tárrega. Llegó a ejecutar obras de Schubert, Beethoven, Tárrega, Tavárez y Balseiro.

 Ramón Morel Campos indica que en 1895 Juan N. Ríos (1853-1919) se destaca en Ponce como concertista de guitarra (además de músico, fue un excelente escenógrafo, pintor y grabador). Ríos publicó el Nuevo método de guitarra teórico y práctico para aprender sin necesidad de maestro alguno. Y tuvo dos hermanos músicos: Ramón, violinista; y Pedro, director de orquesta de cuerdas.

 El mismo año de la muerte de Ríos llega a la isla Jorge Rubiano (Bogotá, 1890-1964), quien durante cuarenta y cinco años cultivó la música como intérprete, profesor, director y  compositor. Desde su arribo impartió clases de violonchelo, laúd español, mandolina, mandola, bandurria, cuatro, tiple, y sobre todo de guitarra clásica, de la que se le considera su gran gestor en aquella época. Cordero indica Jorge creó en la Isla La Primera Escuela Importante de Instrumentos de Cuerdas Punteadas. En 1940 Rubiano organizó el conjunto llamado La Rondalla de Puerto Rico, el cual, según Juan Sorroche, se convirtió en la mejor agrupación de instrumentos de plectro y pulso de esa época. Entre sus discípulos, Rubiano dejó a Manuel Gayol, Leonardo Egúrbida, Ernesto Cordero, Sorroche, Gustavo Batista (excelente historiador de la música boricua), Jaime Camuñas, José Morales   , Carmen M. Suárez y Emma Iris Negrón, entre otros.

La tarea del maestro Rubiano fue complementada por la creación de instituciones públicas y privadas que hoy difunden y enriquecen la enseñanza de la guitarra clásica, como las escuelas libres de música, el Instituto de Cultura Puertorriqueña, las emisoras radiales  y de televisión del gobierno, el Conservatorio de Música, la Universidad de Puerto Rico (UPR), Pro Arte Musical, la Orquesta Sinfónica, el concurso de guitarra de la Casa de España, El Casino de Yauco, el Museo de Arte de Ponce y, más recientemente, la Universidad  Interamericana(Recintos de San Germán y Metro ) y las actividades que organiza el Dr. José Antonio López en el Recinto de Mayagüez (UPR). Otras organizaciones y eventos privados que también han contribuido al conocimiento de la guitarra son la Sociedad Puertorriqueña de la Guitarra (1970), el Primer Festival de la Guitarra Clásica de Puerto Rico  (1977), el Festival Internacional de Guitarra (1980), y el Concurso Nacional de Guitarra Clásica (2007).

Las obras de los compositores del patio dedicadas a la guitarra clásica –entre las cuales vale mencionar las de Ernesto Cordero, Egúrbida, Rubiano, José Ignacio Quintón, Luis Manuel Álvarez, Miguel Cubano, José Rodríguez Alvira, Federico A. Cordero ,  Moisés Rodríguez ,  Carmen Matilde Suárez ,  Luis Antonio Ramírez ,  Amaury  Veray, Jack Delano ,Francis Schwartz ,  Carlos Ovidio Morales– junto a la presentación en la isla de figuras internacionales como Andrés Segovia, Regino Sáinz de la Maza, Agustín Barrios Mangoré, José Rey de la Torre, ofrecieron a los guitarristas locales la oportunidad de conocer de primera mano otros estilos y creaciones, y estimularon en las nuevas generaciones la atracción por aprender a tocar el instrumento.

Es importante destacar que en la década de los  años sesenta se establecieron en la isla dos fábricas de guitarras con capital  privado y con el subsidio de la Administración de Fomento Industrial. La primera, Guitar Velázquez , Inc. (1963) se ubicó en Caguas –según Fidencio Díaz Nieves (Patillas, 16 de noviembre de 1934)– bajo la dirección técnica de Manuel Velázquez (Barrio Pugnado, Manatí, 1917), quien había regresado desde Nueva York muy ilusionado con el proyecto. La segunda, Guitar Industries, Ltd.,  (1966) se localizó en Bayamón. La compañía de Caguas construía guitarras  “españolas“, mientras que la de Bayamón se especializó en un instrumento “tipo norteamericano”. Ambas fracasaron económicamente, si bien la primera empresa contribuyó al refinamiento de las técnicas de los muchos artesanos que trabajaron con el maestro Velázquez.

Después de la invasión de los Estados Unidos a Puerto Rico en 1898, nuestra gente se vio obligada a abandonar su tierra. Las condiciones de vida, la hambruna y el disloque económico y social que llevó a la bancarrota a cientos de hacendados e hizo emigrar a miles de puertorriqueños hacia Hawaii y Nueva York, crearon, curiosamente, un nuevo escenario para nuestra música: Nueva York se convirtió en el nuevo taller de los músicos boricuas.  El  muy sofisticado refinamiento musical de Manuel I. Martínez Plée (1861-1928), por ejemplo, tuvo su cuna en Nueva York.

En la urbe neoyorquina también se destacan lutieres o violeros (o sea, artesanos fabricantes de instrumentos de cuerdas). Juan Sotomayor y William Cumpiano, en su larga trayectoria  como excelentes investigadores y forjadores del Proyecto del Cuatro Puertorriqueño, han estudiado la vida y obra de dos famosos y queridos manufactureros de instrumentos de cuerda que emigraron a la Cuidad de los Rascacielos: Efraín Ronda (San Germán, 1899-2003) y Tito Báez (Yauco, 1934-2002).Sobre Cumpiano y Sotomayor escribiré un artículo próximamente.

Las guitarras que los lutieres boricuas fabricaban en Nueva York resistían bien el invierno de esa ciudad. Sin embargo, cuando las fabricadas en Puerto Rico llegaban allá, se les secaba la madera y se partían; los puentes se desprendían de su sitio. Esta situación generó un servicio de reparaciones continuas, lo que ayudó mucho a los artesanos boricuas allí radicados.  Las primeras guitarras que Fidencio Díaz Nieves y  Soriano Correa fabricaron en Nueva York, fueron elaboradas sobre la mesa del comedor de su apartamento: despejaban el espacio después de la comida, y se ponían a trabajar allí mismo.

Luego de haberse formado como músico en la isla, Efraín Ronda emigró a la Ciudad de los Rascacielos en 1926. Allí publicó, en 1930, La Entorcha, su método –bilingüe– para aprender a tocar el cuatro puertorriqueño. Vivió durante muchos años en El Barrio, y luego en  la avenida Lexington. Compró una pequeña imprenta para editar su Método, y fabricaba guitarras, cuatros y  “requintos” o “guitarras requintadas” (es la primera guitarra de un trío, y se usa para “… adelantar la melodía”. Según Manuel Rodríguez Feneque [Añasco,  29 de octubre de 1947], lutier residente en Rincón, es pequeña en tamaño y en escala”).

Ronda le fabricó una guitarra al maestro concertista Manuel Gayol, la cual utilizó el 2 de abril de 1950 en un concierto en Carnegie Hall. Gayol fue, junto a Moisés Rodríguez, uno de los más destacados concertistas boricuas de las décadas de los cincuentas y sesentas. Cordero apunta que Gayol también se presentó en el Teatro Town Hall, obteniendo grandes elogios de la crítica neoyorquina. Rodríguez, por su parte, estudió en España con Daniel Fortea. A su regreso se dedicó –según Cordero– a la enseñanza privada, y a ofrecer recitales. Leonardo Egúrbida, nuestro célebre maestro, compositor y violero de guitarras clásicas, señala que Gayol fue discípulo de Jorge Rubiano. En 1948 emigró a Nueva York donde vivió durante quince años. Allí grabó un disco de larga duración.

 La fama de Ronda alcanzó tal altura que en una ocasión el mismísimo Andrés Segovia le llevó una guitarra (fabricada por el renombrado artesano español Francisco Ramírez) para que se la reparara. Segovia, según cuenta Sotomayor, ofreció luego muchos recitales con ese mismo instrumento.

Otro emigrante a Nueva York fue Tito Báez (Yauco,1934-2002) quien tocaba guitarra y cuatro, y también tuvo un taller, en Brooklyn, donde fabricaba cuatros, guitarras y requintos. En la década de los setentas Báez grabó  varios discos con Nieves Quintero, para la compañía Ansonia.

En 1946 se fundó en Nueva York la Society of the Classical Guitar, orientada a promover el interés por el instrumento. En 1927 el maestro Andrés Segovia dió una gira de conciertos que incluyó a Nueva York, y creó el ambiente propicio para el entusiasmo por la guitarra clásica. En 1972 Sotomayor fundó en New Jersey The New Jersey Classical Guitar Society.

En 1947 –comenta Sotomayor– aparece una nueva agrupación de tres voces e igual número de guitarras: Los Panchos. Se establece con mayor entusiasmo a nivel internacional, particularmente en Latinoamérica, en una época de abundantes tríos. Este entusiasmo se traduce en muy buenas cosechas para el lutier boricua. Es el momento del auge en los medios de comunicación masivos, y la radio, en especial, transformaba la vida de los pobres, y sobre todo la de las amas de casa pobres, como no lo había hecho hasta entonces ningún otro medio: traía al mundo al hogar. Era simplemente un medio, no un mensaje, al decir de Eric Hobsbawn.

La música fue la manifestación artística en la que la radio influyó de forma más directa, pues eliminó las limitaciones rústicas o mecánicas para la difusión del sonido. De este modo, la radio se convirtió en un recurso excelente para la divulgación de la música minoritaria (incluida la clásica) y en el medio más eficaz para promocionar la venta de discos, condición que todavía en muchos lugares se conserva. Las fuerzas que dominaban las artes populares eran ya, pues, tecnológicas e industriales: la prensa, la cámara, el cine, el disco y la radio.

Tal fue  el  ambiente que Manuel Velázquez y Fidencio Díaz Nieves –los pilares de la fabricación de guitarras clásicas en la isla– encontraron en Nueva York. En la propia isla también se destacan como lutieres  Rafael Rosado Martínez (1933, Corozal), Miguel Acevedo Flores (Chicago, 7 de julio de 1953) y Rodríguez Feneque; y William Cumpiano (San Juan, 30 de abril de 1945), en Massachusetts. Este último se destaca en la fabricación de la guitarra norteamericana –de cuerdas de metal–,  junto a Sotomayor  y  a  Myriam Fuentes  -- y  a  un grupo  de boricuas recoge y analiza la tradición oral de los instrumentos musicales de cuerda. Los resultados de esa investigación se publicarán este año bajo el título  de Buscando nuestro cuatro, trazando los rasgos de los icónicos instrumentos de cuerdas nativas de Puerto Rico: el cuatro y el tiple y la bordonúa     .

Jerónimo Berenguer, corresponsal en Nueva York del periódico El Mundo, entrevistó a Manuel Velázquez en 1962, y en la edición del 25 de agosto, bajo el título Jíbaro de Manatí, fabrica guitarra de fama mundial señala que varios de los más famosos concertistas del mundo usan y recomiendan las guitarras de Manuel. Comenta que éstas rivalizan en calidad y perfección con las fabricadas en España; y fueron los instrumentos favoritos de guitarristas de la talla de Rey de La Torre, Sabicas y Richard Dyer Bennett y de cantantes como Harry Belafonte. Berenguer indica que Andrés Segovia –considerado como el precursor de la guitarra clásica– la recomendaba a su paso por las distintas capitales del mundo. Como resultado de esa propaganda, Velázquez recibió órdenes procedentes de Japón, Austria, Israel, Grecia, y otros países.

La  revista Life  y  los  periódicos el   New York Word, Telegram  y  el New York Mirror le hicieron a Velázquez reportajes de páginas enteras, que lo  promocionaron en otros estados de los EE.UU.  y en otras partes del mundo. El súperartesano se daba el lujo de  visitar anualmente Mittenwald en Alemania, para escoger personalmente las maderas que usaba en sus famosas guitarras.

Hijo del agricultor Manuel Velázquez, su familia se trasladó de Manatí a Ciales; luego a Florida; y por último a Santurce. Se inició como fabricante de muebles, y construye su primera guitarra cuando apenas tenía doce años de edad. Algunas destrezas del oficio las aprendió de su hermano, quien reparaba violines; y de un pariente que hacía guitarras en  España y quien desde allí le escribió una carta donde le explicaba algunos trucos del oficio. 

Deseando encontrarse un mejor ambiente y siguiendo los consejos de su maestro Rubiano,  el joven –según Díaz Nieves–  arribó en 1942 a Nueva York. Como lo que quería ante todo era ganar dinero para sostenerse y ayudar a su familia en Puerto Rico, se buscó un trabajo en un astillero. Luego abrió su propio taller para reparar y fabricar guitarras. Empleó a cuatro ayudantes: Víctor Piñero, de Humacao; Rafael Rivera, de Ciales; Miguel Vissepó, de  Mayagüez; y Fermín Díaz, de Vega Baja.

El taller, continúa Berenguer, elaboraba dos clases de guitarras: una era hecha parcialmente a máquina, y se vendía en trescientos cincuenta dólares; y la otra era confeccionada a mano por el propio Velázquez, quien ponía especial cuidado en que reunieran las mejores cualidades de perfección y acabado para complacer las exigencias del cliente. Esta última se vendía en ochocientos dólares. Se fabricaban mensualmente entre doce y quince guitarras de las primeras, y de diez a doce de las especiales. A pesar de que Velázquez permitía que su nombre apareciera en ambas clases de guitarras, se cuidaba de firmar  solamente el sello que se le colocaba a las que él mismo fabricaba. Velázquez le confesó al periodista que no había secretos en su oficio, pero sí muchos trucos. El factor más importante era la calibración de la madera, que es muy difícil de aprender. (Cuando entrevistamos a distintos artesanos contemporáneos acerca de  los secretos  del oficio,  nos contestaron lo mismo.)  

El mismo día de la entrevista a Velázquez, éste esperaba a Andrés Segovia para que le probara una guitarra especial que acababa de terminar. El maestro  residía en esa ocasión en  Long Island  City, con su esposa, Beatriz Santiago, de Ponce, y sus tres hijos.  Actualmente vive en Orlando, Florida. Su hijo continúa la tarea de su padre.

Fidencio Díaz Nieves es un  lutier puertorriqueño de dotes muy especiales, y amigo de Velázquez. Fueron compañeros de trabajo en la fábrica que este último dirigió en Caguas. Fidencio ya tenía su propia personalidad cuando conoció a Manuel. Sin embargo, adquirió nuevas técnicas con el manatieño. Desde la década de los sesentas se inicia en la construcción de la guitarra clásica. Se formó por su propio esfuerzo, y por su propio interés y deseo de superación; o, como él mismo comenta:  “…buscando siempre la cima…”. Tuvo su propio taller en Nueva York, donde pudo fabricar varias guitarras. Al trasladarse a su país e ingresar a la fábrica de Velázquez y ésta fracasar, se desempeñó  en diferentes oficios, hasta que decidió establecer su propio taller. Hoy, junto a su compañera de hace cincuenta años –Carmen Domínguez Correa, la eterna hilandera, y tremenda cocinera–  continúa realizando su oficio en Canóvanas. Muchos señalan que sus guitarras clásicas son de la misma calidad y elegancia que las de Velázquez. Sus instrumentos son utilizados por reputados concertistas de la isla,  de los EE.UU. y de Europa: Luis Enrique Juliá, Iván Rijos, Luis Romero,  Dr. José  Antonio  López.  La Fundación Fidencio Díaz (lutier@fidenciodiaz.com) organizó, con el auspicio de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, una serie de excelentes conferencias en distintos pueblos y ciudades de Puerto Rico sobre la  importancia socio-histórica de los instrumentos de cuerda. Actualmente finalizan un libro acerca  de ese mismo tema.

Miguel Acevedo Flores es uno de los lutieres más destacados de la cosecha  de  maestros que en los últimos treinta años se han dedicado a continuar la tradición Velázquez --- Díaz Nieves, quien fue discípulo de Jorge Santiago Mendoza y tenía su taller en Canóvanas,  construyó requintos, tres puertorriqueños, cuatros, violines, guitarras españolas y para  jazz; y también arpas venezolanas. Acevedo fabrica violines, chelos, tres puertorriqueños, cuatros y guitarras clásicas. Guitarristas conocidos como Juan Sorroche,  Ana María Rosado, Félix

Rafael Rosado Martínez comenzó la elaboración de guitarras clásicas en la década de los noventas. Un grupo de artistas como Máximo  Torres, Henry Vázquez ,José Torres , Dr. José Antonio López ,  Billy Colón Zayas , Iván Rijos y Edwin Colón Zayas  utilizan sus instrumentos.( Rosado comentó que Edwin  sabe  construir cuatros y guitarras).Rosado  también fabrica violines, cuatros, tiples, mandolinas y requintos. Actualmente  retirado, se dedica a pintar cuadros al óleo y acrílico inspirados en los paisajes de su natal Corozal. Es un conversador incansable y estuvo vinculado al taller de Juan A. Rosado en Puerta de Tierra: Sign  Shop  Rosado  Art. Urge publicarle una entrevista, debido al caudal de información que posee. Recientemente el D r. José Antonio López reconoció los méritos de Rosado en el Concurso Nacional de Guitarra Clásica (2007).

Manuel Rodríguez Feneque, junto a Germán Velázquez, se dio a la tarea de estudiar e investigar por su propia cuenta la construcción del cuatro. Desde 1970 fabrica instrumentos de cuerda. En 2000 se inicia en la elaboración de guitarras clásicas y requintos. La mayoría de sus guitarras de concierto las utilizan el Dr. José Antonio López y sus discípulos.

Iván Rijos, Luis Enrique Juliá, Carlos Quirós y la Dra. Ana María Rosado – la  primera mujer boricua concertista de guitarra clásica– nos revelaron su confianza y entusiasmo por el desarrollo del uso de la guitarra clásica entre las nuevas generaciones. La mayoría ---- y quizás hasta la totalidad ---  de los músicos que hemos consultados, muestran una enorme pasión por este maravilloso instrumento .El hecho de ser tan portátil, y de admitir la producción de música en un rango de destreza tan grande, es lo que le ha permitido que la guitarra se pasee desde el callejón mas  obscuro, hasta la mas solemne sala de conciertos, Su silueta, además, es anuncio de amor, sólo de amor.

 

*El autor es Fundador-- Presidente  de la Casa Paoli, del Centro de Investigaciones Folklóricas de Puerto Rico,Inc. y  profesor  de Historia de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto de Bayamón. murraynestor@gmail.com                                                                                                                                             

 

 

 

 

 
   
   

 

 

 

 

El cuatro de Marcelino Quiñones


Marcelino Quiñones y su cuatro

El pianista Luciano Quiñones nos ha mandado esta bella fotografía antigua de su abuelo, Marcelino Quiñones, luego de haber visto una pequeña copia de la misma en nuestra página de la red. Para nosotros es un gran momento el poder reunir a nuestro archivos una copia original y prístina de esta foto. El cuatro que vemos en manos de don Marcelino es un magnífica y rara muestra de los cuatros que se hacían en la costa sureña de Puerto Rico durante la primera mitad del siglo veinte. Con su perfil de jarrón o tulipán, fué nombrado cuatro sureño o cuatro yaucano.  Los cuatros hechos en esta región tenían ocho cuerdas, afinadas en la misma forma que el cuatro antiguo de cuatro cuerdas: La Re La Mi.

Todavía existe este instrumento, en manos de un tio de Luciano Quiñones, hijo de don Marcelino. Su nombre es Eleuterio Quiñones de San Germán, quien visitamos y entrevistamos alrededor de 1996. La entrevista sigue.

Nonagenario Eleuterio Quiñones de San Germán con el cuatro de su padre (visto más arriba) su entrevista sigue inmediatamente debajo, donde menciona que el instrumento originalmente portaba solo 8 cuerdas y más tarde fue "modernizado" para portar diez. Foto tomado c. 1996 por Juan Sotomayor

 

Eleuterio Quiñones, cuatrista
Entrevistado por Juan Sotomayor alrededor de 1996, trascrito y redactado por William Cumpiano

     Nací en el 1910, Octubre 9 del 1910. Aquí en San Germán. Mis padres eran José Marcelino Quiñones y Ramona Quiñones Camacho. Mi papá tocaba bajo de cuerdas, saxofón, cuatro, mandolina. Era maestro de cuatro y guitarra; de los dos clases de bajo: bajo de metal, y bajo de cuerdas. Era director de música, sabía de música. El aprendió con Julio Espada de San Germán.

Mi papá tocaba el cuatro antiguo, ese que era en forma cuadrada, y redonda abajo, de diez cuerdas. De diseño antiguo. Ese cuatro primero tenía cuatro cuerdas. Tenía las clavijas de madera. Entonces, como fue progresando el instrumento, el mismo le añadió clavijas para diez cuerdas. [O sea, el primero recibió el cuatro con cuatro] cuerdas dobles, si. Entonces le aumentó la otra cuerda. [El artesano de ese cuatro eran] los Franquiz de Cabo Rojo. Tiene el brazo de mangó. La caja me parece que era de cedro, un cedro que venía antes. El diapasón de una madera india, que yo no sé, de la India [ed.: probablemente palosanto de la India, Dalbergia sissoo, usada frecuentemente para los diapasones de instrumentos finos]. La tapa no me recuerdo, no se si es... ciprés, yo no se como le decían a eso. Era una madera antigua. No es yagrumo. Otra clase de madera [ed.: se refiere posiblemente a "spruce", o abeto, una clase de pino fino usado en instrumentos de calidad].  Ese cuatro tenía ocho cuerdas dobles. Le puso la quinta ya para el 1916 o 17, por ahí. Él, como vinieron esos cuatros aquí después con cinco cuerdas, él le puso de cinco cuerdas. Los Franquiz hacían distintas clases de instrumentos. Hacían bajos, hacían guitarras, hacían mandolinas, hacían cuatros... tremendas guitarras que hacían. Muchos instrumentos. Creo que eran de descendencia italiana, si.

El cuatro, yo empecé a tocarlo cuando yo tenía por lo menos veintitrés años. Yo empecé con mi papá por los campos a tocar güiro, y yo lo acompañaba con güiro y guitarra. Después a papá le dió por enseñarme el cuatro, y entonces por ahí, por el '22 empecé a tocar el cuatro. El cuatro con cinco cuerdas dobles. Habían otras personas que tocaban el cuatro de cuatro cuerdas: Vicente Padilla usaba cuatro cuerdas, que era en esa misma forma pero un cuatro hecho acá ya, mas pequeño.

Mi papá tocaba toda clase de música. Cuando venían aquí los españoles con la ópera y zarzuelas, entonces ellos preguntaban si aquí habían músicos que podían leer esa música, y acompañarlos a ellos. Porque entonces en los teatros no habían esos que hay ahora... entonces, había un pianista, violinista, clarinetista, y preguntaban si aquí los había. Y aquí los había. Entre ellos estaban Francisquito Espada, estaba Francisco Nazario Acevedo, estaba papá, estaba Don Nico Zanabria, estaba Mario Milán--que era pianista y Pachica tocaba el clarinete muy bien. Entonces estaba, yo creo que era un moreno que tocaba batería. Don Nico, Don Nicolás tocaba flauta, y Mario Milán tocaba piano. Papá el bajo. Entonces el moreno tocaba la batería. Eran como cinco o seis músicos que tocaban. Le daban la música, ellos lo ensayaban por la tarde, y por la noche, eso era... un éxito [rie], la función.

[Yo recuerdo cuando joven entre los mejores cuatristas de por aquí, estaba] Norberto Cales. Conocí también Vicente Padilla. Conocí a Neco Vásquez, que era buen cuatrista. Esos mayormente tocaba de oído, pero tocaban tremendo, fenómeno. Neco Vásquez usaba el cuatro de cinco cuerdas dobles, y Vicente Padilla el de cuatro cuerdas. En Ponce estaba este señor que daba clases de bordonúa y cuatro y eso, y un grupo que tenía, se llamaba... Paco López Cruz, él sabía tocar bordonúa. Era un maestro de música y eso. De Ponce. Y de aquí iban a estudiar allá a Ponce. Iban tres, iban unos cuantos. Pero pa' tras no recuerdo [gente que tocaba tiple o bordonúa].

Antes, la música que se tocaba era el One Step americano, bolero, pero de los boleros antiguos esos. Se tocaban mazurcas. Se tocaban pasillos, valses; entre cuando y cuando para esa época estaban también el Fox Trot americano, se tocaba eso desde hace tiempo. Yo tengo los papeles viejos de to' esa música. Estaban la guaracha, estaba la plena: eso es oriundo de aquí porque eso se bailaba, y la bomba y to' eso...

Mi papá afinaba el cuatro, en la primera era Sol, Re, La, Mi. Y después Sol, Re, La, Mi, Si.  Tenía tres o cuatro músicos con él cuando tocaba. Estaba Don Juan Olivera que lo acompañaba en la guitarra. Estaba Emilio Gallardo que era otro cuatrista bueno. Estaba otro, el que tocaba guiro con el, Jesús Jaffet. Era francés. Yo tocaba güiro con el cuando era pichoncito. Yo empecé a estudiar música con Francisquito Espada, con mi papá primero. Después Francisquito Espada me empezó a enseñar las notas, mas avanzado que mi papá, porque mi papá sabía de música también, pero como era trombón lo que iba a aprender primero, pues Francisquito Espada me enseñó. Y después, cuando estaba un poquito adelantado, Francisquito Espada dejó de... porque yo empecé en la banda con el, entonces Francisquito Espada se renunció, y se fue, entonces siguió Francisco Nazario Quevedo, y con el terminé de estudiar la música, que me hice profesional con el, porque el tenía una orquesta. Entonces me incorporé en la orquesta con el, que se llamaba Orquesta Euterpe. Y de ahí seguí. Y entonces el se retiró.

Entonces el machinero [ed.: conductor de machinas?] González hizo un movimiento para hacer una orquesta. Entonces me incorporó en la orquesta, que se llama la Orquesta Happy Hills. Yo estuve tocando en la Happy Hills hasta el 1976, y tuve que jubilarme porque tuve que sacarme los dientes. Y como yo tocaba trombón en esa orquesta, primero toqué primera trompeta y luego toque trombón, pues tuve que dejarla. Entonces como ya yo tuve una edad bastante avanzada decidí retirarme de no tocar mas bailes. Entonces, antes de eso yo trabaje veintidós, veintitrés años en la Escuela de Música en Mayagüez, de maestro de música. Porque yo cogí el examen para maestro de música y lo pasé y entonces me hice maestro de música en la Escuela de Música en Mayagüez. Entonces, pues seguí trabajando en la música, seguí en la escuela, y después de jubilado, ahora trabajo en una academia ahí "part time." Y todavía toco el cuatro. Por música. La música que prefiero tocar es la de nosotros, la danza [ríe]. Yo tengo dos danzas grabadas, ¿quieres que las toque? [las pone a tocar]

Este cuatro [es de los Franquiz]. Si señor, eso es cierto [que la familia Franquiz hacían los mejores cuatros de esta área]. Los cuatros de antes venían con cuerdas de cuero. La primera, segunda y tercera era de cuero, y las otras eran cuerdas entorchadas. Yo, imitando las cuerdas de cuero, para imitar el sonido del cuatro de antes, le tengo cuerdas de nilón. Y es el sonido que oirás. [toca el cuatro]

[El cuatro tiene diecisiete trastes] ¿Los trastes originales? No porque éste cuatro, cuando se hizo, venía con unos trastes de cuero, enlazados, tu sabes, que venían con cuerdas de cuero en forma de trastes. Como de un cuero, de algún animal era eso... español. Después [mi papá] cuando empezó a tocar en la orquesta, entonces los cambió a trastes de metal. El se los cambió, porque el era ebanista también. El diapasón lo trajo. El diapasón es el mismo. Ahora los trastes, el le quitó los de cuero, y le puso de metal. El puente es el mismo. No se de la tapa [parece de pino], hay una madera alemana que se parece a esta, que se hacían los violines. Pero ahora, yo no se de que... El clavijero original era de madera, tenía boquetes y tenía clavijas de madera, entonces ahí papá lo rellenó por dentro, y le puso clavijeros de metal.

 

 

 

Una bordonua en El Velorio

Una bordonúa escondida en la pintura, El velorio de Oller
A bordonúa found hidden en Oller's painting, The wake

Francisco Oller/El Velorio - 1893

Tiple de tres órdenes: "el tres"

Tiple de tres órdenes: "Tres"

Es evidente que la forma más antigua del tiple era el que portaba sólo tres órdenes de cuerdas sencillas.
Esta imágen la encontramos en el website del Museo Smithsoniano de Washington DC., una que
muestra un tres rústico con tres órdenes dobles de metal. Sería una evolución posterior a la forma original. En algunas regiones los tiples de cuerdas dobles--no necesariamente de tres ordenes--se llamaban "mandurrias", una corrupción del nombre de la bandurria española, que portaba órdenes dobles.

No se debe confundir con el Tres puertorriqueño

La bordonúa melódica

La Bordonúa Melódica

La  desaparecida vieja "guitarra jíbara de gran tamaño" de seis cuerdas del siglo diecinueve reaparece en los comienzos del siglo veinte, trocando su rol de voz grave en la orquesta jíbara antigua, por un rol nuevo en algunas comunidades de la Isla: tocando la melodía en conjuntos, frecuentemente con un cuatro en acompañamiento. Pero estos instrumentos eran híbridos, hechos toscamente con gran dificultad y padeciendo de muchos problemas técnicos. Decían los bordonistas que eran "malos pa´tocar". Pero un manojo de ejecutantes superaron sus deficiencias inherentes y se destacaron en los estima del pueblo. Al morir esos pocos artistas, Candelario Vázquez, Yuyo Velázquez, Aniceto Lozada, y otros, muere también la Bordonúa Melódica. Lo que queda del mismo son pocas reliquias silentes en museos culturales de la isla, y sobre repisas en los hogares de sus descendientes.


 
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La viuda de Candelario Vázquez nos muestra en Juncos la bordonúa de su difunto esposo.

Al comenzar el siglo veinte, la bordonúa y el tiple desaparecen de la antigua orquesta jíbara, ambos reemplazadas por la guitarra. Pero en algunas regiones--Juncos, Aguas Buenas, San Lorenzo y otros-- la bordonúa perdura, pero con una  encordadura insólita y un rango musical más elevado. Ahora su voz aparece en contraste con su uso antiguo como cantante de la voz baja del conjunto.

Sus interpretes desarrollaron una manera distintiva de tocar el trémolo: apretando y soltando las cuerdas sobre los gruesos trastes del instrumento en forma rítmica. Esto causaba un sonido distintivo conocido como el gemido o lloriqueo de la bordonúa. Debido a que los únicos ejemplares que sobreviven de ésta forma de bordonúa son reliquias silentes, nadie sabe cómo sonaban, y una animada controversia sobre cómo debe sonar y cómo debe encordarse persiste entre los que atentan rescatarlo.

Por haber emergido como instrument para tocar la melodía en conjuntos, la hemos nombrado bordonúa melódica


 Notables bordonuistas del pasado

Candelario "Candó" Vázquez

Don Candelario Vázquez

La investigadora Ellen Fernandez-Sacco nos ha encontrado la siguiente información en torno a Candelario Vázquez, proveniente de los censos de 1910,1920 y 1930 y de su tarjeta de ingreso militar durante la primera guerra mundial:

Candelario Vázquez Morales nace en el barrio de Gurabo Abajo de Juncos, Puerto Rico el 20 de julio de 1899. Su mama, anotada como "jefe de familia " era Pascuala Morales, y sus hermanos eran anotados como Juan y Ruperto.

    Para el 1910 su familia se encuentra en el barrio Las Piedras Urban de Humacao. Para el 1930 vive en el barrio Pueblo Sud de Juncos y es reconocido como "carpintero de cajas", casado con Eulogia Pérez y con una hija, Judie, nacida en 1928.

Lean una larga entrevista con Candelario Vázquez

 music39.gif (1520 bytes) Oigan a Don Candó, a edad avanzada, tocando su bordonúa acompañado de una guitarra.

Aniceto Lozada Rodríguez

Por su parecido similar, originalmente identificamos esta foto como otra de Candelario Vazquez, pero su nieto y Jorge A. Torres Bauza nos afirman que era de hecho Aniceto Lozada Rodriguez. De acuerdo con ellos, la foto muestra Aniceto Lozada Rodriguez de San Lorenzo a la edad de 90 años. Muere a los 101 años en abril 2007.

 

Candelario Vázquez

Candelario Vázquez

Recuerdos del fallecido maestro, tocador de la vihuela-bordonúa

  • Una entrevista con su hijo Candelario Vázquez, Jr., sigue

 

Yo nací en el 1899. Tengo 83 años, cumplí en Febrero ahora, en estos días. Yo soy del Barrio de Collores de Piedras.
     Entonces en aquella época los músicos que se conocían en to' esto por aquí eran de Humacao. Músicos de bordonúa. Yo tenía un tío que se llamaba Candó Morales (y yo soy Candó Vázquez) y él era el mayor de catorce, que eran en casa, catorce tíos, o sea, la mamá y trece más. Y ese hombre era el músico que se conocía en to' ese mundo por allí. El mejor músico de bordonúa de los tiempos esos, del... por ejemplo el 1906, 1908,1910, cosas así.
     Entonces surgió un señor que se llamaba Meri, sería Meritón (no me recuerdo el apellido) que era barbero. Entonces era un muchacho cuando el tío mío era buen músico. Era un muchacho. Y le gustó tanto que sé fue para la casa. Él era un mayordomo allí en la finca...del abuelo de nosotros. Entonces con toda la familia esa. Y entonces ese muchacho le gustó tanto que se fue pa' casa...que yo ya había nacido. Tocó la bordonúa de una manera, que yo quisiera que usted había visto tocar y sonar la bordonúa como era que sonaba esa bordonúa. Ese hombre cogía esa... por aquí pa' bajo... ¡Ave María! Tenía una bordonúa ese barbero, la ponía en un velador que tenía en la barbería. La ponía encima de allí. Cuando acababa y no había nadie, enseguida pegaba él a tocar. Imagínate un barbero, con los dedos... ah. Venía y venía uno, y dejaba otro... y la gente se iba allá a oírlo. Le gustaban ir allá porque hacían amistad con él. Era un hombre buenísimo. ¿Pero tu sabes cómo murió ese hombre? Lo mató un carro por allí donde hay el supercolmado que le dicen la Bejuca en Humacao, que le decían la Bejuca antes... lo encontraron muerto en una zanja. Eso fue antes del '30.
     Después estaba ahí en San Lorenzo había uno viejo, ese lo conocí yo desde como el '33 o el '34. Ese le decían Plágedo. Pero era un viejo casi como estoy yo ahora. Pero si usted hubiera visto como es hombre cogía esa bordonúa... Yo no le servía pa' llevarle la bordonúa ni a Meri, ni al tío mío, ni a... yo digo que yo fui músico y tocaba, y que se yo qué. Pero entre los mejores yo no creo que yo no... entre los músicos buenos.
Pero la situación es se fueron acabando los buenos y como que hay que halar con los bueyes que hay, ¿verdad? Pues yo seguí siendo uno de los que seguí la tradición, hasta que hoy en la actualidad, yo acabe siendo, se pudiera decir en Puerto Rico quizás el dos o el tres, o quizás el uno... Sí porque ya no lo hay...
     Todos los años vienen aquí de las escuelas a coger la idea de la bordonúa, que si... traen algo de un programa que ellos quieren pa' que le hagan notas y ellos vienen con el propósito que lo orienten de algo, y yo de acuerdo de lo que me dicen, pues yo hago. Cada rato, cada rato, cada rato. Yo he ido al Instituto de Cultura y de allá vienen de Corozal, de por allá. Porque ahí sí hay cuatros buenos. Hay cuatristas, hay gentes de por ahí, de por Corozal que yo he ido a ver cuatros que ellos hacen que solo la naturaleza puede mejorar, yo creo, que es lo que ellos hacen. ¡Y lo bonito que suenan!
      Se pudiera decir que entre los instrumentos de cuerda el cuatro se lleva todos los demás instrumentos, en adelantos de técnica. Por que han sacado del cuatro... lo primero que el cuatro lo han sacado de su original.
     ¿Tu sabes como era el cuatro de antes? El cuatro de antes era... esta base era así... Y cuando yo empecé a tener uso de la razón, allá en el 1905, algo así, entonces esto de aquí era así de platito, pero aquí venía hasta acá, y aquí era... tu ves. Hacía una esquina aquí. Y de aquí terminaba recto aquí. Hasta aquí. Como un triángulo. Y el cuatro era de cuatro cuerdas. Yo entonces no era músico. Era entusiasta. Yo empecé a tocar algo como del 1912, que ya yo tenía trece años, que fue que yo empecé a tocar la bordonúa.
      Siempre he tocao bordonúa y esto es: porque me estaba... si no lo hubiera aprendido ninguna cosa, ¿sabes porqué? Porque esos músicos de Humacao estaban en casa casi siempre. Porque las amistades de Candó, el músico que era tío mío, los empezó a traer a casa. Y en casa hacían unas giras en el campo que tardaban semanas. Y venían todos los músicos a tocar. Y se turneaban. Y ahí se comía, y se... lechón asado... una gira que duraba una semana. Y se baila por las noches, y eso era una fiesta tremenda. Cualquier época del año.
     Todos los mejores músicos se aparecían allá. Estaba Pedrito Rivera. Que era de Las Tejas de Humacao. Un hombrecito bajito él. Buen músico, bueno. Pero no nombrao así. Pero era bueno. Y también había un Miguel Torres. Pero tocaba una bordonúa. Bueno bueno bueno.¡Ave María!
     Allá en la esquina no sé a donde en Las Piedras estaba Félix López, en aquel gran negocio que había allí. Allí había una casita de dos pisos. Casi la única que había por ahí en esa época, en los 1910, 12, 14. Y allí se bailaba, y yo no sé quién era el dueño. Y era casi todos los sábados, y se traían ese Torres. Oiga, y ese hombre tocaba con un... un deseo. ¡Ave María!
     Pero estaba en Caguas Germán Vázquez Ese músico no era tan bueno como Meri y cosa parecida, ni era tan bueno como Candó Morales. Ni era tan bueno como éste de San Lorenzo, Prágedo. ¡Esos eran buenos buenos buenos buenos! Pero este de Caguas tenía una oportunidad distinta a estos jóvenes: que era un hombre más activo. Que busco un hombre que tocaba un celo de esos. Y un guitarrero que se las traía. Como decir un Miguelito Alcaide o algo así. Y formaban un conjunto ahí de tres o cuatro músicos. Entonces no se cantaba en la música así como ahora. Antes era música nada más. Las danzas no tenían letra. Las letras de las danzas, yo creo que se la hicieron allá por el '20... que las sacaron a todas las danzas. Pero había danzas que si, desde que yo era pequeñito oí decir, por ejemplo "Ya Decíame con la Luna," aquella que antes se le decía "Risa a la Cinta"... de Ángel Mislán, y después ya se empezó a oír la Sara, que eso era de Morel Campos algunas y otras... yo creo que la Sara era de Morel Campos. Y cosas así.
     Tu te sentabas en el centro de la plaza de Caguas y donde era un teatro que le decían El Alcázar, ahí había una casa de madera grandísima de dos plazos. Y el balcón era enfrente de la casa. Y era un casino, que bailaban ahí, me supongo. Y en el 1924 yo trabajaba en Ponce de carpintero en la High de Caguas, en la construcción. Y me iba allí, porque sentado en la plaza de Caguas, en el centro de la plaza, oía esa bordonúa y era como... ay Dios mío, se oía la nota mas baja que diera... se oía divinamente bien. Por la noche, como de las siete de la noche hasta las once o las doce, hasta las tres de la mañana, los bailes que se hacían, casi frecuentemente. Y tocaba acompañado con una guitarra, un celo, un carracho de esos.
     Y entonces fue cuando, en esa época más tarde vino eso le decían El Maimán (el Maimán era una pieza musical que había, que eso era como un fox trot) Y allá para el 1924 que fue cuando yo estaba en Salinas ya, que entonces estaba... "Yo Soy Boricua"... Alma Boricua. Que eso fue nuevo en 1924. Nuevecito de fábrica. Y cosas así por el estilo. Pues en casa yo veía un nene que lo que usaba era unas botas... no usaban pantalones. Los muchachos que no tuviéramos más de diez años no usamos más que unas botas largas. No usábamos pantalones. Así era la cosa. Y entonces yo me daba cuenta, porque música había, de esta gente eran tantos, que cabían dentro de.. dentro de la casa, porque las casas antes uno los veía tan grandes, pero hoy en actualidad esas casas grandes, que se veían antes, hoy las veo lo que son así, chiquititas. Porque como antes había menos público, pues parece que las cosas... Yo me iba a la puerta y vi esa bordonúa brillando con las cuerdas, brillaba. Y decía yo... yo en mi imaginación, yo daría cualquier cosa por hacerle así a esas cuerdas. Tocarlas así, imagínate. Que yo pudiera irlas a tocar, me decía. Si yo la pueda tocar siquiera, de alguna manera. Como se mandaban esas Danzas por ahí pa' bajo... se tocaban en la bordonúa, en trío.
     Entonces estaban los hermanos que tocaban bordonúa de Naguabo, Juan y Purin Parrilla. Los dos eran hermanos inseparables, y Purín tocaba una guitarra, yo creo que no se debe ver mal. Él vivía en la calle Loíza, pero Juan murió, murió de repente en San Juan. Se fue pa' San Juan y el se hizo guachiman de las construcciones y guardiaba de noche, y murió de un momento a otro. Y entonces Purín se quedó muy triste y solo. Y él me vino un día acá, y me decía, "Candó, porque tu no te vas conmigo pa' San Juan, tan bueno que esta en San Juan." Y el me había oído tocar a mí. Y en una fiesta que había en casa de esta DePini. Esta muchacha que hoy día era una vieja pero en aquella época sería una muchachita. Pues estábamos en una fiesta allá. Y llegaron los Parrillas esos. No para tocar ni na', pero parece que "Mira, hay una música prendía en casa de los DePini. Y llegaron allá. Vestidos bien, que ellos se las echaban mucho. Ganaban buen dinero ellos, hacían otras cosas mas que tocar música Se ganaban mucho y sacaban con buen estilo, y to'...
     Yo toqué esa pieza de música y ellos vinieron a felicitarme. Ellos cogieron y se pusieron a bailar. "¡Muchacho!..."Yo no sé si de veinte años... un hombre ya... "Oiga, ¿y uste' es de Juncos?" "Sí." "Y, oiga, ¿cuántos años uste' lleva tocando?" "Bueno, cinco o seis años," yo le dije (creo que me recuerdo le dije así). Entonces dice, "pues mire, usted tiene un buen porvenir en la bordonúa. Tiene un buen porvenir porque esta tocando bien." Me dijeron ellos. Le da ánimo a uno, verdad, porque si usted canta y canta bien pero nadie le dice ni jabón, pues usted...
     Ellos no me habían visto tocando, pero yo si los había oído a ellos, y sabía... cuando yo los vi a ellos yo me... me dio el corazón... Yo dije, "¡Ay, mi Madre Santísima!
     Mando a decir que el Maimán ese estaba en boga en aquellos datos. Entonces cuando hicieron esa sugerencia, que me dijeron, "Ah uste' tiene un bulto de...  en la bordonúa, porque si con ese tiempo y ya usted toca así..." Porque un músico de seis años es un perito ya. Entonces yo cogí mas ánimo. Entonces fuimos a Yabucoa a una fiesta de aquí, de un comerciante de aquí. Y tocamos en casa de un tal Soga, que era sostre. Era sastre... era sastre, mi' como estoy. Entonces fuimos a una fiesta ahí. Que yo creo que fue la mejor fiesta que se ha visto en... Ave María Purísima.
     Y entonces había ahí un músico que le decían Cantulio que tocaba bordonúa. Un hombre así, bajito. Oye, se asomó a esa gente y había una multitud en la calle, como si hubiera sido un mitin. "¡Mire aquel baile, ese!" Entonces vino uno, de los conocidos, "mire aquí hay un señor que es músico, y te quiere conocer." Y yo fui pa' lla al balcón, y "mire señor," y hablamos y nos hicimos amigos y eso, y dijo "aquí estoy a sus órdenes." Y así seguimos viendo músicos. Yo te digo habían muchos, muchos músicos.
     Estaba Dominguito de Humacao, Que era un trigueño, que era el que arreglaba todas las bordonúas. Le ponía los trastes. To' el mundo hacía cualquier bordonúa. Pero ponerle los trastes que dé una buena afinación... ese era Dominguito Pérez. Un trigueñito bajito. Ese tocaba bueno, pero como el se dedicaba... él era mecánico de la Central. Y ganaba también con la música, pero ganaba mucho más en su oficio y arreglando las bordonúas. Uste' iba a su casa y encontraba cinco, seis o siete bordonúas.
     Oh, ¡seguro! Si eso era el instrumento del día en aquella época. [Se utilizaba] mucho más que el cuatro. Porque la bordonúa era un instrumento malo pa' tocar. Un instrumento que se puede decir que ningún hijo de un músico se ha hecho músico de bordonúa. Mi' que cosa. Y, sin embargo, donde hay un cuatro, se hacen músicos todos los muchachos que hay, y hasta las mujeres también.
     Mire la diferencia que hay: pero es porque es perpostoso pa' tocar. Pero el cuatro... mira, el cuatro aquí mismo, aquí se puede tocar la Sara así, sin bajar de aquí pa' bajo. Aquí en este... esto es muy distinto: esto hay que estar bajando hasta acá abajo, subiendo hasta acá 'rriba... por ejemplo, si yo tuviera... yo tengo la mano muy mala, muy mala, pero para que tu vieras algo... por ejemplo: [toca unas notas en la bordonúa]... ya yo no puedo... ya he dejao eso ya porque no puedo... imagínate, tengo eso que le dicen Parkinsons, y eso yo no puedo ni firmar, le voy a dar a una cuerda y toco la otra. Ya no hay tacto... [toca parte de una pieza detenidamente].

En la bordonúa, ¿hay que mover la muñeca mas que en el cuatro?
Si, porque las cuerdas de acá no son más que para contestar las otras, casi al aire. Pero son los músicos que eran buenos le sacaron también a las cuerdas de acá mucho. Porque las tocaban en parejas... tu sabes hacían en segundo y en tercero... Pero todo... yo tocaba igual que los demás. Como tocaban los demás, pues yo lo hacía igual. Quiero decir: en el estilo, utilizaba las mismas cuerdas que ellos tocaban, pero siempre hay músicos como en la guitarra... tu sabes que a un músico de esos que, guitarreros, que las cuerdas no dejan de sonar todas todas, todas, y hay acompañamiento... usted oye una guitarra de un guitarrero de esos hoy en día, y usté lo oye acompañando como si fueran dos guitarras o tres, porque el mismo se va acompañando. Pero eso depende de la calidad del músico.

Para esos tiempos el que tocaba bordonúa ¿siempre tocaba acompañado de otros?

Sí. Porque esto se oye bien cuando hay una guitarra. Cuando hay acompañamiento que lo ayuda a uno. También se utilizaba un cuatro en segundo a dúo, ¡ahá! Eso se oía que... se amanecía uno. [Que la bordonúa le hiciera la segunda al cuatro] se podía hacer, pero no nunca vi a ningún músico, ni yo lo hacía tampoco. Por bueno que fuera un músico, nunca vi un músico de bordonúa tocando en segundo siempre tocaba de primo, y los cuatros. No era por tradición, por la técnica sería. Pero la situación es que eso pasa con los lenguajes que uno aprende lo que [lo rodea].
     Se tocaba de todo. Se tocaban pasodobles, se tocaban danzones, se tocaban mazurcas... de valses, yo sé, yo creo, más que un millón.
     Yo tenía unas grabaciones cuando yo estaba un poquito, que se podían oír... yo hice uno en casa de ese Felito Rodríguez, que es de Corozal, y vive ahí en Santurce que si usted quiere algún día podemos hacer un viajecito allá pa' que usted vea. Allí se graba, él arregla todos los instrumentos habidos y por haber. Era un hombre... sacaba como diez o doce premios en el Instituto de Cultura por instrumentos que hay. Tiene ocho o diez diplomas en su casa. Y allá yo he ido y he sacado... mire a ver si ese disquito...
      Se tocaban plenas, guarachas, pasodobles, danzones, polcas. Antes no se cantaba mucho. En esa época no se cantaba. Se ha venido a cantar desde el '40 pa'lante, o desde el treinta... yo llegué a tocar hasta...  bueno, yo tocaba en las Navidades como hasta el '40 tuve que tocar. En navidades tocábamos aguinaldos y esas cosas, y alguno u otra dancita, y después que uno se calienta soltaba... mira, después que se daba uno dos o tres palos...
     Música de cadenas, y de caballos, todo eso lo tocaban en la bordonúa. Pero yo no tocaba eso. Como no lo sabía de memoria... porque yo tenía una cosa: que yo no sabía, por ejemplo, que, este, una pieza musical... y venía usted: "mire no me sale." Por ejemplo, una vez que... "tu no sabes '[Estío de un Demonio]' un vals que había que decía... y yo pues, como no habían radios, no había na', pues eso tenía que buscarlo en un disco si acaso alguno lo tenía, e ir allá a la casa, y... bueno los músicos siempre buscaban, pero como yo siempre estaba trabajando, no tenía ese tiempo. Y yo un día, ya me tenían en Juncos, mercancía y no, y eso allá iba, y "caramba, que tu no sepas [estío de un Demonio], bendito, pero es que yo sé, yo no lo he oído, ni tan siquiera." Y llegamos a Gurabo, en casa de un tal Don Pérez, que era el mayordomo de la Central Juncos, y me invitaron a la casa. Y fuimos con un guitarrero de acá, con un carrachero, y nos apeamos del carro y nos paramos a la sombra de una casa de dos pisos hasta preguntar dónde vivía ese Don Pérez. Que vivía por allá alante de la Plaza. Y se nos presenta un muchacho que era músico de cuatro, que era íntimo amigo de nosotros, que tenía una nube en un ojo. Le decían El Pote pero él tenía en el ojo dentro una nube blanca. No guía por eso. Y tocaba bueno bueno bueno, y tocaba con el cuatro al revés así pero con las cuerdas al revés. Se presenta con el cuatro, que iba a pasar, y "mira, ven acá, Iván.." Y mientras hablamos nosotros, y le digo, "¿tu sabes ese vals que dice (..) Demonio" y me dice "¡Sí!" Y yo le digo, tócame unas notitas ahí," y me dio, tan tan tan tan y me dio, y eso es... Eso es.... y cuando llegamos allá que saludamos y dice "vamos a tocar [Se escribe por un Demonio], y yo no había dao una nota todavía. Y pegamos y nos quedamos con el show. 'Chacho, se toco un.. es más quedamos invitaos allí pa' un baile en casa del alcalde, y hubo hasta un violín, un muchacho que tocaba una guitarra hawaiana, con un cristal así, las cuerdas eran altitas, bien altas del diapasón, con el violín, y él con un cristal así por encima, oye, y sonaba que... y había una jarana de esas con este de Caguas, con Germán, y cada vez que acabamos de
     Uste' no se acuerda que había un tal Don Sete que había aquí que era barbero, que murió en el '46. Te lo digo, ¿sabes porque? Mire como son las cosas: murió por la noche y yo iba pa'lla pa' Nueva York, a verme con Castroviejo, asunto de la vista. Castroviejo era el que cambiaba las corneas y el primero que hubo en esa rama, que operaba la córnea... Y adonde quiera que yo iba que iba a que eran familiares míos, o familia, gente de Juncos, mira, a donde yo iba, pues me decían, "mira, ya que tu estas aquí, vamos a casa'e fulano pa' que... el vive allí en el número tal, en la calle tal... vamos ir allá." Y allá, donde quiera que llegábamos, "mira se murió Don Sete." Era lo primero que nos decían ellos. Ustedes han avanzao mas, a veces de desde acá... se sabía de donde allá. Y Don Sete era un hombre que era un barberito de Juncos, viejo. Pero era un viejito chistoso que con las gracias de él todo el mundo gozaba contento. Él decía mas embustes que... tu sabes como es gentes de esos que se las traen de todas. Y el se ponía a hacer un cuento, y alguien que dijera un nombre... "ese mismo es." Algunas veces él quería decir que era un barbero y después decía que era un pelotero, pero... y la gente pues cogía la broma. Y por esos chistes, pues se contó en todo Nueva York, y todo eso, que se murió Don Sete. "Mira chico, se murió anoche Don Sete."
     Y como antes cualquier cosa se oyería demasiao bien porque la música no era una cosa como ahora que se está sobrando. Pues por naturaleza, hasta los instrumentos sonaban bien porque yo creo que la acústica del ambiente... no había ese ruido ni nada de'so. Un instrumento sonaba lindo, precioso, preciosos, precioso. Y duro. Le puedo decir que en esa época, venía por ejemplo un orador a hablar a la casa, pública. Se ponía a hablar sin micrófono ni nada y yo creo que se oía aquí clarito. Porque se podía usted sentar ahí en el balcón y oír clarito. Sí. Hoy, se va la luz y deja de funcionar el micrófono y aunque se le salga la lengua, la garganta al orador, allí al lao usted no lo oye. No se oye. Son los ruidos que han llenao la atmósfera. Ya no hay la... las ondas ya no llegan. La acústica esa se ha acabao
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Recuerdos de Candelario Vázquez, hijo

Hemos visto referencias a la bordonúa del siglo XIX como instrumento de voz baja...
...la bordonúa nunca se usó como bajo y eso no es cierto; la bordonúa se utilizo siempre para llevar la música cantante, con lo mismo que se hace con el cuatro. Hasta la fecha yo, por ejemplo, tengo 58 años. No he oído a nadie que utilice un cuatro como bajo, nunca. El cuatro se utiliza para llevar la voz cantante en la melodía, y lo mismo pasaba con la bordonúa. Lo que pasa es que la bordonúa, lo dijo el viejo mío, fue sustituida por el cuatro. Porque la bordonúa es mucho más difícil para tocar que el cuatro, el cuatro es fácil para tocar en comparación con la bordonúa. Por eso fue que la bordonúa fue desplazada por el cuatro. Porque el cuatro tiene las notas, creo, según me decía mi viejo, cerquitas. En la bordonúa las notas son mas lejos, o sea, es más difícil sacar las notas en una bordonúa que en un cuatro. Pero el cuatro y la bordonúa llevaban la melodía--no lo que se esta diciendo ahora, que la bordonúa se utiliza como bajo. ¡Eso no es cierto! Entonces yo se lo dije a Rafael Avilés que estuvo aquí la semana pasada y el me llamo a mi casa y me dijo "tú tenias razón." Él buscó en unos libros que él consiguió y encontró que lo que yo estaba diciendo era cierto.

EMPIEZA LA ENTREVISTA FORMAL
     Mi nombre es Candelario Vázquez, Júnior, por que mi papa se llamaba Candelario Vázquez. Yo tengo el mismo nombre también. Ahora a él le decían Candó. A mí me conocen por Junior. Bueno este instrumento era de él. Pero este instrumento el lo adquirió cuando era joven, de una persona que desconocemos ahora y él tenia otro y lo cambiaron. Pero yo desconozco quien era la otra persona.

¿Para qué año fue eso?
Eso fue ya hace muchos años. Como para los 20, por allá.

Entonces su papa tenia este instrumento ¿como para que año mas o menos?
Bueno desde esa época como, desde el año 20 o 27 por allá.

Explíquenos algo como su papa tocaba el instrumento. ¿Qué tipo de música y con quien tocaba él?
Bueno el tocaba con, mayormente vals, mazurcas, danzas. Y siempre estaba acompañado de un cuatrista y un guitarrero. El llevaba la melodía. El cuatrista le hacia segunda voz y el guitarrero acompañando. Así era que el tocaba siempre.

¿En qué tipo de eventos tocaba su papa?
Si, él amenizaba bailes y en las casas, baile o cualquier actividad que se requería la música, y él tocaba.

¿Cómo su papa tocaba usando la pajuela?
Él tocaba como un estilo de templo y entonces acá en la de esto hacia vibrar la cuerda, que la cuerda, como que lloraba en algunas piezas. Él la aguantaba así como la tengo yo. Nunca usó correa.Quizás por la época verdad? Estamos hablando de épocas más antiguas.

Usted decía que él hacia llorar las cuerdas. Explíqueme eso.
Él hacía esto así [menea la cuerda con el dedo]. Él tocaba la cuerda, y la cuerda como que lloraba. No, no él hacia como un movimiento como así, y las cuerdas, como al darle, como que lloraban. En algunas piezas. No en todas las piezas.

¿Su papa conoció otras personas que tocaban la bordonúa?
Bueno él conocía a Cundí, a Balbuena, a Germán de Caguas, no sé que otras personas.

¿Sabe de dónde originó la bordonúa?
No, no sé. Porque en esa época, la bordonúa existía bastante en muchos sitios. Pero de adonde venia nadie sabía.

¿Qué usted recuerda que su papa decía sobre el cuatro?
Bueno, él siempre, lo que me decía, que el cuatro, él consideraba que el cuatro había reemplazado la bordonúa, porque el cuatro es más fácil para tocar, la bordonúa era más difícil. El me decía en el cuatro las cuerdas se encuentran fácil; La bordonúa no. Las cuerdas se encuentran por aquí, otra por acá, las notas están distantes.

¿Su papa nunca le contó por qué usaba los rayos de bicicletas [que atraviesan su bordonúa]?
No. Eso fue, él lo utilizo para darle fuerza aquí al puente. Si el se ingenió esto porque la bordonúa no veníia así. Entonces él le añadió esto, para darle fuerza. Con las fuerzas de las diez cuerdas, no se viniera pa'ca, le metió esto aquí. O sea, trajo algo, esto era doblado de aquí pa'ca y el me decía que esto no hacia mucha fuerza. Y él le eliminó eso y le puso esto derecho. Sí. Era una varilla pero daba la vuelta de aquí pa' ca y le metió esto recto [que] hace fuerza. NO, no lo hizo él. No. Es lo mismo. En vez de esto de ser recto, daba la vuelta como así para acá, y entraba en la madera. Si, lo mismo, pero que tenia como una vuelta y el me dijo esa vuelta no hace mucha fuerza. Si porque de hecho yo tengo un cuatro que, yo tengo un cuatro mío que lo compre para coger unas clases de cuatro y me voló el puente.

¿Usted me puede hablar un poquito de los tornillos que tiene atrás?
Así estos que están aquí, bueno eso yo no sé, eso me imagino que es un refuerzo para la tapa. Eso lo tenía. Si es para darle fuerza a esto para que esto se le levante que no se arquee como dice uno.

¿Estas clavijas son originales?
Si son de hueso.

¿Qué tipo de reparación le hicieron al instrumento?
Bueno, mejorarle los pisos. Él la pintó. Después le hizo una reparación de pintura, y mas nada, lo demás esta igual. No sé. Yo creo que esto es Yagrumo, parece. Esta caja, no sé que material es esto. Desconozco qué material es este. Sí, sí la tapa es postiza. No es una sola pieza.

¿Él tocaba música jíbara?
También. Él tocaba aguinaldos, mapeyé, música nativa de aquí de PR, seis, fajardeños y cosas así por el estilo.

              

NOTAS BIOGRÁFICAS

La investigadora Ellen Fernandez-Sacco nos ha encontrado la siguiente información en torno a Candelario Vázquez, proveniente de los censos de 1910,1920 y 1930 y de su tarjeta de ingreso militar durante la primera guerra mundial: Candelario Vázquez Morales nace en el barrio de Gurabo Abajo de Juncos, Puerto Rico el 20 de julio de 1899. Su mama, anotada como "jefe de familia " era Pascuala Morales, y sus hermanos eran anotados como Juan y Ruperto.







 

 

El Tres en Puerto Rico

El tres en Puerto Rico:

    Es quizás fácil aceptar la proposición que nuestros instrumentos de cuerda descendieron de los antiguos instrumentos de España. Pero es un poco más difícil aceptar el concepto que uno nació en tiempos muchos más recientes con el único propósito de tocar música cubana. Pero así fue con nuestro tres puertorriqueño. Pero por otro lado, el concepto de un instrumento puertorriqueño cubano no es peculiar si reflejamos que a través de los siglos, las culturas de Cuba y Puerto Rico se han entrelazado frecuente e íntimamente.
    Una de las consecuencias de esta proximidad ha dado lugar que el tres fuera adoptado en Puerto Rico, pero con un forma y encordadura distintiva, aún manteniendo un temple similar: así nace el instrumento que llegó a conocerse como el tres puertorriqueño.



Oigan algunas muestras sonoras:

Carreteros (requiere Real Player) Cuarteto Marcano. El tresista puertorriqueño puede ser uno de estos dos: Luis "Lija" Ortiz o Sarraíl Archilla (c.1945-46)

Alma Borincana (requiere Real Player) Guaracha por el Quinteto La Plata, c. 1937, el tresista probablemente es Cándido Vicenti


Desde la imposición de la ciudadanía estadounidense en el umbral de la Primera Guerra Mundial, los boricuas viajaron a Nueva York en busca de mejorar su condición de vida. Los músicos no fueron la excepción. Desde el principio de la década de 1920 los músicos puertorriqueños grabaron para las casas disqueras norteamericanas la música que estaba de moda en las comunidades puertorriqueñas. Además de música jíbara y hasta música norteamericana como el Charleston, el Fox Trot, y el Two Step, mucha de esta música en esencia era música de raíz cubana. La industria disquera era una industria muy controlada, dónde los estilos musicales lo dictaminaban los empresarios y no los músicos, y era más económico contratar artistas locales en Nueva York, que viajar con estudios portátiles a Cuba, Santo Domingo o Puerto Rico. Es por eso que existen tantas grabaciones antiguas de sones y guarachas tocadas por personal puertorriqueño en los Estados Unidos.


     Fue en este contexto donde los puertorriqueños se vieron "obligados" a adoptar el tres como instrumento de su repertorio. Nuestros grandes compositores, tales como Rafael Hernández, Pedro Flores, Plácido Acevedo, Pedro "Piquito" Marcano, entre otros, compusieron dentro de este molde comercial, uno que les permitía expresar sus sentimientos patrios, sus penas y sus amores, pero en una base musical esencialmente cubana. Esa generación de músicos compuso mayormente guarachas, sones, boleros, rumbas, congas - todos de raíz muy cubana--a la vez de aguinaldos, seises, danzas, o plenas -géneros puertorriqueños. Dado este contexto es muy normal entender que muchos músicos se hicieran diestros en el tres y su rol dentro de la música.

Lo que no sabemos con certeza es si los músicos boricuas en Nueva York usaban el tres cubano como se hacía en Cuba--o si fue en la gran urbe que los puertorriqueños desarrollaron el distintivo tres puertorriqueño. Hay evidencia que el instrumento puertorriqueño insipirado por el cubano nació por primera vez en Puerto Rico y luego se llevó a Nueva York; y también tenemos evidencia que nació en Nueva York, y luego de ahí viajó a Puerto Rico. ¿Cuál sería? Decida usted: la evidencia de sus origines en ambos casos la presentamos aquí

Los tresistas puertorriqueños

Algunos músicos puertorriqueños que se han destacado en el tres han sido - más o menos en órden de época e incluyendo en qué grupos tocaban:

  • "Piliche" (Guillermo Ayala) 1906-1993, supuestamente el primer tresista puertorriqueño, aprendiz del tresero cubano Isaac Oviedo quien llega a Puerto Rico junto con el grupo Septeto Matancero de Graciano Gómez

  • Yayito Maldonado - Quinteto La Plata, Sexteto de Pedro Flores, Canario y su grupo

  • ________ Reyes - Cuarteto Marcano (Los Carreteros)

  • Cándido Vicentí - Sexteto de Pedro Flores, Quinteto La Plata

  • Luis "Lija" Ortiz- Sexteto Caravan

  • Juan Irene Pérez (Figurín)
    Vea foto y enlace más abajo

  • Mario Hernández - Los Diablos del Caribe, Sonora Borinquen

  • Yomo Toro - Larry Harlow, Fania All Stars

  • Tuto Feliciano - Cuarteto Yari

  • Máximo Torres

  • Charlie Rodríguez - Orq. Johnny Pacheco

  • Nelson González - Conjunto Folklórico Experimental, Típica 73, Cachao, Marc Anthony. Visite la página web de Nelson

  • Tito García - Sexteto Moderno, Pleneros de Truco

  • Oscar Ríos - Borincuba Oscar Ríos nos escribe 27-8-01 para corregir su nombre en esta lista y mencionar que tocó con Pete "El Conde"  Rodríguez, Conjunto Clásico de NY, El Sabor de Nacho, Mickey Cora y la Orquesta Cabala, Conjunto Caney, Pacheco y su Tumbao, y Cachao.

  • Louis García - Conjunto Canallón, Cheo Feliciano

El maravilloso y muy trabajador  tresista puertorriqueño Nelson González prefiere tocar un tres cubano firmado por Cachao. Nelson ha ganado el premio Grammy y toca su tres con Marc Anthony. Nelson escribió un magnífico nuevo método para el tres.


  Tres puertorriqueño hecho por el artesano William Cumpiano, cofundador
del Proyecto del Cuatro, para el tresista japonés Takashi Shimazaki.
Foto de William Cumpiano

 
El Cuarteto Tropical
foto tomada febrero 17, 1935
Izquierda a derecha (parados), Fernando "Nando" Lao (2da voz); Antonio Marrero (2nda guitarra); Félix Castrillón (1ra voz); Adolfo "Biriquin" Rivera (tres); sentado:  Axel Rivera (canta y gerente)

 


Conjunto de Claudio Ferrer
foto tomada 1934
Sentados al frente, izquierda a derecha, Claudio Ferrer, guitarra; ? Rovira, tres puertorriqueño; Oscar Aponte, bongo. Parados: Ernesto Mantilla, maracas; Benito Rullan, bajo; Antonio Nieves, vientos; Vitin Mercado, trompeta

 
El tresista Rovira (ver arriba)


El Septeto Puerto Rico
foto tomada alrededor de 1930
De pie, en el bajo: Fernando Pizarro "Nandí", Pompilio Gutierrez "Pompo": cantante y maracas, Roberto Maunez; Leocadio Vizcarrondo: segunda voz y guitarra; Guillermo Ayala "Piliche": tres. Sentados: en la trompeta, Juanchín Ramirez; Emilio "Yiyo" Fuentes: bongo.

 
Guillermo "Piliche" Ayala
Tresista del Septeto Puerto Rico (vea foto arriba)
Supuestamente, "Piliche" fue el primer tresista puertorriqueño. Pero, ¿lo fué? Vea la evidencia aqu
í


Mario Hernández


...es el tesista puertorriqueño más reconocido,
posiblemente el más grande de la historia


Mario Hernández durante un concierto en el Viejo San Juan con la Sonora Borinquen, Abril del 2000

Oigan un solo largo de tres de Mario durante esa presentación (2.8 Meg Mp3)

Transcripción de este solo un regalo del tresero austriaco Richi Ploder

 

Tuto Feliciano

Vemos aquí el distinguido tresista/cuatrista puertorriqueño Tuto Feliciano (1926-2005) cuando joven durante la década de 1940, con su tres rústico de la época.

Oigan a Tuto con el Cuarteto Yari en su solo durante la selección: Flamboyán  

Obtengan una trascripción completa de este solo en pentagrama, otro obsequio del tresista austriaco Richi Ploder



Otro solo de Tuto Feliciano con el Cuarteto Yari:
Pensando en Ti

 

Afinación y encordadura del tres puertorriqueño

El tres puertorriqueño tiene tres órdenes (grupos) de tres cuerdas cada una, sumando a un total de nueve cuerdas. Difiere al usual tres cubano, el cual tiene tres órdenes dobles

Desde el más agudo al más grave, la afinación principal es en Do mayor:

Sol, Do, Mi

Frecuentemente se monta un capotasto detrás del segundo traste, cambiando la afinación a Do menor:

La, Re, Fa#

Las cuerdas individuales dentro de cada orden se afinan a unísonos o a una octava de distancia. Dentro de las ordenes octavadas la cuerda más grave es entorchada (envuelta con un fino hilo de metal) y la cuerda más aguda es monofilamentada , o sencilla--la diferencia en su masa es lo que mantiene ambas cuerdas tensas igualmente a pesar de estar afinadas distintamente.

Sin embargo la manera en que las sencillas y las entorchadas se disponen dentro de cada orden, o hasta cuáles ordenes son unisonadas o octavadas, varía de acuerdo con la costumbre del ejecutante. Las configuraciones más comúnes de cuerdas octavadas y unísonas dentro de las tres ordenes del tres puertorriqueño son: (Letras mayúsculas denotan la octava grave--y por lo tanto la cuerda entorchada)

Las siguientes encordaduras alternativas nos la dio el artesano-músico experto de Brooklyn, Nueva York Tito Báez:

1- sol SOL sol     do do do     mi MI mi
2- sol sol SOL    do do do      MI mi mi
3- SOL sol sol    do do do      mi mi MI

También hemos visto:

4- SOL sol sol    do do do    Mi mi mi

Pueden comprar juegos de cuerdas para el tres puertorriqueño de La Bella (# L-730, tildadas incorrectamente como cuerdas de tres cubano). Las cuerdas para el tres puertorriqueño pueden ser seleccionadas de cajas de cuerdas individuales de acero de guitarra disponibles en distinto calibres de tiendas de música-usualmente las tiendas más grandes. Las cuerdas sencillas usualmente son de acero ténsil y las entorchadas son usualmente envueltos en hilo niquelado o bronceado, o a veces son una combinación de seda y metal. Los calibres son típicamente los siguientes:

sol octava aguda: .011" sencilla
SOL octava grave: .024" entorchada
do: .015 sencilla
mi octava aguda: .011" sencilla
MI octava grave: .024" entorchada

 

El vínculo de dos treses

De un pájaro, dos alas:

El vínculo del tres cubano y el tres puertorriqueño


Informe del investigador Ramón Gómez

    De acuerdo con el productor/collecionista Don Mariano Artau, en el 1934, Isaac Oviedo visita a Puerto Rico con el Sexteto Matancero, con su director musical Graciano Gómez. Hicieron unas presentaciones en el Club Escambrón en San Juan, y allí estaba entre la audiencia Piliche. Según él me explica, Piliche era de Barrio Obrero, era un muy buen guitarrista y tocaba con el Trío Lírico con Pompo y Leocadio. El de alguna manera se enteró y logró ver varias de las presentaciones. Incluso, logró hacer amistad con Oviedo en el tiempo que estuvieron aquí y en el hotel donde se estaban hospedando se encontraron para hablar del instrumento.
     Oviedo le enseñó las posiciones básicas y como era que funcionaba el montuneo. El Sexteto hizo varias presentaciones, así que Piliche logró ver a Oviedo en acción más de una vez. Según Artau, eso fue suficiente para que Piliche se convirtiera en nuestro primer tresista en la Isla. Sin embargo, es muy probable que en NYC ya hubiesen existido para mediados de los '20 otros boricuas que hubiese aprendido el tres, pero esa información todavía estamos por confirmarla.
     Otro dato en cuanto a Piliche, el que le hizo su primer tres, según Artau, fue en definitiva el Sr. Medina - artesano/lutier que vivía en la Parada 15 en Santurce.

Por otro lado...
Comentario de William Cumpiano:
La aseveración de Mariano Artau que Piliche aprende a tocar tres en 1934 durante la visita a Puerto Rico de Isaac Oviedo, y de ahí parte la fecha en que el tres puertorriqueño se construye por primera vez, nos presenta con una problemática: al examinar una foto (fechada en 1934 también) del Conjunto de Claudio Ferrer, fecha en que se encontraba Ferrer en Nueva York, muestra inconfundiblemente a un tal Rovira (visto a la derecha) sentado con un tres puertorriqueño de nueve cuerdas. Así que, ¿como pudo el tres puertorriqueño haber sido inventado en Puerto Rico en 1934 cuando ya existía en Nueva York?

La clarificación de la duda puede existir en la siguiente información que nos ha llegado recientemente (12/04) del guitarrista austriaco Chris Molisch, quien fue informado por Efraín Amador, maestro de tres y laúd en la ISA de Habana, Cuba--quien conoció a Isaac Oviedo personalmente--y quien le aseveró que el primer viaje de Oviedo a Puerto Rico fue en el 1929, no en el 1934. Si esta fue en realidad la fecha en que los puertorriqueños vieron el tres Cubano por primera vez en manos de un legendario exponente del instrumento, es posible que ya para 1934 el nuevo instrumento había emigrado a Nueva York.


Entrevista con Figurín
Fragmento de una entrevista con Juan Irene Pérez, "Figurín" de Lorenzo Valoy

L.V. - ¿No te influenciaron algunos músicos cubanos también?
Figurín - ¡No, conmigo no! Hasta Puerto Rico vino un grupo cubano, llamado "Los Matanceros" [Esos "Mantanceros" son probablemente el Sexteto y/o Septeto Matancero que dirigía el guitarrista Graciano Gómez, y cuyo cantante era Barbarito Diez. Con su tresero Isaac Oviedo, ese grupo hizo en efecto una gira por las Antillas en el año 1929]. Un muchacho que se llamaba Guillermo Ayala se relacionó con ese grupo cubano. Él tocaba guitarra, pero de ahí le dio la idea de tocar el tres. Se fue a ver a un señor que hacía guitarras para que le hiciera un tres [ed.: posiblemente Pellino Medina de Santurce] Y como él era un buen guitarrista, pues de ahí él aprendió a tocar el tres, por su cuenta también. De la guitarra al tres, si tú estás ya familiarizado con la guitarra, entonces encuentras los acordes del tres fácil. Y así fue él el primero que aprendió a tocar el tres en Puerto Rico.
L. V. - ¿Aprendió el tres con aquellos "Matanceros"?
Figurín - Sí. Entonces, él tocaba con el Sexteto Puerto Rico. Y le decían "Piliche".
L. V. - ¿Por aquel entonces Mario Hernández no había empezado?
Figurín - No, todavía no. El segundo que tocó tres en Puerto Rico fui yo. Y después fue que salió Mario Hernández, y salieron unos cuantos más.
L. V. - ¿Como Luis Lija Ortiz?
Figurín - No, Luis Lija Ortiz era de aquí, de Nueva York. Que él tocaba con Panchito Riset. Y había otro también que se llamaba Cándido Vicentí. Ése también era puertorriqueño pero que vivía aquí en Nueva York <
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L. V. - Entonces, ¿con las Estrellas Tropicales, qué pasó?

Figurín - Pues yo tocaba guitarra con ellos, porque después de aprender a tocar el cuatro yo pasé a la guitarra. Cuando salió el Sexteto Puerto Rico con el tres ése, pues ellos me dijeron así: "Si tú pudieras aprender a tocar el tres, qué bueno sería"... Entonces yo les dije: "Bueno, ¡está bien!... Si yo tuviera un tres, yo estoy seguro que yo aprendía"... Pues, me consiguieron el tres, que era una guitarra que tenía las cuerdas dispuestas como las de un tres. El tres tiene tres grupitos de cuerdas, que son 2, 2 y 2. Y: "Bueno, aquí tienes un tres; a ver si aprendes". Entonces se lo llevé a Piliche, porque yo no sabía afinar un tres, y le dije: "Mira, Piliche, afíname esta guitarra como el tres, que yo quiero aprender a tocar el tres". Entonces, él afinó la guitarra como el tres, y me dijo: "Ve, aquí tienes un tres". Me fui para mi casa con mi tres y empecé a buscar acordes con la guitarra y el tres, la guitarra y el tres... Y así fue que salí tocando tres también.

L. V. - ¿ Eso fue en qué año ?

Figurín - Pues... en los 30, 1935, por ahí... Seguí tocando el tres con varios conjuntos. Después se halló la casualidad que Piliche se marchaba para Nueva York, y me recomendó a mí a los del Sexteto Puerto Rico, porque ya yo tocaba bien, y me dijo : "Bueno, tú puedes empezar en el Sexteto Puerto Rico, hablé con ellos para que tú ocupes mi puesto, porque yo me voy para Nueva York". Me llamaron, y yo fui, ensayé con ellos, y estuve tocando con ellos como cinco o seis años.

¿Quién fué el primero?

  
¿Piliche....o Rovira?


Se dice que Piliche (a la izquierda) aprendió el tres en Puerto Rico por primera en 1929 al lado de Isaac Oviedo cuando el tresero cubano estaba de gira en Puerto Rico. Entonces le pidió a Pellino Medina que le hiciera el primer tres puertorriqueño (visto immediatamente debajo). Pero por otro lado Rovira (arriba, a la derecha/ aparece junto con un tres puertorriqueño en pleno forma, dentro del grupo nyuyorquino de Claudio Ferrer en una foto fechado 1934, apenas 5 años después. Ahora, Figurín (ver más abajo) afirma que él aprendio a tocar el tres al lado de Piliche alrededor de 1935, y se le atribuye el puesto #2. Así que ¿quién fue primero, y quién fue segundo?


Piliche's tres
El tres original de Guillermo "Piliche" Ayala's, construído por Pellino Medina
foto cortesía Axel Rivera


NUESTRA TÉSIS

El tres cubano es pequeño, con silueta de una pera--y tiene seis cuerdas... y el puertorriqueño es grande, con cortes de violín--y tiene nueve cuerdas...¿y quieres decir que uno se derivó del otro? Es improbable, no?

En Cuba, el tres tomo varias formas de acuerdo con la región. ¡Una de las formas se encordaba con nueve cuerdas y tenía una forma similar al tres puertorriqueño!  El periodista Eric Lopez-Guarini nos ha obsequiado una serie de fotos que prueban que:

  • existió a fines de la década de 1920 un tres cubano de nueve cuerdas con tamaño y forma similar, aunque no igual al tres de peliche que hizo Medina.
  • el mismo Isaac Oviedo tocaba un tres con la misma forma de los treses cubanos de nueve cuerdas al mismo tiempo que tocaba en gira con el Septeto Matancero de Graciano Gómez, el grupo que llegó a Puerto Rico y que presenció Piliche.

Ésta evidencia la vemos en las fotos que siguen.

LOS TRESES CUBANOS DE NUEVE CUERDAS:


Tres cubano de nueve cuerdas en manos de Rafael "Pilo" Ortega, tresero y director de la Ronda Lírica Oriental

 
Tres cubano de nueve cuerdas en manos del tresero
del Septeto Matamoros


Foto de un instrumento similar (no podemos contar las cuerdas) en manos de un músico del Septeto Flores.


EVIDENCIA FOTOGRÁFICA QUE OVIEDO 
TOCABA UN TRES DE ESTA FORMA:


Isaac Oviedo sostiene un supuesto tres con la misma silueta de los treses de nueve cuerdas que vemos en las fotos más arriba. Como no se pueden contar las cuerdas en la foto y no se puede ver el clavijero completo, solo ofrece evidencia circunstancial que era un instrumento de nueve cuerdas.

 


El Septeto Matancero de Graciano Gómez, el mismo grupo que llegó a Puerto Rico en 1929, muestra a Isaac Oviedo sentado tocando un instrumento con la misma forma de los treses cubano de nueve cuerdas vistos arriba. Las fotos en esta columna se ofrecen por cortesía del tresista/folklorista Eric Guarini

Hemos prestado evidencia que en la época que se creó el primer tres puertorriqueño de nueve cuerdas, existió en Cuba un tres de nueve cuerdas, instrumento popularmente usado en grupos cubanos del período--y que el tresero del septeto que llegó a Puerto Rico por primera vez en 1929 incluía un tresero visto en fotos con un instrumento parecido. Ofrecemos estas fotos para sugerir que el tres puertorriqueño se deriva en encordadura y forma directamente del tres de nueve cuerdas cubano.

 

 Más evidencia...
Entrevista con el tresista mayor Anastasio Feliciano hecho por Juan Sotomayor en 1994

¿Quién hizo el primer tres puertorriqueño?

Pellino Medina. En el barrio Trastalleres en Santurce.

¿Y como en qué año murió ese señor?

Ese señor murió como en...yo te digo...que murió como en el...antes del 1950.

¿Y como qué edad tendría él?

Era un señor ya de edad, un señor como de setenta años o algo así. Y entonces quedó el hijo.

¿Y el hacía los tres en ese estilo que vemos ahí, que parece un cuatro?

El fue que dejó sus moldes para hacer el tres, que se lo dejó al hijo. El hijo se llama Hilo.

¿Usted no se recuerda los tres antes en diferentes formas, de diferente estilo?

Pues lo que traían y lo que tocaban era un tres que parecía una guitarra española, con seis cuerdas, que lo tocaba Luís “Lija” Ortiz, después vi al Cieguito de Ponce que tocaba con una guitarra eléctrica, que era bien famoso. Que tenía la guitarra americana, eléctrica. Pero bien prepará, con seis cuerdas.

¿Y como usted sabe que Medina empezó con la forma esa?

Porque después yo conocí al hijo, que se quedó con el taller, y cuando él murió, y entonces el hijo me dijo, “mira, ahí yo tengo los moldes q     ue me dejó el papá. Y ahora yo estoy haciendo tres más de esos. Ya a Mario Hernández le he hecho dos tres,  y el que te estoy haciendo a ti,” porque ya me ha hecho dos a mí, uno que se me destruyó por la vejez, por tiempo, y después hizo este.

¿Desde cuando estaba haciendo treses?

Válgame, desde muchachito. Y murió también. El que me hizo este tres, ya también murió, ya como hace dos o tres años [1991-1992].  Me dicen que en Santurce, el único que queda ahora es uno que llaman Guilín [ed. Guilín luego se mudo a Vega Baja y después al Estado de Florida]  Ese estuvo mucho tiempo trabajando en la Gretsch (compañía de guitarras ubicada en Brooklyn, NY), en Nueva York, las guitarras Gretsch, las buenas que salían. Pues trabajaba allí afinándolas, poniéndole los pickups, y poniendo esas cosas. Y después se vino acá y puso una tienda de esas, un taller. Y hace cuatro, hace guitarras, hace tres.

¿Entonces usted sabe que el estilo ese que se le da al tres, que tiene los cortes de violin, que eso también es de Puerto Rico?

Si, eso nació aquí, si.

¿En dónde usted vio el primer tres?

El primer tres lo vi yo en Santurce, en casa de un señor que se llamaba Zapatero.

¿Como en qué año fue eso?

Como el 51, el 52, por ahí. Zapatero. Que tocaba con el Septeto Puerto Rico.

¿Y como usted encuerda el tres?

Con dos primas [ed., cuerdas de guitarra], una tercera; tres segundas; y vuelve y se repite arriba dos primas y una tercera.

¿La tercera va en el medio?

En la [orden] de abajo, va la tercera encima...de las dos primas. Y la última de arriba, la tercera va debajo de las dos primas.

¿Y se afina en la clave de Re y de Do?

Tiene dos afinaciones, la clave de Re y la clave de Do. Porque como la clave de Re sube mucho hay tres que no aguantan el empuje, como digo yo, y (interrumpción)...más bajita la afinación, pero te queda bastante incómodo para ejecutarlo. Y es más, porque esa es la más genuina de las afinaciones. Entonces los cubanos, y to’ esa gente usaban esa guitarras, antes, y era con una sordina. Puestas, pues la quitaban de aquí pa’ ponerlas acá. La bajaban aquí y la subían acá. No es como ahora, que no se usa.

¿No se usa sordina ahora en el tres?

No, y el que toca tres con sordina ahora, no...no es músico. Aqui esta el huesito. Y más pa’ bajo no le puedes poner más na’. Solo uña y dedos. (ríe).