Cristóbal Santiago
(1930-2017)
Consumado maestro de la ejecución, enseñanza y fabricación del cuatro
Cristóbal Santiago, el gran baluarte, defensor y propulsor de la cultura musical puertorriqueña, visto a la izquierda en su taller construyendo un cuatro de piezas, y arriba (y a la derecha) tocando cuando jóven junto a los gigantes del cuatro Roque Navarro y Maso Rivera. El tercer sombrero que don Cristobal lucía era el de maestro de la enseñanza del cuatro: creando en su legendaria Casa del Cuatro en Carolina una escuela junto a su taller, y publicando un reconocido método de cuatro volúmenes para la enseñanza del instrumento. |
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Encontrarán una biografía del maestro Cristóbal Santiago aquí. Una apreciación de Cristóbal Santiago por Héctor A. Canales sigue: "Don Cristóbal Santiago fue, sin lugar a dudas, el que llevó la familia del cuatro puertorriqueño de la teoría a la práctica. Con grabaciones, presentaciones en radio y televisión, incluyendo un viaje a Washington, hizo brillar el cuatro como el instrumento completo que es. La familia del cuatro puertorriqueño se componía de: cuatro tenor, soprano, barítono y el cuatro bajo que don Cristóbal utilizaba para acompañar magistral- mente a la orquesta. En el período que tuve el privilegio de pertenecer a la orquesta, se obviaba el cuatro alto; pienso que por razones de afinación.
El siguiente vídeo de Cristóbal Santiago muestra un raro cuatro de 15 cuerdas (cinco órdenes triples) de su construcción que el nombra "cuatro sonero". Nos demuestra un bello potpourri de temas tocadas magistralmente a pesar de la considerable dificultad de digitar y controlar tantas cuerdas.
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Don Cristóbal fue el primero en aplicar metodología moderna en la fabricación masiva de cuatros. La foto muestra el maestro en su taller de Isabela, Puerto Rico, alrededor del 1980, ajustando una máquina duplicadora de ejes múltiples en proceso de perfilar mástiles de cuatros.
Sello de la Casa del Cuatro Puertorriqueño, activa cerca de la Ave. 65 de Infantería en Carolina Cristóbal Santiago mostrando el instrumento de su fabricación ganador del Primer Premio de Cuatro durante el Quinto Concurso para Fabricantes de Cuatros y Tiples otorgado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña en 1968.
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La Entrevista de Cristóbal Santiago Mi nombre es Cristóbal Santiago Medina. Nací en Arecibo el 5 de febrero del 1930. El nombre de mi padres, Aurelio y Evarista Santiago. Mis hermanos, Catalina, Dionisio, Felipe, Leoncio, Juana, Maria... hay otros. Mi esposa se llama Rosa Viruet. Tengo cuatro hijos: Wilfredo, Milagros, Altagracia y Rosita. El hijo mío aprendió el oficio de artesanía y también toca la guitarra y el cuatro, y canta. En este tiempo no [está fabricando cuatros] porque hace un par de semanas que se fue a trabajar... en otros quehaceres, pero de vez en cuando él hace sus trabajos por allá y luego vuelve, porque esto es algo que lo lleva también en la sangre. Yo hice mi primer cuatro cuando tenía doce años. Pero fue de una manera muy especial en el sentido de que como muchacho al fin, yo deseaba tener un cuatro en aquel tiempo. No me lo podían comprar. Nos visitaban músicos con sus cuatros y guitarras. Eso para mí era como algo extraordinario, algo fuera de este mundo. Y eso me cautivó de tal manera que quise tener un instrumento. Quise tener un cuatro especialmente. No lo podía tener. En aquel tiempo, allá en el campo había árboles que servían para eso y mi papá me permitió tumbar un árbol en la finca y me ayudó. Al fin y al cabo yo fui quien lo hice, porque el no sabía nada de eso. Lo hice de un árbol de cedro--le decían Pollo también en esos tiempos, pero era mas bien cedro lo que había en las fincas. No tenía herramientas. Había que hacerlo con un pedazo de machete amolao, a la manera que se podía (que le llamaban "escoplo", que ahora se le llama formón). Claro, ahora el formón se compra en la ferretería. En aquel tiempo había que hacerlo el que no lo tenía, lo hacía. Había que hacer herramientas; uno mismo inventárselo. La tapa [no era de yagrumo] era de lo que encontré. Lo hice con cinco cuerdas sencillas, cuadradito arriba. Lo había visto así, por eso fue que me dio la idea de hacerlo en esa forma... porque ya lo había visto así--cuadrados al frente, con cinco cuerdas. Y también los había de tipo moderno, de cuatro codos con diez cuerdas. Pues, lo terminé. Y ese fue mi primer cuatro. El segundo que hice, le puse una tapa de yagrumo. El cuatro es un instrumento de un sonido peculiar, un sonido que motiva, como que enamora a uno en lo profundo de su alma. Oye el cuatro una vez, no se olvida mas de él. Y eso me paso a mí. Eso me cautivó y lo seguí hasta que ahora en estos días usted me ve bregando con ellos. Había un señor, llamado Anicasio, le decían Kacho. Anicasio, o tal vez su nombre era Nicasio y le decían Anicasio. Yo lo conocí como Kacho. En casa se hacían velorios cantados en las navidades, en la víspera de año nuevo pues, ya se hacía los velorios, o unos rosarios que se acostumbraban, a los Santos Reyes. Venía música por la noche y ese señor Anicasio nos visitó, específicamente en esa noche que yo le digo vinieron cuatros, guitarras, güiros... bueno, una parranda nos llevaron. En esa noche, yo diría, que fue que me impactó a mí el sonido y la silueta del instrumento llamado cuatro. También la guitarra, pero el cuatro me motivó más. Yo hacía mis cuatros de vez en cuando. El cuatro no tenía un mercado. Se hacía por tradición y por placer. Claro, el que le gustaba la música, el que le gustaba hacerlo y tocarlo, pues, como yo, pues, me dediqué a hacerlo de vez en cuando. Trabajaba en otras cosas: en el cultivo de la caña, en la finca, etcétera. Pero el cuatro era como un pasatiempo muy especial. Julio Negrón, Roque Navarro [me han inspirado] como fabricantes. Roque Navarro era mi vecino. Y yo de vez en cuando iba allá y lo veía trabajar. El no me enseño directo porque nunca me reveló los secretos importantes, pero que yo lo veía trabajar y aprendí algo de él. Hubo un señor... Pini Maldonado de Utuado. Ese señor tocaba el cuatro de una forma maravillosa me inspiro también. Ya yo tocaba bastante bien, ya tenía mi conjuntito, mi trío... estoy hablando ya de un tiempo bastante cercano... y a raíz de eso, pues... yo hice mi cuatro, pero... le voy a demostrar uno que tengo que tiene La Borinqueña escrita en madera por toda la vuelta de la tapa, y tiene las banderas del Estado Libre Asociado, que se vivían en aquellos tiempos cuando comenzó el partido. No me acuerdo exactamente el año [cuando hice ese cuatro], pero estoy hablando de tal vez el año '58 por ahí. El que le gusta algo, aunque lo logre con mucho trabajo, pues significa un placer de todos modos. Eso es lo que ha sido para mí el cuatro: un compañero inseparable. Aprendí a tocarlo, aprendí a hacerlo, por necesidad o por afición, como se pueda llamar. En cualquier caso ha sido para mi un baluarte, un instrumento que me ha ayudado en mi vida. Y como un compañero, sí. Yo comencé a fabricar el cuatro en cantidades, en masa, con el propósito de llevarlo, por así decirlo, al mundo entero si hubiese sido posible. Lo intenté otra vez con la ayuda de Fomento mediante un préstamo, algo así, pero no me fue posible conseguir el dinero que necesitaba en ese tiempo, y lo hice como se pudo. Pero de todos modos yo creo que he sido el mas grande fabricante de Puerto Rico del cuatro en cuanto ha sido, y no solamente en volumen, sino en esto de conseguir la variedad de los instrumentos, en calidad de la familia del cuatro, en la familia del cuatro, la que yo he hecho, naturalmente, que se llaman Soprano, Alto, Tenor y Bajo. Claro, el conocido cuatro es el que más se vende, el que todo el mundo ya conoce, y es el que siguen procurando. El tradicional cuatro lo llame Tenor cuando hice esto de la familia del cuatro. [En el futuro] trataré de poner mi producción en otras manos, porque por razones de salud, pues yo no estoy muy inclinado a reanudar esto de la fabrica del cuatro, y seguir bregando a esos niveles. Pero si, me gustaría que alguien siguiera la fabricación y el tecnicismo éste del cuatro puertorriqueño, porque es una de las columnas de nuestra tierra, de nuestro país, que nos representa en el mundo entero, el cuatro puertorriqueño. Cuando la fabricación estaba en su plenitud, se fabricaban como doscientos, trescientos al año, además de algunos pedidos especiales. Estoy hablando del cuatro que compra todo el mundo, para regalarlo, o para sí mismo, o para aprender. Pero ya cuando una persona sabe, quiere algo mejor. Pues, se los mandan a hacer específicamente. Hubo un tiempo en hubo unos certámenes del Instituto de Cultura para los fabricantes de cuatros, tiples y bordonúas. Que en uno de ellos fue que yo obtuve un primer premio como fabricante. También en las ferias de artesanías en diferentes partes de la isla, en diferentes sitios y también fuera de Puerto Rico, de manera que los artesanos tuvimos la oportunidad de vender nuestros instrumentos. El Instituto de Cultura si ayudo. Por cierto fue en los certámenes de cuatros y tiple que ayudaron mucho, estimularon mucho el interés, no solamente en el publico en general sino también de los artesanos. Nacieron muchos artesanos, por así decirlo, o nació el interés en su intelecto. Yo como padre de familia, ellos lo ven como que es un medio de vida, no lo rechazan aunque quizás no se dedican todo a lo mismo, pero no puedo decir que me han negado, sino que ellos lo ven como algo razonable, algo bueno. Y mi esposa se dedica también a venderlos, y me ayuda en las ventas. Claro, no puedo especificar muy bien parte en parte, pero es así. El método audiovisual ha sido un baluarte para los aficionados del cuatro, ya que no todo el mundo esta dispuesto a someterse al rigor de aprender el instrumento por solfeo. El cuatro es un instrumento que tradicionalmente ha sido tocado de oído por nuestros antepasados y aunque el método audiovisual no es un método por solfeo, tampoco es un método de oído porque se puede escribir numéricamente. Y el contenido de la música, de las piezas musicales, o de los estudios está grabado en casete. Con ese sistema la gente aprende rápidamente. Si, porque es cuestión de una explicación, y enseguida comienzan a dar sus primeros tonos, porque lo ven bien claro, y le es muy fácil. No creo que en el extranjero se venda mucho el cuatro, a no ser que se implemente un sistema como lo hacen los extranjeros de la guitarra, los japonés, los coreanos, o algo, para que el instrumentos no se rompa con la variedad de los climas. Puerto Rico es un país tropical y hay mucha humedad, entonces si se hace un instrumento aquí a la humedad de aquí, se manda para Nueva York en septiembre o en enero, se va a romper porque allá la humedad es mínima. Entonces se contrae la madera y se tuercen los instrumentos, o se rajan. Yo tengo un deshumedecedor, un cuarto herméticamente cerrado, entonces va sacando toda la humedad, y la va tirando afuera, con un reloj que controla la humedad. Usted se sabe por el reloj que humedad tiene en un momento dado. Claro, saca el instrumento de ahí, y van a coger la humedad del ambiente, de manera que eso tiene que ser controlado. Yo se como hacerlo, y tengo el sistema. Yo he sufrido los embates de la circunstancia por el tiempo con los instrumentos que se han vendido para fuera. Por eso he aprendido que hay que tener un deshumedecedor para poder controlar la humedad en las maderas. La relación con los clientes ha sido buena. Siempre garantizo mis instrumentos, o sea que en todo producto hay que dar ciertas garantías para que los consumidores puedan estar satisfechos. De cumplido, la responsabilidad del fabricante cuenta mucho, porque si no, nadie se arriesga a meter su dinero sin no hay una garantía en algo. El cuatro por su poder sonoro y su sonido característico ofrece algo que se queda con uno. Es un recuerdo, es algo que cautiva el alma de él que lo oye y sobre todo, el músico que lo toca. Ya lo hace como parte de su vida, lo hace como si fuera algo muy preciado. El sonido del cuatro cautiva, y por lo tanto, se queda con uno. A mí, personalmente, ha sido un compañero inseparable y algo que me complace. Hay un factor: afinación. Ese factor no todos los fabricantes lo consiguen. Y el que lo tiene, es porque lo copió de alguien. Pero cuando se ve sin la manera de copiar, no, pues tiene dificultades. Hay que tener muchos conocimientos para establecer la escala de la afinación. Conocimiento hay que tenerlo, y eso pues, el que tiene ese conocimiento no tiene problemas. Todas las medidas del instrumento no son igual, cada medida de la longitud de las cuerdas tiene una escala diferente. Aunque el cuatro tenor (y ese nombre de tenor yo se lo di cuando hice la familia del cuatro) de tener de veinte y media o veinte y cuarto pulgadas desde el puente a la cejuela. Y a raíz de eso se hace la escala. Hay que darle a la cuerda una compensación, porque la cuerda tiene que estar un poquito levantada del traste. Al oprimirla aumenta la tensión. Al aumentar la tensión, aumenta el tono. Esa compensación hay que dársela en longitud. En cuanto a sacar de un instrumento el sonido deseado, eso vino a base de la calibración. Por ejemplo, el que se dedica a hacer guitarras (que yo fabrico guitarras también, y requintos para profesionales) eso es a base de una... usted sabe que el sonido es una vibración. Si la cuerda no logra dominar esa caja armónica, no la pone a resonar. Lo que se quiere es que esa vibración se reproduzca en la caja armónica. Para eso se requiere una calibración de todo el instrumento hasta conseguir, si es posible, balance en las diferentes cuerdas. Eso es de, para los fabricantes de guitarras clásicas, las guitarras de concertistas, y esas cuerdas de nilón tienen que reproducirse, a un tanto por ciento, sacar el sonido en la caja armónica. Esa es la base de la calibración. Y el grueso de la pintura que le da, un sinnúmero de detalles que el artesano sabe que hacer con eso. Hay mas de un 51% para que el artesano sepa lo que va a obtener de su trabajo. No obstante la densidad de las diferentes maderas y la obra de la madera, la beta de la madera, en la forma en que esta colocada naturalmente, tiene que ver mucho con el comportamiento del sonido y la calidad del mismo. El producto final... es difícil saber cual es el cuatro que más va a sonar, aún siendo de la misma madera. |