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Jorge Santiago Mendoza

Maestro completo de la producción de cuatros en serie

 Entrevistado por John Sotomayor alrededor del 1994
Transcripción y redacción por William R. Cumpiano
 
         Nací...déjame ver si recuerdo...[ríe] Febrero, 1930, en Arecibo, Puerto Rico. Mis padres, Francisco Santiago y Josefa Mendoza. Yo empecé haciendo guitarras cuando tenía trece años... y cuatro empecé mas tarde.
 
         Yo salí de Arecibo para Santurce, de Santurce salí para los Estados Unidos en el 1951. Regresé en el '74. Y después del '74 fue cuando yo seguí con los instrumentos estos en Puerto Rico. A pesar de eso, antes de yo salir para los Estados Unidos, yo hacía mis instrumentitos como podía, sabe, no habían maquinas en aquel tiempo.
 
En el 1960, en Nueva York, yo empecé a hacer cuatros al por mayor... la primera vez que se han hecho cuatros en algún lado, que yo conozco, al por mayor. En Brooklyn. Hice cuatros porque había venta de ellos. La guitarra se vendía muy poco. Había una tienda, un tipo llamado Wild, no era el [H.L Wild] de Manhattan, era otro Wild en Brooklyn, en Broadway. Y el me compraba esos cuatros, que tenía un negocio de casa de empeño. Me compraba los cuatros baratísimos.
 
 En Nueva York yo trabajaba haciendo gabinetes de cocina, especialista en Formica. Y luego tenía mi taller de instrumento musicales solamente. Y de noche yo trabajaba, y los músicos venían. Y yo tenía un salón para tertulias y cosas, y ...¡ave María!... Había chistes, había bebida y toda esa cosa. La esposa mía se enojaba conmigo porque yo subía tarde en la noche.
 
 Pero eso yo ya lo eché atrás. Eso ya paso ya. Aquí [en Canóvanas] ya no viene nadie: de vez en cuando músicos, y tocan algo aquí, pero no mucho.
 
En Nueva York, en una época, yo hacía doce guitarras al mes. Me preguntó William Del Pilar que como yo lo hacía, y yo le dije, "yo no solo hago doce guitarras al mes, yo trabajo fuera también." Pero eso es fácil. Después que tu tengas un sistema, de la maquinaria, si tu vas a cortar un puente, pues, tu cortas cien puentes. En un poquito mas de tiempo cortas cien. Lo que sea, y no te pares, mientras hay madera, tu sigues cortando. Y si vas a doblar, pues dobla, tu haces moldes de doblar. Y yo calentaba madera y doblaba, y eso era una cosa facilísima." Y había esa facilidad, pero aquí no hago guitarras en esa proporción.
 
Entonces, cuando vine a Puerto Rico, pues [mi trabajo construyendo] gabinetes de cocina se puso un poquito despacio, y yo decidí hacer cuatros de nuevo. Y mas bien me dirigí hacer cuatros para los estudiantes en academias.
 
 Muchas personas vienen y me dicen, "yo quiero un cuatro bueno." Ellos los que quieren decir es un cuatro de madera enterizo con mucha decoración y mucha cosa. Y yo le digo, "yo te hago un cuatro barato, te garantizo la afinación, y te garantizo un sonido bien bonito, bastante bueno, y con eso es suficiente." Y lo que hago, de precio mas alto, es la guitarra. La guitarra, pues ya es otra cosa. Pero eso no lo hago muy a menudo. No se venden tantas guitarras. Hay que hacerlas a la orden. Ahora planeo hacer guitarras para venderlas en Estados Unidos. Tengo que hacer un sistema para controlar la humedad, porque [de otra manera] no se puede hacer una guitarra en Puerto Rico para mandarla allá, no dura mucho tiempo.
 
 Yo nunca he querido hacer cuatros enteros, enterizos. Me dijo el Instituto que tenia que hacer cuatros enterizos, y yo dije, "no, porque aquí en Puerto Rico no hay madera." Porque yo hago cuatros para los estudiantes de academia y esa cosa ¿entiende? Y yo, si hago diez, veinte, treinta, cuarenta cuatros, no voy a estar buscando madera, y a desperdiciar tanta madera. No... es imposible para mi. Se gasta mucha, y Puerto Rico no tiene tanta madera. Puerto Rico tiene muchos lutieres de cuatro. Muchos. Una cantidad grandísima. Y van a usar las maderas que hay [ríe], se acaban pronto.
 
 Yo le sugeriría al Instituto de Cultura que debíamos hacer cuatros en piezas, y ellos dijeron que sí, que debía hacerse, pero no lo aceptan para los concursos de ellos. Yo entré en concurso una vez. Pero no me gustó la situación, y no vuelvo mas. A pesar que soy adscrito allí.
 
[Para los cuatros en piezas] lo mas que uso es Cedro, y un tipo de Yagrumo que viene de Brasil, que se llama Marupá. En realidad, muchas personas no distinguen la diferencia, y yo lo uso porque es mejor para trabajarlo, y viene en cantidades mayores. Se consigue en Puerto Rico. El Yagrumo es muy costoso, hay muchos problemas con el Yagrumo. La termita, el comején, la mancha en la madera... a pesar que la mancha no molesta mucho... algunos le gusta, a otros quieren la tapa bien nítida, y por eso el Marupá es mejor, porque queda bien limpiecita la tapa.
 
Si [puedo distinguir el sonido entre el cuatro enterizo y el cuatro de piezas]. El cuatro en piezas produce muchos armónicos. Y eso ayuda a la música, hasta que llegan a cuatro o cinco armónicos. Si hay mas armónicos, hay disonancia. Y el cuatro enterizo tiene tanta madera, pues se roba los armónicos, los amortigua de una manera y a los músicos le gusta que eso pase. La diferencia es esa. Por tradición, ellos quieren eso. Pero ya los músicos de hoy son mas jóvenes y ya eso de tradición se ha ido. Desde luego, el dinero está escaso, y ellos quieren pagar un poquito menos, y no tener que pagar seiscientos pesos. Yo vendo mucho para las academias, y me conformo con lo que hago. Yo estoy cumpliendo con una orden de allá arriba, de yo suplir esto para los estudiantes. Tengo un precio bien cómodo... y que sea bastante decente en afinación y sonido. Son de cedro, la caja de cedro, y la tapa de Marupá. Los fondos lo estoy haciendo de caoba, pero no es panel. Es un laminado de caoba, caoba, caoba. Tres láminas. Es especial para instrumentos. Y lo hago porque de vez en cuando estos cuatros llegan a Nueva York y no quiero que tengan problemas, porque el cambio de humedad y temperatura en Nueva York es una cosa grande.
 
 El diapasón yo se lo pongo de Imbuya, que es parecido al Nogal, al "walnut." Es una madera mas dura que el "walnut." Y se consigue en Puerto Rico, la usa para hacer muebles y gabinetes de cocina, y es bastante estable. No uso ausubo porque es demasiada dura, y da muchos problemas. Si tu no tienes equipo para cortar las ranuras donde van los trastes, tu tienes muchos problemas... empiezan a doblarse los diapasones, los brazos con todo...no, no se puede. Ese problema lo tengo con el ébano. Para hacer guitarra hay que tener un equipo especializado, para que haya la presión necesaria, pero no mucha. Y eso es un poquito problemático. Pero con el Imbuya no hay problemas. Queda todo bien.
 Yo tengo un sistema de doblar la madera. Como hago el cuatro en piezas, tiene que ser doblada. Primero tengo que traer del almacén la madera en tablones; sacarla a un octavo de pulgada de espesor; lijarla a la medida que yo necesito para que doble bien; doblarla en ciertos moldes que yo tengo de aluminio de mi propia construcción, para que tenga la forma necesaria; montar [las piezas] en moldes; y después que salen del molde es muy fácil ponerle la tapa y el fondo. Y después, pues, es lijar. Lo mas complicado es lijar, la terminación del instrumento.
 
 La tapa [de mis cuatros] tienen un abanico balanceado-- que eso es algo que nadie puede decir que lo hacen en Puerto Rico. Balanceado quiere decir que el área de las primas debe ser mas rígido que el área de los bordones--para que tenga balance, que cuando el músico toque, no tenga que estar forzándose en una cuerda mas que en otra. Porque ya estoy siguiendo una tradición de la guitarra clásica que lleva un abanico balanceado... mucha gente dicen que tienen secretos, y hay secretos. Hay maneras de hacer las cosas para que suenen mas, o menos. En el cuatro de un precio bien cómodo, yo le pongo un abanico balanceado. Ya yo se lo que va a dar [de sonido] cada uno. Desde luego, siempre hay uno que otro que tiene un poquito mas de tono, distinto, porque las maderas, cuando uno lija, cuando termina, pues le puede dar un cambio. En la mayoría, es mas o menos un standard.
 
 
 
 Yo practico la metafísica, y conozco lo que es la meditación... porque yo he meditado como buscar el sonido y esas cosas. Me dice la información de arriba que no tengo que buscar nada, que con lo que yo conozco es suficiente para suplir a todos los clientes. Y que cada cliente, por ley divina, es merecedor de algo. Y que por mas que yo quiera, no puedo suplir algo mejor que lo que por ley divina tiene el hombre ya preparado. Mucha gente quiere instrumentos mejor de la cuenta; mejor, mejor, mejor... no, no es así. Muchas personas vienen y me dicen, "yo quiero un instrumento mejor que éste." Como el que yo le hice a [Rafael] Scharrón. Yo le hice tres requintos a Scharrón. Eso es una cosa nueva, una novedad. Un trío de tres requintos. Son distintos cada uno, pero son tres requintos. Entonces me llamó una persona y me dijo que quería un instrumento mejor que el de Scharrón. Y yo le dije, "pues no, no lo puedo hacer. Yo te hago un instrumento lo mejor que yo pueda. Pero lo que salga es lo que tu... te mereces." No quiso. Nunca nos volvimos a ver.
 
 Yo no trato de improvisar nada. Yo hago las cosas que se, como se, y lo hago lo mejor posible. No estoy cortando esquinas ni nada de esas cosas. No me conviene cortar esquinas, ni me interesa cortar esquinas.
 
 
 Hago los estuches. Son pocos los que hacen estuches en Puerto Rico, me parece que hay dos o tres personas que hacen estuches. Fíjate, los estuches no deja mucho. Y esos estuches son de una calidad tremenda, pero los materiales... yo dependo de personas que están en Nueva York para que me consigan material, como el "plush lining", peluche. Había una compañía que me vendía peluche, pero han seguido subiendo el precio y uno tiene que estar ahí para regatear los precios. Por correo, así, no se puede. Porque te siguen subiendo todos los precios, y cuando vienes a ver, ya tu no puedes hacer un estuche decentemente. Y decidí no hacerlos mas, a pesar de que la gente los quiere porque es el único estuche de madera que se da en Puerto Rico. Es un alto precio, aunque no muy alto, de noventa pesos por estuche. Un poquito caro... además, los pegamentos son peligrosos. El "contact cement" ese, eso para la salud es peligroso.
 
 
 Yo se hacer violines, violoncelos, yo hago arpas, cuatros, guitarras, y esas cosas. Y algunos instrumentos de percusión. Yo hago el tres cubano también. Había un grupo aquí que se llamaba Los Pleneros del Quinto Olivo, que había un instrumento de cuerdas que era un tres. Y eso sonaba bien bonito, ese conjunto con ese instrumento.
 De vez en cuando en Nueva York aparecía uno que quería [un cuatro antiguo de cuatro cuerdas], y yo lo he hecho, porque yo he hecho muchos instrumentos. Yo he hecho guitarras de Jazz, la de "f-hole" esas abombeadas, arqueadas, yo he hecho todas esas cosas. Guitarras eléctricas, y he hecho todo ese tipo de instrumentitos, pero no como línea general.
 
 El cuatro yo lo hago, porque ahora mismo, las academias... estos son para la Rondalla de Humacao. Jorge Camacho, que tiene trescientos estudiantes, una cosa grande. Y yo le suplo a el. El quiere que yo le haga un instrumento un poquito mas pequeño. Pero yo no quiero cambiar todos esos moldes, es mucho trabajo, ya yo estoy viejo para eso.
 
 
 El cuatro empezó a hacerse grande en Puerto Rico del 1972, Paquito López Cruz y Cristóbal Santiago empezaron a impulsar ese movimiento del cuatro. Y por muchos estudiantes...tremendo la cantidad de estudiantes que hay hoy en día, y músicos buenos jovencitos... y es bueno. Es bueno para Puerto Rico.
 
 
 Yo he conocido personas que han comprado cuatros bien carisimos de lutieres que hacen un instrumento, que no le ponen abanico y esas cosas, y el cuatro suena durísimo, pero después tienden a electrificar el cuatro. Un cuatro que suene mucho, electrificado no suena bien. Las notas se confunden tanto que dicen algunos que parece una pelea de perros. Para amplificar, se debe hacer un cuatro que no suene mucho. Que sea casi sordo. Y esos suenan mejor. Por eso las guitarras eléctricas son tan masivas. Una guitarra acústica no puede ser eléctrica a la misma vez.
 
El cuatro esta como debe estar. No necesita mas evolución. Muchas personas quieren que yo modifique. "Dame un brazo de un cuatro con la caja de un tres." La caja de un tres es mas grande, casi el tamaño de una guitarra. Y si le va a poner una afinación de un cuatro, pues hay mucha tensión en esa tapa tan grande, tan ancha. Y eso lo que hace es que te dura dos años, un año quizás. No me conviene esas quejas. Yo trato de evitar de que venga esas personas de nuevo hacia mi. Me compras un cuatro y te vas. Y no te quiero ver mas, a menos que no me vayas a comprar otro! [ríe] En Nueva York yo tenía miedo cuando veía al cliente cuando volvía. "Ese ya viene con una queja." Todas las cosas que yo pueda hacer para evitar un "complaint" pues las hago. No importa, cinco minutos, diez minutos, una hora, no tiene importancia, y las hago.
 
 
 [El puertorriqueño ama el cuatro] por la tradición de que el cuatro es puertorriqueño. Se dice que el cuatro es puertorriqueño, pero en realidad yo creo que es una copia de un instrumento que vino de otro lao. Ha venido cambiando, desde luego. Fíjate, el cuatro que yo hago, no lo hago muy profundo, porque quiero que suene claro. De tres pulgadas, hay otros que lo hacen de tres y medio, y así y otros mas. De vez en cuando yo hago un cuatro mas llanito, de dos y tres cuartos, y sale mas laíno (como le llaman), mas agudo. Mas "treble." Y eso es lo que me gusta, que quede no muy hondo, no muy profundo.
 
Yo le vendo las guitarras a muchos músicos grandes, músicos como el Trío Voces de Puerto Rico, al Trío Borinquen, al Trío Alfa, Jorge Hernández, Jorge Juliá, esas personas que son músicos grandes, de categoría, pues yo le vendo a ellos los requintos, y algunas guitarras. No me gusta la propaganda tampoco. No estoy buscando a nadie, porque tengo muchos problemas, MUCHAS cosas que hacer. Los proyectos que tengo en mente son tantos... que no me da tiempo para todos.
 
Este cuatro, hasta un año atrás, yo lo vendía por mil pesos la docena. Salía a ochenta y tres dólares cada cuatro. Desde luego, yo tenía que vender al por mayor. Yo le vendía a un mayorista, el mayorista le vende a la tienda, la tienda le pone otro precio. Cuando sale de la tienda vale ya doscientos veinticinco pesos. Para yo hacer un cuatro que ellos puedan vender por dos veinticinco, pues yo tengo que darle algo, una buena terminación, una buena afinación, un buen sonido. Y bien terminado, los pegamentos bien seleccionados... así es que yo pierdo, ellos hacen la ganancia. Yo me conformo con los saques, pierdo el costo de los materiales, pero con eso me conformo. No estoy buscando fama y fortuna. No es necesario.
 
 
 Yo estaba haciendo diez, doce, veinte, veinticinco, treinta, cuarenta cuatros, y me cogía a veces dos meses... Y se puede hacer mas rápido. Yo trabajo solo, yo no quiero ayudantes. El ayudante, pues es un problema también. Desde que yo vine de Nueva York en el '74, yo he hecho cerca de mil cuatros. Pero no quiero hacer muchos cuatros ya.
 
Este es un sistema para prensar. Yo invento mis maquinas, mis propios [arreglos] porque es la única forma en que tu puedes producir. Tu no puedes depender del comercio para esas cosas. El que no hace sus maquinas tiene sus limitaciones. Quizás por eso tienen que vender mas caro por otro lao. Yo invento todas estas cosas, y siempre le busco la solución a cada problema. Como aquella prensa que está allá. Aquella es una cosa patentizable. Esa es una prensa para todos los abanicos de la tapa de una guitarra, a la vez. Es de aluminio. No se oxida, y se consigue ya templado, que no se dobla. Cada abanico tiene tres o cuatro prensas. Demasiada fuerza tiene ese.
 Yo tengo un molde de aluminio que la temperatura sube a cuatrocientos grados. Esos moldes son de mi construcción. Yo cojo la banda de madera, cortada a las dimensiones que yo quiero, la humedezco con un paño, y ahí es molde los dobla bien nítido. Las resistencias que lo calientan son de horno que se pueden doblar.
 
A todos le sirvo. Brego en muchos campos. Como me llama Juan González: "tu eres el artesano de los artesanos." Siempre le busco la solución para todos los problemas, ¿entiende?
 
 Yo no toco ni güiro. [ríe] No me gusta la música, no me gusta ejecutar. Como que mi oído no responde. Y no me gusta perder el tiempo. El músico tiene que obsesarse a sí mismo. Porque la mente consciente no puede recibir toda esa información musical, y aguantarla. Sino que tu tienes que obsesarte para que la mente subconsciente sea la que coja la música y después se la repita fácilmente. La mente subconsciente tiene un potencial grandísimo, que el hombre no conoce.
 
 
 En Nueva York yo [conocí a] Gregorio Ayala, que fue el músico de Carlos Gardel. Ese era maestro mío de guitarra. Y yo aprendía las lecciones. Y a la próxima semana, yo ya no la sabía, y me botó de la casa de mala manera [ríe]. Se me olvidó lo que sabía, y no sigo con esto, hay muchos dolores de cabeza. A pesar de que ahora me digo a yo mismo, "si yo fuera un músico, yo estuviera perdido." Con todas las tentaciones, y no pondría el tiempo en las cosas que debo poner el tiempo. Así es que mejor que yo no sepa nada de música, porque no me conviene. Y eso no soy yo quien lo dirijo, quizás allá arriba me están controlando. Cada uno es una marioneta. Uno no está solo como un cree.Yo creo que el cuatro se seguirá vendiendo. Si personas como Jorge Camacho siguen con ese entusiasmo que ellos tienen, se va vender mucho, va a haber mucha demanda. Todo el mundo quiere aprender el cuatro. Yo vendo cuatros después de las navidades. Porque la gente dice, "para el próximo año, ya yo estoy tocando el cuatro." Y muchos lo logran. Se venden muchos, Si.
 
El Instituto de Cultura ha hecho mucho [por el cuatro]. Pero el Instituto de Cultura tenía su concurso, pero eso lo quitaron. Entonces Fomento Artesanal, pues, me dijeron que fuera, que me iban a dar otro papel, otra licencia, otras cosas, otros incentivos, pero no se en que ha parao. En un tiempo atrás, había un hombre, [Walter Murray] Chiasa. Pues ese hombre se mataba por impulsar a los artesanos. Pero cuando el salió, pues ya la cosa no está tan... eficiente, no se porque. Yo quería darle toda la información como hace rosetas al Instituto de Cultura, para que hicieran un libro. Mi dijeron que si, pero luego se cansaron. Yo no lo perseguí, porque a la edad que yo tengo, no tengo que perseguir a nadie. Que me persigan ellos a mi, yo le di todo lo que tengo. Pero no se lo que pasó.
 
Oh si, yo quisiera tener aquí estudiantes. Yo tenía toda clase de estudiantes. Pero como hay leyes, que uno tiene que tener seguros, si se golpea alguien... pues no se puede. Pero hay muchos muchachos, por dondequiera hay, siempre hay alguien que quiere aprender. Mujeres también: yo aquí tenía una señora, pero empezó a trabajar en la sierra y a la misma vez quería hablar con la esposa mía, y un día por poco se corta, y le dije que no, no podía. Hay mujeres que quieren aprender. Muchas me han pedido, que le gustaría, que le interesaría, si. Pero uno no puede correr el chance. Se golpea una y pierdes lo que tienes.
 
Yo tengo muchos amigos músicos. Hace una semana, vinieron tres músicos. No se de donde son. Y quieren comprarme una guitarra que yo tengo, amarilla, ahí. Esa guitarra amarilla ahí es de una madera de Brasil. Yo le pedí una cantidad bien razonable por esa guitarra. Pero ellos quieren lo que ellos quieren. Después me dicen que le interesaría hacer una guitarra. Pero mire, en todos los años que yo tengo haciendo instrumentos, yo le enseñado a muchos lutieres. Y por desgracia, o por gracia, se vuelven en contra mía. Es un celo, o alguna cosa. Y han venido muchos, y me dicen, "yo quiero hacer una guitarra para mi." Y luego, dos meses después, ya están en producción. Cuando vino esta gente hace una semana, querían hacer una guitarra. Y yo le dije, "¿tu quieres una guitarra? Pues mire, te voy a dar un molde. Un molde vale cincuenta dólares. Pues yo se lo di, de una guitarra Pimentel, el de Méjico. Entonces le di otras cosas: maderas, patrones, cosas para que hagan guitarras. Y se fueron, y dijeron, "volvemos aquí, volvemos a buscar esa guitarra, pero te voy a pagar el precio que yo quiero." Pero yo no puedo ir tan bajo. Nadie hace un guitarra en Puerto Rico por menos de seiscientos pesos, y yo le estoy dando una guitarra por menos de eso. No entienden esas cosas. Vino otro y me dijo que quería hacer arpas. Y yo le di un arpa en piezas, la caja, y como hacerlo. Si el logra hacer la caja, pues yo le doy el resto, el brazo y esas cosas, pero el tiene que primero demostrarme que puede hacer algo.
 
[Entre las herramientas que uso para hacer los cuatros] esta la sierra, el taladro, la lijadora, el cepillo, la sierra de banda, el cara y canto [jointer], y el router. A ese todavía no se le ha adoptado el nombre en español.
 
Aquí vino Juan Orozco, el que tiene una tienda en Manhattan. El es amigo mío, y yo le enseñe una herramienta de como yo abro la caja del estuche, y me dijo, "tu tienes una gran fresa ahí." La cuchilla esa se llama "fresa" en España. El piensa hacer instrumentos también con sus manos. Porque el los hacía hace como unos quince o dieciséis años, y el no brega. Pero ahora quiere bregar. Va a hacer guitarras, cuerdas, estuches, y clavijeros.
 Yo tengo un compromiso con la naturaleza hacer estos cuatros. Eso yo me lo estudio, y yo dije, "yo voy a hacer treinta cuatros mas este año y creo que voy a cortar eso." De la noche a la mañana, yo dejé mil fondos de Caoba en Nueva York. Yo tenía tres mil fondos. Yo vendí mil, traje mil para Puerto Rico, y esos otros mil los dejé perdidos. Me llamó hace poco un amigo mío que quiere venir para Puerto Rico, se retira ya y quiere hacer cuatros. Yo le enseñe hacer cuatros allá y yo le dije, "tu vas a hacer estuches." Y me dijo, "voy a ver si te consigo los mil fondos esos que están allá." Si me manda esos mil fondos, pues, es que la naturaleza quiere que yo siga haciendo cuatros. De noche a la mañana se aparece uno y me dice, "tengo un surtido de cuerdas de cuatro, tengo ahí como trescientos sets de cuatro." Así que eso me lo suple la naturaleza.
 
La guitarra que yo hago es una guitarra de calidad, con un sonido bastante bueno. Son de palosanto y "spruce", o cedro canadiense. Lo que se usa modernamente. Ciertas personas que saben de instrumentos han probado ese instrumento y la espontaneidad del instrumento, que es lo que ellos buscan, eso los tienen esos instrumentos. Gente que conocen mucho, como Velázquez, que han vendido guitarra a seis mil pesos y quizás hasta mas. Pues yo he planteado esa situación de que yo voy a hacer guitarras para vender en los Estados Unidos. Y están de acuerdo. Lo que tengo que controlar es la humedad en Puerto Rico. Y aquí estoy preparando para encerrar esa área ahí, ponerle aire acondicionado, un dehumestante, y quizás vender en los Estados Unidos. Tengo que controlarlo a cincuenta porciento de humedad. Ahora mismo esta en ochenta, en noventa, eso es demasiado. Yo no quiero mandar a guitarras a Estados Unidos sin controlar la humedad.